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La niebla todo lo trastoca

La falta de visibilidad obliga a aplazar el snowboard y el biatlón y amenaza los Juegos

Amaya Iríbar
Krasnaya Polyana -
Una atleta se entrena entre la densa niebla.
Una atleta se entrena entre la densa niebla.Hendrik Schmidt (EFE)

Tras una semana de sol y altas temperaturas, y los temores que estas condiciones generan en los organizadores de unos Juegos Olímpicos de Invierno —que hasta se quedaron sin sal para reparar las pistas y debieron importarla por toneladas de los Alpes suizos en una impresionante operación logística—, ha sido la niebla, una cortina espesa y húmeda que apenas dejaba ver a unos metros, lo que ha trastocado Sochi. La sufrieron los riders del snowboard cross, entre ellos los tres españoles, y los hombres del biatlón, que vieron aplazadas sus pruebas hasta hoy (7.30, Tdp; y habrá que ver cómo amanece) y de forma indirecta las esquiadoras del gigante.

El coche avanza a primera hora por la carretera que une el Parque Olímpico de Sochi, a orillas del Mar Negro, con las montañas de Krasnaya Polyana, donde se celebran las pruebas de nieve, 60 kilómetros estrenados para estos Juegos y cerrados al tráfico regular. Los picos no llegan a verse, ya cubiertos por la niebla que se posó sobre la zona el domingo por la tarde y no termina de levantar. En el Extreme Park, a 1.200 metros sobre el nivel del mar, 39 riders esperan a que levante para competir. La prueba está prevista para las 11.00, pero la visibilidad es casi nula y resultaría una temeridad que los chicos se subieran a sus tablas, que pueden alcanzar los 50 kilómetros por hora y se enfrenten a esos módulos que los impulsan hasta 20 metros de altura, en una carrera frenética.

A pesar de ello, Uwe Beier, director de la prueba, que es quien debe decidir, mantiene el suspense durante casi tres horas y llega a anunciar que se suprimirá la ronda inicial, esa en la que los riders bajan solos para decidir el cuadro de enfrentamientos. Es inútil, no sopla una brizna de viento y no se sabe cuándo se irán las nubes.

Sobre las dos de la tarde empiezan a bajar los competidores ya sin competición, que aún no saben que la intención es que la prueba se celebre hoy a las 10.30 (7.30 en la península) si el cielo lo permite y directamente desde octavos de final, con los corredores emparejados según su ránking mundial. “La decisión es la correcta porque lo primero es la seguridad y en la zona alta no se veía a más de 25 metros”, dice Israel Planas, el seleccionador español.

El retraso favorece al ‘rider’ español Eguibar, quien tiene más tiempo para curar su lesión

Los riders se resignaban. “Arriba no se veía nada y en toda la zona de los saltos grandes, que son muy peligrosos, tampoco, así que creo que han hecho bien”, coincidía el debutante Lucas Eguibar, el mejor de los españoles, a quien la espera le viene bien para intentar recuperar el pie que se lastimó en la única bajada a la pista oficial y que ayer seguía doliéndole. “Es un circuito en el que necesitas el 80% de visibilidad para poder ver lo que te viene. Son módulos muy grandes y tiene zonas muy rápidas, con mucha pendiente. A mí me encanta”, añadía Regino Hernández.

Un poco más arriba, los biatletas no podían tomar la salida de la prueba de 15 km con partida en masa, que debía haberse celebrado la noche del domingo cuando la niebla atacó la región. Pero por la tarde la situación había mejorado y las chicas sí pudieron acabar (y volvió a ganar Domracheva, su tercer oro en Sochi). Luego se supo que las esquiadoras del eslalon gigante tendrían que salir a las 9.30, en lugar de a las 11.00, probablemente para contentar a las televisiones, que pagan mucho dinero por emitir los Juegos.

Este tipo de modificaciones no son raras en los Juegos de Invierno, tan dependientes de la naturaleza, pero obligan a un esfuerzo organizativo del que hasta ahora se habían librado los organizadores. También añaden estrés a los competidores porque, como decía de forma expresiva uno de los entrenadores de los riders canadienses, “los chicos estaban preparados para el gran show”.

Ayer tuvieron que entretenerse como pudieron. Hoy tampoco las tienen todas consigo porque las previsiones hablan de dos días más de niebla, lo que complicaría aún más el encaje de horarios porque la competición acaba el domingo. Sochi amanecerá hoy otra vez mirando al cielo y esperando verlo, al menos.

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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