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De la más joven al más viejo

El austriaco Matt logra el oro alpino con más edad, Holanda bate todos los récords del patinaje y Rusia disputa con Noruega el medallero total

Matt, durante una prueba en Sochi.
Matt, durante una prueba en Sochi. Doug Pensinger (Getty Images)

De la más joven al más viejo. La estadounidense Mikaela Shiffrin ganó el viernes el eslalon femenino con una plusmarca de juventud y promesas de futuro. Pero la veteranía también es un grado y el austriaco Mario Matt se llevó ayer el masculino, con 34 años y 10 meses, cinco más que el legendario y polivalente noruego Kjetil Andre Aamodt cuando ganó el supergigante de Turín 2006. Fue curioso porque otro jovencito noruego, Henrik Kristoffersen, de 19 años como Shiffrin, acabó bronce. Era la opción novel, pero más aún la del gran favorito, el también austriaco Marcel Hirscher, número uno mundial en la temporada. Diez años más joven que Matt recuperó un segundo en la última bajada, pero le faltaron las 28 centésimas que aún le había sacado su compatriota en una primera manga espléndida. En todo caso, la nieve fue austriaca y el hielo acabó completamente de naranja con los últimos triunfos de Holanda, que batió todos los récords de medallas en el patinaje de velocidad, algo nunca visto. Rusia, con sus últimos triunfos, acaricia el éxito global del medallero codo a codo con Noruega.

Matt, uno de los muchos austriacos candidatos siempre en la prueba de habilidad, había sido dos veces campeón mundial de eslalon en St. Anton, en su país, en 2001, y en la estación sueca de Are, en 2007. Hace mucho tiempo y su palmarés olímpico era nulo. Pero esta campaña marchaba segundo en la Copa del Mundo y la cita de Sochi era su último gran tren. Lo aprovechó en su noche mágica. El primer recorrido, menos sinuoso, le permitió sacar ventajas de más de medio segundo sobre la mayoría de los aspirantes al podio. Iba a ser decisivo ante la trampa del segundo. El padre de los Kostelic (la legendaria Janica y el aún en activo Ivica), hizo otro de sus trazados polémicos. Un laberinto del que acabaron saliéndose hasta 18 de los mejores 30 de la primera manga. Fue una carrera de eliminación.

Kristoffersen, con el desparpajo de quien no tiene nada que perder, se arriesgó porque había cedido 1,79s a Matt y le salió bien. Estuvo en cabeza viendo descalificaciones desde la cabina-podio simbólica de la meta hasta que bajó Hirscher y al fin demostró su categoría. Fue un órdago al oro y le salió bien de momento porque siguieron las eliminaciones. La del alemán Neureuther, sobre todo. Pero también el estadounidense Ligety, ganador del gigante, y los dos franceses, Pinturault, bronce (y que también cayó en la supercombinada), y Grange. Y para terminar, los dos suecos, Hargin y Myhrer, tercero y segundo mejores tiempos.

Solo el italiano Stefano Gross, igualado con Hargin en la primera manga, hizo soñar a Italia con repetir el oro de Piero Gros (con una sola s), que se lo quitó en Innsbruck 76 a su ilustre compatriota Gustavo Thoeni como Paco Fernández Ochoa cuatro años antes en Sapporo 72. Pero el Gross de las “dos s”, se quedó a cinco centésimas de Kristoffersen, al borde del podio. El noruego, con la eliminación inmediatamente después de Myhrer, aseguró ya la medalla. Para Hirscher era la plata, pero el líder de la temporada y quien mejor esquía, quería claramente el oro. Justificar su primacía actual. Sólo quedaba Matt . Hizo una bajada angustiosa, a punto de irse varias veces, pero resistió. Hirscher hizo un gesto claro de enfado. No encajó la derrota. Los momentos olímpicos son especiales y sólo cada cuatro años. No se pueden desperdiciar porque demasiadas veces no vuelven nunca.

Quien para hacer sus cosas puede volver perfectamente es el mexicano Hubertus von Hohenlohe, el más veterano de los Juegos con sus 55 años. Quizá en Pyoengchang con 59. El fotógrafo no pasó de la primera manga cosa que sí hizo su modelo la libanesa Jackie Chamun. La modelo que provocó el escándalo en su país al posar en la nieve para Hohenlohe con escasa ropa sí puede decir, al menos, que no sólo fue olímpica, sino que se clasificó el viernes. Fue la 58 de 60 en la primera manga, pero se salvó entre las 28 eliminadas. Y al final 47 de 49. Siempre antepenúltima. A 44,20 segundos de Shiffrin. Hohenlohe, en cambio, estuvo entre los 40 eliminados en la primera manga, como el español Pol Carreras. El otro, Alex Puente, se salvó. Pero fue el 48 clasificado de 77. También en la bajada final. Fue el 32 de 43 supervivientes. Siempre lejos, con el recuerdo de los Fernández Ochoa.

El quipo holandés, durante una de las pruebas.
El quipo holandés, durante una de las pruebas.Clive Mason (Getty Images)

Una marea naranja

Jamás se había visto un dominio así en un deporte invernal. Holanda, como era previsible después de un dominio arrollador, se impuso en las dos pruebas de relevos del patinaje de velocidad clásico en pista larga de 400 metros de cuerda. Completó así sus 23 medallas de 36 totales, con ocho oros de 12 pruebas y cuatro podios completos. Una auténtica marea naranja en las gradas y en el hielo que han llevado al país al quinto lugar absoluto del medallero. Insólito y solo sobre patines.

Más oro ruso

Rusia se llevó el gran disgusto del hockey, pero al final podrá decir que triunfó en conjunto. Las últimas jornadas lo están demostrando y aspira claramente a ganar el medallero total. Lo hará si su bob a cuatro pilotado por el gran Alexander Zubkov, ya ganador del doble, mantiene sus mínimas ventajas tras las dos primeras mangas. El anfitrión lleva 29 medallas, 11 de oro, las mismas que Noruega, con tres menos totales. Los noruegos sólo podrán sumar ya podios en los 50 del esquí de fondo, pero su nivel masculino, al revés que el femenino, ha dejado mucho que desear.

Ayer, a los triunfos rusos en el patinaje de pista corta de la mano del genial Victor Ahn, y el más inesperado del relevo del biatlón, se unió el último del eslalon paralelo del snowboard. Vic Wild repitió el oro del gigante y dejó en la plata a su gran rival el esloveno Kosir, bronce entonces. Esta vez no pudo acompañarle en el “podio paralelo” su pareja, Alena Zavarzina, también tercera el miércoles. Fue eliminada en octavos de final precisamente por la que después sería oro, Julia Dujmovits. La austriaca, más favorita en el gigante, se consoló a lo grande de la decepción que sufrió ese día al no pasar de las primeras series y superó a las “dos K “ alemanas, Karstens y Kober.

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