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Los niños creen en el milagro

Los germanos se conjuran para encarar el partido sin miedo y fiados a sus canteranos

Meyer celebra con Farfán un tanto en la Bundesliga, este mes.
Meyer celebra con Farfán un tanto en la Bundesliga, este mes. AFP

Lleva ocho partidos seguidos de Bundesliga sin perder, pero en Alemania el triunfo del Schalke ante el Real Madrid se ve como algo más que improbable. La palabra que más se repite en los medios germanos de cara al encuentro es la de “milagro”. Incluso el propio técnico del equipo de Gelsenkirchen, Jens Keller, utiliza ese término: “No vamos con la intención de intercambiarnos solo las camisetas. Es posible que logremos un pequeño milagro”.

El equipo tiene desde hace tiempo la cuenta pendiente de ganarle a un grande. La mezcla de jóvenes canteranos talentosos junto a jugadores experimentados, que llegaron a golpe de talonario como Boateng y Huntelaar, le ha servido este año para alcanzar la cuarta posición de la Bundesliga, pero cada vez que se enfrenta a un rival de renombre sale escaldado. Esta temporada el Bayern de Múnich le pasó por encima por 0-4 y el Chelsea hizo lo propio tras imponerse en los dos partidos de la fase de grupos: 0-3 y 3-0. El director general, Horst Heldt, apunta que la clave reside en afrontar el partido de octavos sin miedo: “No podemos hacérnoslo encima de los pantalones”.

El nuevo ídolo de la afición es el medio ofensivo Max Meyer, de 18 años

Una de las bazas del club azulón será contar con su gran estrella, Julian Draxler, que después de dos meses de lesión jugó algo más de 20 minutos en el último choque liguero contra el Mainz (0-0). El joven talento de 20 años ha optado por quedarse de momento en el Schalke a pesar de que el Arsenal ofreció algo más de 30 millones de euros por él durante el mercado invernal. Llega falto de ritmo a la cita, “harto de los rumores” que le colocan fuera del club el año que viene, en las filas incluso del todopoderoso Bayern de Guardiola, pero con la ilusión de ganarle al Madrid en el encuentro con el que lleva “soñando desde niño”. En la misma línea se expresa el nuevo ídolo de la afición, el centrocampista ofensivo de 18 años Max Meyer: “Es el partido más importante de mi carrera”, asegura. Tanto él como Draxler simbolizan la fe del Schalke. “Los dos llevan al club en el corazón”, afirma el director de la cantera, Oliver Ruhnert. La irrupción esta temporada de Meyer en el fútbol germano ha tenido un efecto parecido al de Jesé en el Madrid. Su velocidad con la pelota pegada al pie, sus pases al hueco en carrera y sus cinco goles en el campeonato liguero le han llevado a convertirse en el futbolista de moda en Alemania. Acaba de renovar su contrato con una cláusula de rescisión mayor que la de Draxler, 50 millones de euros, y los medios teutones han abierto ya el debate de si debe ir o no al Mundial de Brasil. El canterano ve en Raúl a uno de sus grandes referentes futbolísticos: “Es uno de los mejores jugadores del mundo, he seguido desde pequeño su trayectoria y dejó aquí una huella imborrable”.

La gran preocupación de la plantilla consiste en cómo parar Cristiano Ronaldo. “Es ahora mismo el mejor jugador del mundo", recuerda Draxler, que admira al madridista por su ambición y su fuerza de voluntad: “Fue elegido mejor jugador del mundo en 2008 y no ha aflojado desde entonces hasta lograr de nuevo este año el Balón de Oro”. Por si fuera poco, el lateral derecho Uchida no podrá jugar por lesión y su sustituto, Hoogland, no ofrece garantías para frenar al portugués. Keller baraja la posibilidad de alinear al capitán Benedikt Höwedes, que todavía no está completamente recuperado de sus problemas musculares, para esa difícil tarea. “Tenemos que ser valientes en nuestra casa”, arengó ayer Keller; “no podemos jugar sin valentía, necesitamos equilibrio y que cada uno dé lo mejor de sí. Todo dependerá del colectivo. El Madrid tiene un equipo increíble, pero nosotros no somos tan malos”.

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