_
_
_
_
_

El universo del miedo

El portero Caballero salva un punto en el descuento para el Málaga, perdido ante un Valladolid que mereció el triunfo

Rafael Pineda
Camacho remata a puerta.
Camacho remata a puerta. Carlos Diaz (EFE)

Resonaba el “Schuster vete ya” en La Rosaleda cuando Óscar puso un balón de oro al segundo palo en un contragolpe mortal del Valladolid. Allí irrumpió Javi Guerra para rematar a puerta. Caballero salvó al Málaga en el descuento e impidió que su equipo ocupara una plaza de descenso, justo la que debía abandonar un Valladolid que supo sobreponerse a un inicio calamitoso para pescar un punto frente a un equipo andaluz sin ideas, presa de la ansiedad y con el miedo por bandera. El empate, aunque pobre, salva la situación de un Málaga que mantiene tres puntos de ventaja con el Valladolid. No obstante, las sensaciones que transmite son muy negativas, pues no hace gol y en defensa es un auténtico flan. Le queda una semana complicada a Schuster, al que el entorno no perdona ya nada, pues se le exigía el triunfo para escapar de la quema y empató por los pelos.

Al Málaga solo lo alumbran los remates de cabeza de Santa Cruz y el portero Caballero, su ángel salvador. El Valladolid, valiente, tuvo el triunfo en las botas de Javi Guerra, en el descuento, y en un remate de Óscar al larguero cuando faltaban 10 minutos. Deberá seguir peleando aunque perdió una gran oportunidad para traspasar todas sus urgencias al Málaga.

La afición malagueña pidió la destitución de Bernd Schuster

Partido con tintes de final en La Rosaleda. Acostumbrado hasta hace muy poco a pelear en batallas de mucha más alcurnia, a este Málaga de Schuster no le queda más remedio que pelear por la salvación. En la difícil transición que vive el equipo andaluz, el choque frente al Valladolid estaba definido como el encuentro de los seis puntos. Mucho más acostumbrado al vértigo parece el equipo castellano, tercero por la cola, que llegaba a Málaga con la intención de dar un zarpazo y meter a su rival en la zona de descenso. Juan Ignacio Martínez, muy cuestionado, optó por el riesgo. El entrenador alicantino debió pensar que si había que morir, mejor hacerlo con valentía. Por eso alineó a dos delanteros, Manucho y Javi Guerra, a los que con frecuencia se unieron dos futbolistas que actuaron como extremos, Rama y Larsson.

MÁLAGA; 1-VALLADOLID; 1

Málaga: Caballero; Gámez (Flavio, m. 81), Sergio Sánchez, Angeleri, Antunes; Camacho, Tissone (Pablo Pérez, m. 60); Iakovenko (Samu, m. 60), Duda, Amrabat; y Santa Cruz. No utilizados: Kameni; Portillo, Juanmi y El Hamdaoui.

Valladolid: Mariño; Rukavina, Rueda, Mitrovic, Peña: Larsson (Óscar, m. 62), Álvaro Rubio (Valiente, m. 82), Rossi, Rama; Manucho (Omar, m. 76) y Javi Guerra. No utilizados: Julio; Bergdich, Baraja y Osorio.

Goles: 1-0. M. 13. Santa Cruz. 1-1. 31. Larsson.

Árbitro: Undiano Mallenco. Amonestó a Mitrovic,

La Rosaleda. Unos 25.000 espectadores.

Un planteamiento de lo más atrevido que fue bien recibido por el Málaga. Mientras tengan fuerzas Duda y Santa Cruz, el cuadro de Schuster ofrece síntomas positivos. Por eso su inicio de partido, impulsado por esos dos jugadores, fue arrebatador. Mariño salvó a su equipo en remates de Camacho e Iakovenko, productos de un dominio bestial del Málaga. Llamaba la atención la falta de tensión del Valladolid. La mejor muestra fue el gol de Santa Cruz. El paraguayo agradeció la desidia de la zaga pucelana para cazar con aparente facilidad el saque de esquina de Duda.

El Málaga había conseguido lo que todos los entrenadores ansían cuando llega un duelo complicado. Se adelantó en el marcador y, acto seguido, sufrió una de esas desconexiones incomprensibles que vienen lastrando su rendimiento. El equipo se metió en su área y dejó maniobrar a un Valladolid que le dio por tocar y tocar. El peligro lo encontró el conjunto castellano en las subidas de Rukavina. El serbio se sacó un centro de lujo que Javi Guerra envió fuera por muy poco. Su segundo pase al área propició una carambola de lo más curiosa. El balón rebotó en Manucho y le llegó franco a Larsson, que no perdonó.

Apenas carburó el Málaga en la segunda mitad. Solo encontró fluidez por la banda izquierda, gracias a Antunes. El lateral portugués conectó bien con Santa Cruz, siempre por arriba, con centros templados y bien enroscados que el paraguayo remató con mucho peligro. El Málaga rozó el gol mientras el Valladolid intentaba respirar con la entrada de Óscar, que regresaba tras una grave lesión de tobillo. El centrocampista, sin tirmo pero con mucho oficio, envió el balón al larguero cuando faltaban 10 minutos para el final. El Málaga, puro barullo, se vio sorprendido con un contragolpe en el descuento. La tuvo Javi Guerra, que no pudo con Caballero. Carcomidos por el miedo, a los dos equipos les queda un suplicio por delante.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_