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Dos pasiones eternas

José Luis Rodríguez, el socio más antiguo del Atlético, y José Mozo, de los más veteranos del Madrid, analizan una rivalidad que viven desde la primera mitad del siglo XX

Javier Lafuente
José Luis Rodríguez, socio del Atético de Madrid.
José Luis Rodríguez, socio del Atético de Madrid. LUIS SEVILLANO

El Atlético y el Real Madrid se enfrentarán este domingo por 154ª ocasión en Liga. Es probable que entre José Luis Rodríguez y José Mozo solo hayan faltado a tres de esos partidos. Bien en Chamartín; en el Metropolitano o en el exilio de Vallecas mientras el estadio atlético se recuperaba de la maldita guerra; en el Bernabéu, o en el Calderón. Entre ambos suman 155 años de socio. Más de siglo y medio de pasión por unos colores.

Son los recuerdos de antaño los que mejor perduran en su memoria enciclopédica, repleta de datos, imágenes y momentos como aquel 11-1 que el Madrid le endosó al Barcelona en la vuelta de las semifinales de Copa de 1943 tras el 3-0 en la ida. “El partido de los pitos”, recuerda José Mozo. “La gran figura fue Barinaga”, no tarda en añadir quien entonces ya llevaba tres años como socio del club blanco, donde ingresó con 12, en febrero de 1940. Ya con 86, en su carné luce el número 50. Desde el Madrid sugieren que es el abonado más antiguo capacitado para mantener una charla distendida. “Yo aquellos partidos los veía subido en una tapia de lo que sería el fondo norte de Chamartín, que era como un campo inglés, seguramente hoy en día sería un estadio de los pequeños”, rememora con fluidez.

Mozo, de 86 años: “Nunca he sido antiatlético. Siempre fuimos superiores”

Con el tiempo, Mozo bajó del muro y se consolidó en el fondo norte. No dejó el abono ni en los “tres o cuatro años” que vivió en Bilbao, tiempo ha. Esta temporada todavía no ha acudido al Bernabéu. La escasa movilidad entre los asientos, la dificultad para moverse, hacen mella. “Igual cuando haga mejor tiempo sí que vuelvo”, se revuelve. Siempre al mismo sitio. “La ubicación marca el carácter del seguidor del Madrid. En el fondo sur siempre han sido un poco más… levantiscos. Nosotros éramos más pacíficos”. Eso quizás explica, opina Mozo, por qué no siente ningún recelo hacia el gran rival madrileño. “Nunca he sido antiatlético. Lo que ocurre es que siempre hemos sido superiores, solo hay que ver las vitrinas de cada uno”.

José Mozo, socio del Real Madrid.
José Mozo, socio del Real Madrid.LUIS SEVILLANO

De forma muy respetuosa —“soy un hombre recto, pero directo”—, José Luis Rodríguez, de 87 años, admite que no le gustan los partidos contra el Madrid. “Estoy curado de espanto”, lamenta el socio número 3 del Atlético, aunque oficiosamente sea el 1, ya que sus predecesores han fallecido este curso. Historia, nunca mejor dicho, viva del club del Manzanares, es abonado desde 1933: “El único que queda de antes de la guerra”, luce orgulloso; “el siguiente ya es del 40”. Sus ojos han disfrutado de todos los títulos del Atlético y sus pies han pisado casi todos los estadios por donde ha pasado el club rojiblanco. En España y fuera. “El último viaje que hice fue el año pasado, a Israel, a Tel Aviv, por ver aquello, que no lo conocía”. En ningún lugar se ha sentido Rodríguez como en el Metropolitano. “Me entusiasmaba, teníamos una tribuna con un pasillo que era como pasear por el Madrid de los buenos tiempos, no el de ahora. Todos los domingos era una reunión familiar. Y es que lo más importante en la vida es la familia. Y luego, el Aleti”, cuenta Rodríguez, que acudía al estadio con su padre: “Se dio de baja de socio cuando se murió, a los 75 años”. Era tal la pasión que le inculcó que durante más de 30 años también fue socio del eterno rival: “Mi padre iba un domingo a cada sitio, y yo iba con él”, explica, como quien revela una confidencia, pues siempre ha tenido claro que su color era el blanco….y el rojo.

Rodríguez, de 87: “No hay derecho a que haya un partido a las 12, otro a las 16...”

Pese a no estar enfrente, sin forzarlo, llama la atención cómo los nombres que salen a relucir en las conversaciones de ambos son prácticamente los mismos. Como opiniones encontradas tienen de cada uno. La defensa “tan buena” que, según Rodríguez, formaban Mesa y Aparicio en la década de los 40 era una zaga “particularmente expeditiva”, según la sutil descripción de Mozo. Su defensa a ultranza de Casillas —“¿Vio la parada que hizo en Alemania? Es un fenómeno; lo ha sido, es y lo será hasta que deje de jugar, y es que yo en su posición no me quedaba en el Madrid, ¿dónde se ha visto ese trato?”— choca con la visión que tiene del portero el socio del Atlético: “Le dan los balones en los pies”. O Diego Costa, que no acaba de convencer al abonado de Chamartín, pero enorgullece al inquilino del Calderón: “Le tocan las narices todos los partidos, porque saben que es lanzadillo… pero tiene un mérito incalculable, es un gran jugador”.

Pese a los recelos, y los puntos de vista que reflejan la rivalidad, sana, entre ambos clubes, hay algo que les une. No solo a ellos, pero los 155 años que suman les otorga quizás más autoridad. Una afirmación que en boca de Mozo quizás no sea tan rotunda como en la de Rodríguez, aunque la idea sea la misma y no entienda de colores: “Lo que no hay derecho es que haya un partido a las 12, otro a las cuatro, a las cinco, a las diez de la noche… Así no hay quien vaya al fútbol”.

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Sobre la firma

Javier Lafuente
Es subdirector de América. Desde 2015 trabaja en la región, donde ha sido corresponsal en Colombia, cubriendo el proceso de paz; Venezuela y la Región Andina y, posteriormente, en México y Centroamérica. Previamente trabajó en las secciones de Deportes y Cierre del diario.

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