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El Rayo incendia Anoeta

La Real Sociedad se ve superada por el equipo de Paco Jémez, que se sobrepone (2-3) en dos ocasiones

Rubén Partdo trata de irse de Rochina y Gálvez.
Rubén Partdo trata de irse de Rochina y Gálvez.J. Etxezarreta (EFE)

Anoeta era un diván con motas verdes. Allí se acostó el Rayo en el primer minuto para debatir por qué defendió tan dentro una falta de Rubén Pardo y permitió que Íñigo Martínez metiera la frente para batir a Rubén. La conciencia le dictó que la reacción era mejor que la reflexión y tres minutos después fue la Real la que se acostó en el usado diván de motas verdes para reflexionar por qué concedió un penalti claro de José Ángel a Larrivey por un despiste en la marca, que agradeció el consejo y marcó. Había mucha cola en el diván porque el partido comenzaba tantas veces que no se sabía qué hora marcaba el reloj. Comenzó en el minuto 1 con el gol de Íñigo y recomenzó en el 4 con el empate de Larrivey. Y volvió a comenzar con el dominio del Rayo, al amparo de Gálvez por detrás, de Saúl por el medio y de Iago Falque por delante.

REAL SOCIEDAD, 2; RAYO VALLECANO, 3

Real Sociedad: Zubikarai; Zaldua, Mikel González (Canales, m. 69), Íñigo Martínez, José Ángel; Elustondo, Rubén Pardo; Vela, Xabi Prieto, Chory Castro (Griezmann, m, 63); y Agirretxe. No utilizados: Royo, De la Bella, Bergara, Ros y Seferovic.

Rayo Vallecano: Rubén; Arbilla, Zé Castro, Gálvez, Rat; Adrián, Saúl; Rochina (Viera, m. 81), Bueno (Nacho, m, 89), Falqué (Lass, m. 72); y Larrivey. No utilizados: Cobeño, López, Embarba y Longo.

Goles: 1-0. M. 1. Íñigo Martínez. 1-1. M. 4. Larrivey, de penalti. 2-1. M. 45. Rubén Pardo. 2-2. M. 46. Bueno. 2-3. M. 67. Rochina.

Árbitro: Álvarez Izquierdo. Amonestó a Gálvez y Saúl.

15.344 espectadores en Anoeta

A la Real le gustó el diván y, por momentos, se durmió. A Elustondo y Rubén Pardo les entró la modorra y sus ausencias hicieron invisibles a Vela, Agirretxe, Xabi Prieto, que esperaban en la consulta del área sin que les llamaran por megafonía. Vela lo intentó en acciones individuales que huyeron de los postes por muy poco. Era el Rayo quien mandaba, porque era suyo el balón y sus futbolistas resultaban más ágiles, más activos, más compasados.

Pero el diván estaba ahí tentador y el reloj empeñado en marcar muchos comienzos. Tantos que en el minuto 45, un segundo antes de que el árbitro decretara el descanso, la Real dio un salto, se puso en pie y Rubén Pardo batió a su tocayo. Definitivamente, el diván de motas verdes estaba muy concurrido y juguetón.

Sometido a un examen psicológico, el Rayo respondió a todos los test de personalidad. La Real se aturdió con tantas sorpresas. Más aún cuando el Rayo no le dio tiempo a colocarse tras el descanso y Bueno le enganchó un gol, al minuto de la reanudación, mitad fortuna, mitad oportunismo. Superados los test de actitud y fortaleza, el Rayo se adueñó del partido a base de fe, técnica y rapidez. El tacto que le sobraba al Rayo le faltaba a la Real, llena de nervios. Más aún cuando Rochina aprovechó una pared con Larrivey para batir a Zubikarai con un magnífico disparo. Vela pudo empatar, pero se le apagó la luz. El Rayo acabó incendiando Anoeta, un diván con motas verdes.

Rat remata de forma acrobática ante Agirretxe.
Rat remata de forma acrobática ante Agirretxe.Javier Etxezarreta (EFE)

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