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Beitia en su décimo podio

La saltadora pierde el oro por un nulo en 2m y un soplo en 2,02m y vuelve a ser de bronce

Ruth Beitia durante uno de sus saltos en la final de salto de altura.
Ruth Beitia durante uno de sus saltos en la final de salto de altura. Alik Keplicz (AP)

Su ejercicio, su prestación en la tarde de Sopot, fue casi perfecta. Solo un salto nulo en cinco alturas, hasta los 2m, su marca más habitual, como solo un nulo sufrieron la joven rusa María Kuchina y la local polaca Kamila Licwinko. Y hasta en 2,02m solo un pelo derribó un listón, una rozadura mínima, un temblor imperceptible. “Ruth vio el listón pasado y durante una décima de segundo se sintió campeona del mundo, comprobó que su carrera tenía el broche que merecía”, dice, al otro lado del teléfono, Ramón Cid, el director técnico nacional. “Lo pasó, lo pasó, pero rozó al caer, y una décima después de la gloria, de sentirse en una nube, se vio hundida, en el suelo. Y Ramón Torralbo, su entrenador, que ya estaba de rodillas dando gracias por el salto magnífico, tampoco podía creérselo. Y hemos conseguido una medalla, y deberíamos estar felices, todos; pero es de bronce, y estamos jorobados, ¿quién nos lo iba a decir? Me siento como en Maebashi 99, cuando pensábamos que Yago Lamela iba a ganar el Mundial y en el último salto le superó Pedroso. Y maldijimos igual su entrenador Azpeitia y yo, sin darnos cuenta de lo que significaba aquella plata. Así que esta noche acabaremos celebrando la medalla con una cerveza y con Ruth, que como los más grandes sabe pasar página enseguida”.

Resultados

CAMPEONES.

Hombres. Pértiga: 1. K. Filippidis (Gre.), 5,80m. Longitud: 1. M. V. Da Silva (Brasil), 8,28,m. 1.500m: 1. A. Souleiman (Dji.), 3m 37,52s. 400m: 1. P. Maslak (R. Che.), 45,24s. 60m: 1. R. Kilty (RU), 6,49s.

Mujeres. Triple: 1. E. Koneva (Rus.), 14,46m. Peso. 1. V. Adams (N.Zel.), 20,67m. 1.500m: 1. A. Aregawi (Sue.), 4m 00,61s. Altura: 1. M. Kuchina (Rusia), 2m. 3. R. Beitia, 2m. 400m: 1. F. McCorory (EE UU), 51,12s. 60m vallas: 1. N. Ali (EE UU), 7,8s.

Y eso ocurrió, pese a saltar como nunca, Ruth Beitia acabó como últimamente suele en todas las competiciones mundiales, en el podio, pero no arriba del todo, como su trayectoria y su permanencia ya de 14 años en la elite merecen. Una medalla de bronce por la que maldijo la cántabra de casi 35 años decidida por la penalización que padecen los nulos en las alturas más superiores.

Las que la ganaron, las que empataron por el oro, la rusa joven, la última de la fuente inagotable que mana desde el manantial soviético en las últimas décadas, y la polaca sorprendente, se enfrentaron al listón en 2m con un nulo previo en 1,97m. Beitia llegó limpia a la altura decisiva. Sus rivales pasaron la altura a la primera, rozando también, haciendo temblar un listón que a ellas no se les cayó. La cántabra inoxidable pasó los 2m a la segunda, sobrada y fuerte, y condenada ya al bronce.

Vio el listón pasado y durante una décima
se sintió campeona”, dice el seleccionador

Pese a todo, pese a la inapreciable diferencia que le condenó al tercer puesto del podio, a un nuevo bronce mundial en su carrera, Beitia dio feliz la vuelta a la pista con la bandera de España y se emocionó también al abrazar al final, como siempre, a su entrenador de siempre, desde que era una niña imparable y saltarina, Ramón Torralbo, su 50%. Todo suena a costumbre, a hábitos sólidamente repetidos, y, sin embargo, su pasión parece recién estrenada cada vez. La de ayer, el segundo bronce mundial indoor que sucede a su bronce al aire libre en el pasado verano moscovita, es nada menos que la décima medalla entre europeos y mundiales que consigue la saltadora de Santander en su carrera inagotable. Entre ellas, dos de oro, en su plena madurez, en los Europeos en pista cubierta de 2013 y en los del aire libre de 2012.

Dio feliz la vuelta a la pista y se emocionó al abrazar a su entrenador de siempre

Cuando empezó, el salto de altura femenino lo dominaban Kajsa Bergqvist, Inga Babakova y Venelina Veneeva; después soportó el dominio de Anna Chicherova, Elena Slesarenko, Tia Hellebaut, Antonieta di Martino, Arianne Friedrich y Chaunté Lowe. Todas ellas, o han desaparecido del mapa o están semienterradas. De las viejas solo estaban ayer Emma Green y Blanka Vlasic, y ambas cayeron mucho antes, no alcanzaron la oportunidad de enfrentarse al listón a los dos metros. O a los 2,02m que a Beitia por un nada la habría consagrado para siempre. “Y cuando he caído en la colchoneta en 2,02 metros he pensado que el listón se quedaría, pero no quiso”, dijo la cántabra en declaraciones a la federación española. “Pero estoy muy feliz con mi actuación y por haber peleado por ese oro. Quiero dedicar esta medalla a todas las mujeres [ayer fue 8 de marzo, Día de la Mujer] y a mi entrenador. Llevo 24 años con él y para mí era fundamental que él estuviera en la grada”.

“Para mí, indiscutiblemente, Beitia es la mejor atleta española de la historia”, dice Cid. “Pero el oro la habría hecho indiscutible para todos”.

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Sobre la firma

C. A.
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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