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Elche y Betis se anulan

El orden y el miedo se imponen hasta un polémico final en el que los locales reclamaron penalti en la última jugada

Rubén Castro intenta mantener el balón.
Rubén Castro intenta mantener el balón.Manuel Lorenzo (EFE)

El miedo superó a la ambición. El orden al desequilibrio. Y el empate final fue el resultado obvio y racional al empirismo expuesto. Ni Elche ni Betis querían perder y se olvidaron de ganar. Cuestión menos entendible en el conjunto verdiblanco que necesita muchas victorias en las diez jornadas que quedan si no quiere verse en Segunda, lastrado por un curso nefasto. Le faltó depósito al Betis, que jugó 61 horas después del duelo europeo ante el Sevilla (0-2), como sucedió dos jornadas atrás ante el Villarreal tras su compromiso de la Liga Europa. El Elche quiso madurar tanto el partido que al final le faltó tiempo cuando de verdad se lanzó a por los tres puntos. Consiguió uno que no le saca del fango y se quedó reclamando un penalti a Coro en la última jugada.

ELCHE, 0-BETIS, 0

Elche: Manu Herrera; Damián, Botía, Lombán, Cisma; Rubén Pérez, Javi Márquez; Carles Gil (Fidel, m. 84), Coro, Manu del Moral (Rodrigues, m. 59); y Cristian Herrera (Boakye, m. 71). No utilizados: Toño; Rivera, Sapunaru y Carlos Sánchez.

Betis: Adán; Chica, Perquis, Jordi Figueras, Dídac (Caro, m. 17) (Amaya, m. 40); N'Diaye, Nono; Leo Baptistao (Vadillo, m. 70), Salva Sevilla, Cedric; y Rubén Castro. No utilizados: Sara; Amaya, Juanfran, Braian Rodríguez y Molina.

Árbitro: Álvarez Izquierdo. Amonestó a Javi Márquez, Botía, Jordi Figueras, Chica, Nono, Rubén Pérez

Unos 20.000 espectadores en el Martínez Valero.

Para casi todos los equipos de la Liga, el tramo final del campeonato se presenta tan apasionante como incierto, sobre todo de mitad de tabla hacia abajo. El Betis, desahuciado hasta hace poco, no quiere que le den por muerto antes de tiempo y enfrentarse a él ya no resulta una bicoca. Tres días atrás lo comprobó el Sevilla en la Liga Europa. Una victoria de fe, la alegría más grande, quizá la única del conjunto verdiblanco en una temporada para olvidar. Sabía el Elche a quién y a qué se enfrentaba. A un rival renacido y a la posibilidad de meterse en un charco de no lograr tres puntos que le distancien del descenso. El Betis necesitaba como el comer la victoria. Y, sin embargo, no se lanzó de pleno a por ella. Quiso el conjunto de Calderón mantener la calma, crecer en el partido a partir del la organización, conceder lo mínimo. Un planteamiento calcado al del Elche, conjunto ordenado y trabajado tácticamente como pocos.

Así pues, alegría iba a haber muy poca. Un disparo desde fuera del área de Rubén Pérez, que rechazó con los puños Adán, fue el escaso bagaje en ataque del Elche en un primer acto con poco peso ofensivo. Tampoco lo fue para el Betis que perdió en la primera mitad a Dídac y a su sustituto, el canterano Caro, que se marchó del terreno de juego con gesto de preocupación cuando los doctores béticos le confirmaron que a su rodilla izquierda le faltaba estabilidad.

El Betis, cansado tras el esfuerzo europeo y el calor presente en una mañana primaveral en Elche, le convenía un partido de escaso ritmo. Lo aplicó y comenzó a crecer a partir de la omnipresencia de N’Diaye, un portento físico, una especie de Yaya Touré, el centrocampista marfileño del Manchester City. El velocista Cedric también inquietaba a la zaga ilicitana.

Con más energía, el Elche aumentó los decibelios en una segunda mitad jugada más en terreno bético. Los verdiblancos fueron poco a poco alejándose de la escena de Manu Herrera salvo apariciones esporádicas de Cedric, más veloz que preciso y algún disparo de Rubén Castro cuya presencia en ataque siempre intimida. Solo al final el Elche se quitó el corsé. Y el Betis contestó con contragolpes. Ninguno sacó rédito. Ambos se anularon.

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