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Mitos y batallas por Europa

Pablo Blanco y José Ramón Esnaola, históricos del Sevilla y el Betis, reviven sus experiencias europeas ante el inédito partido que centra la atención de la capital hispalense

R. PINEDA
Blanco y Esnaola posan en el Pizjuán con el balón del Milan-Betis de la Recopa de 1978.
Blanco y Esnaola posan en el Pizjuán con el balón del Milan-Betis de la Recopa de 1978.ruesga bono

El Ramón Sánchez Pizjuán ya está engalanado con las banderas de la UEFA. Los empleados del organismo futbolístico europeo han tomado el añejo estadio sevillano, cuyo césped luce bajo el sol con un estado impecable. Sevilla se dispone a vivir un Euroderbi inédito. La capital de Andalucía está encendida con una eliminatoria de octavos de final de la Liga Europa entre un Sevilla bien clasificado en Liga y un Betis colista que pelea a la desesperada por no descender.

José Ramón Esnaola (Andoain, 1946) fue portero del Betis durante 12 temporadas, de 1973 a 1985. Ganó una Copa, en 1977, tras una célebre tanda de penaltis en la que batió a su ídolo, Iribar. Luego, llevó al Betis hasta los cuartos de final de la Recopa de 1978. Regresa al Sánchez Pizjuán, cuyo césped pisó por última vez el 20 de febrero de 1985, en un derbi que el Betis perdió por 1-0, gol obra de Francisco. Esnaola siempre fue muy respetado por la grada sevillista. Cauto y reservado, no se le recuerda una manifestación en contra del eterno rival. Esnaola jugó 18 derbis de Liga.

Le espera Pablo Blanco (Sevilla, 1951), el futbolista del Sevilla que más derbis ha disputado de la historia. Un total de 19 en Primera División más un par de ellos en Segunda. Le contemplan 13 temporadas defendiendo la camiseta del equipo nervionense, desde 1971 hasta 1984. Pablo, coordinador de la cantera del Sevilla, hace de anfitrión y charla de forma animada con Esnaola sobre el estupendo césped de Nervión. Los empleados del Sevilla han dejado tan bien el terreno de juego que la UEFA ha felicitado al club sevillista por su empeño en disponer del mejor césped posible.

“No te voy a decir lo que me tiraron en esta portería después de que a Paco (portero del Sevilla) le lanzaran unos cuernos en nuestro campo. Me ayudó Gustavo Fernández, un portero uruguayo del Sevilla”, recuerda Esnaola. Para Blanco, el peor recuerdo de un derbi fue en el Benito Villamarín, donde el Betis ganó por 4-0. Un día antes, en plena Feria de Sevilla, Curro Romero había salido a hombros por la Puerta del Príncipe de la Maestranza. Ese día fue cuando le tiraron unos cuernos a Paco. El meta del Sevilla los cogió y no supo qué hacer con ellos. Pablo también tiene muy buenos recuerdos del derbi, como cuando en la temporada 82-83 el conjunto de Nervión le ganó los cuatro derbis que se disputaron esa temporada. Dos de Liga y dos de Copa. Todo un registro que le tocó sufrir a Esnaola.

Pablo Blanco, antes del partido ante el PAOK, en noviembre de 1982.
Pablo Blanco, antes del partido ante el PAOK, en noviembre de 1982.ruesga bono

“El derbi, si lo pierdes, te deja tocado. Antes, además, la plantilla era una familia y todo se vivía con una gran intensidad. Ahora los chavales actúan de otra forma. Incluso los canteranos. Nosotros nos dábamos muy fuerte en los derbis, pero luego nos tomábamos una cerveza juntos. Eso ya no existe”, recalca Blanco. “Yo, a veces, tenía que marcar a Cardeñosa, al que entraba fuerte. Luego no pasaba nada. Los futbolistas actuales no tienen la misma sintonía. Entrenan y luego se va cada uno a su casa”, mantiene el que fuera tantos años capitán del Sevilla.

“Este derbi europeo puede maquillar la temporada del Betis si elimina al Sevilla, pero yo prefiero la permanencia”, sentencia Esnaola, un hombre de pocas palabras, que se presenta en Nervión con el balón del Milan-Betis de la Recopa de 1978. “Perdimos 2-1 pero pasamos, con gol de López, ante un Milan con Capello y Rivera. Acabó el partido y el balón estaba cerca de la portería. Le dije a Alberto (Tenorio, el utillero del Betis durante casi 40 años) que guardara el balón en el baúl. Y aquí está”, indica Esnaola. Esa Recopa del Betis dio para mucho. “Éramos campeones de Copa, eliminamos al Milan y al Lokomotiv de Leipzig. En cuartos, nos la jugamos con el Dinamo de Moscú. En la ida empatamos a cero, y a la vuelta, en Moscú, nos dijeron que el partido se tenía que jugar en Tiflis, Georgia. Fue una locura. Nuestro entrenador, Iriondo, gritaba y gritaba. Quería ver a Brézhnev, decía. Dormimos en el aeropuerto, tirados, sin comer, y por fin encontramos un avión que nos llevara a Georgia. Perdimos 3-0”, recuerda Esnaola.

Esnaola, exguardameta del Betis.
Esnaola, exguardameta del Betis.ruesga bono

“Sabe usted qué paso después de todo eso”, pregunta el guardameta. “Que el Betis bajó. Espero que no se produzca ahora, pero se puede repetir la historia. Hay una posibilidad de llegar a cuartos en Europa y amenaza la Segunda. Las cosas del Betis”, se responde a sí mismo.

Esnaola ha estado trabajando en el club heliopolitano hasta junio pasado como preparador de los porteros. Por sus manos han pasado metas de la calidad de Pinto o Prats. Conserva su acento vasco a pesar de que llegó a Sevilla en 1973, pero siente en verdiblanco. “Lo estamos pasando muy mal esta temporada después de lo bien que lo hicimos la pasada. Bajar a Segunda es muy duro. Yo lo viví en una ocasión, con ese equipo campeón de Copa, precisamente”.

Blanco también tiene su mitología europea con el Sevilla: “En 1982, eliminamos al PAOK después de un 2-0 allí, cuando Grecia era Grecia. Pasamos otra ronda y nos enfrentamos a un gran equipo, el Kaiserslautern. Nos machacaron. Yo cubría a Allofs, buenísimo, pero el que me impresionó fue Briegel. Una máquina física. Rebotábamos contra él. Nos dieron un baño espectacular. Y eso que el encuentro de ida, que ganamos por 1-0, jugamos de forma espectacular. Creo recordar que marcó Francisco”.

Ese Sevilla formado por canteranos logró a la temporada siguiente otra segunda clasificación europea de forma consecutiva. Era un equipo sin grandes estrellas, dirigido por Manuel Cardo. “Tuvimos la mala suerte de que en la primera ronda nos tocara un equipo muy fuerte, el Sporting de Lisboa. Ese Sporting tenía a grandes veteranos, como el caso de Oliveira, pero a mí me tocó marcar a un chaval muy joven que salió en la segunda mitad. Era rapidísimo. Se trataba de Futre. El primer Reyes que tuvimos siempre me recordó a él por su velocidad, por esa forma de coger el balón y avanzar hacia adelante con la cabeza agachada”. El Sevilla había empatado en casa uno a uno y en la vuelta empataba a dos en el minuto 90. “Lo teníamos hecho y perdimos el balón en una salida desde atrás. Creo que fue Oliveira el que marcó con un tiro lejano y con rebotes”.

Ante el presente derbi, Blanco es consciente de la superioridad del Sevilla: “A doble partido es difícil sorprender al mejor equipo, ya que tienes la posibilidad de arreglarlo en el siguiente. Creo que los dos equipos están igualados, sobre todo en el aspecto pasional, pero el Sevilla viene demostrando que es superior y, por lo tanto, es favorito”.

Pablo Blanco acompaña a Esnaola hasta la salida del Ramón Sánchez Pizjuán. El que fuera portero del Betis tantos años apenas ha acudido a un par de partidos al Benito Villamarín en la actual temporada. Ahora vive alejado del fútbol después de 40 años de servicio al Betis. Blanco sigue en activo y sus manos han moldeado a los jugadores gracias a los que el Sevilla ha crecido en la última década. Son los casos de Reyes, Sergio Ramos, Jesús Navas, Antonio Puerta o Diego Clavel.

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