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Como los ciclistas de antes

Un ataque lejano y extraordinario de arrojo en los Abruzos da a Contador el liderato en la Tirreno-Adriático

Carlos Arribas
Contador, durante la quinta etapa de la Tirreno-Adriático.
Contador, durante la quinta etapa de la Tirreno-Adriático.G.M.D'Alberto (AP)

"¿Resurrección? ¿Cómo resurrección? Si nunca he estado muerto...".

Durante todo 2013, después de cada etapa fallida, y lo fueron casi todas, en el Tour, en otras carreras, Alberto Contador debió aguantar todo tipo de ironías y chistes sobre sus gustos carnívoros, y su desamor posterior por el solomillo, como corolario inevitable. Mientras el chico de Pinto penaba por intentar volver a ser el escalador imbatible que, antes de su suspensión por dopaje, había ganado espléndido giros, tours y vueltas, una nueva generación, nombres nuevos —Froome, Quintana, Nibali, Urán, Rui Costa y más jovencitos desprejuiciados llegados de Colombia, sobre todo, y de países del Este o anglosajones sin apenas tradición ciclista—, tomaba el poder. Contador, se leía en algunas crónicas, era el pasado. Un pasado que se negaba a rendirse, pero pasado.

Por eso la sorpresa que despertó su fin de semana en los Abruzos, las montañas salvajes del centro de Italia, en las que ha dominado la Tirreno-Adriático de una manera, con un ataque a la corta ayer, con uno lejano hoy, sobre todo, y contra unos rivales excelentes, que ha despertado admiración y respeto.

"Este invierno he trabajado a mi gusto, y no he engordado", dice Contador

Y Nairo Quintana, el fabuloso colombiano que le superó diariamente en las montañas del Tour pasado, llegó con la lengua fuera, a casi dos minutos en la etapa, a más de dos en la general que, seguramente no se le escapará ya a Contador: de aquí al martes, el último día, una etapa para sprinters y una contrarreloj llana de 9,5 kilómetros. Será, a tres meses del comienzo del Tour, su gran objetivo, aparte de su primera Tirreno-Adriático, su primer triunfo en una carrera por etapas desde la Vuelta de 2012.

Clasificaciones

ETAPA

1. Alberto Contador (ESP/SAX) en 4h54:42.

2. Simon Geschke (GER/ARG)  a 0:06.

3. Benjamin King (USA/GRM) 0:45.

4. Adam Hansen (AUS/LTB) 1:01.

5. Jean-Christophe Péraud (FRA/ALM) 1:26.

GENERAL

1. Alberto Contador (ESP/SAX) 21h01:30.

2. Nairo Quintana (COL/MOV) a 2:08.

3. Roman Kreuziger (CZE/SAX) 2:15.

4. Julian Arredondo (COL/RSH) 2:39.

5. Jean-Christophe Péraud (FRA/ALM) 2:40.

Los que admiraban a gente como Ocaña, por ejemplo, destacaban cómo a algunos ciclistas les hace grandes más que el qué, el cómo. Más que su palmarés, la forma en que lo han trabajado. Es, dice, el cómo lo que separa a los campeones del resto. El cómo, en el caso de Contador, ayer, y ayer más que nunca seguramente, fue un segundo de arrojo sin vuelta atrás, el momento necesario para convertir en probable lo que un segundo antes parecía imposible.

Ocurrió en el Passo Lanciano, en el macizo de la Maiella, no muy lejos del Block Haus de tantas resonancias merckxianas y del Tarangu. Faltaban casi 40 kilómetros para la llegada, que se juzgaba al final de un muro vertical de 600 metros al 23% de media y pasos del 30%. Fue entonces cuando atacó Nairo Quintana, derrotado la víspera por Contador en el último suspiro de la subida a Selvarrotonda. Contador, ágil, se fue con el colombiano y le dijo que fuera a donde fuera iba a seguirle a su rueda y que al final le iba a soltar. Pero no hizo eso, sino lo contrario, lo inesperado, el gramo de locura que se convirtió en grandeza. A 32 kilómetros de la llegada, Contador atacó. Nairo intentó resistir, pero cedió. Contador se fue solo. Aceleró constantemente sin mirar atrás. Dio caza a los fugados matinales y nunca se puso a rueda de ninguno. En el descenso siguió tirando solo, y siguió aumentando su ventaja sobre Nairo, que nunca recuperó las fuerzas dejadas en la ascensión, y también sobre el líder en maglia azzurra, el polaco Michal Kwiatkowski, otro de la generación del 90, como Quintana, otro llamado a ganar el Tour en el futuro. Y así, con un ataque a la antigua, sin cálculo en unos tiempos en los que la mayoría de las etapas de montaña se resuelven en el último kilómetro de ascensión, Contador volvió a ser el de siempre, o más aún, porque lo hizo ya a los 31 años pero con el hambre de los jóvenes. "Estoy en forma y confío en mí", dijo. "Por eso el ataque lejano. Por primera vez en mucho tiempo he pasado un invierno sin estrés y me he podido preparar a mi gusto. He trabajado mucho en concentraciones en altura y he sido capaz de comer menos y mantener mi peso, lo que con los años se hace cada vez más difícil".

El joven Betancur da a Colombia su primera victoria en la París-Niza

Donde el ciclismo joven brilló sin asomo de los antiguos fue en Francia, donde Carlos Betancur (llamado el Ronca por su voz atiplada), dinamita nacida en 1989, se convirtió en el primer colombiano que gana la París-Niza. Betancur, que ha alcanzado una seguridad tremenda en su capacidad explosiva, había ganado dos etapas, como también otro jovencito con mucho futuro, el holandés Tom Jelte Slagter. Segundo en la general, y en dos etapas también fue el campeón del mundo, el portugués Rui Costa, que ayer, en el último sprint, sufrió una dolorosa caída en el Paseo de los Ingleses de Niza. El mejor español fue José Joaquín Rojas, segundo ayer tras el campeón de Francia, Vichot, y cuarto en la general final, a 1s del podio.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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