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Costa hace bueno el ‘efecto Sosa’

El Atlético rentabiliza el oportunismo de su goleador y el golpeo del argentino para seguir líder del campeonato

Ladislao J. Moñino
Diego Costa pugna con Nyom
Diego Costa pugna con NyomDenis Doyle (Getty Images)

Los detalles, un córner, una falta, una mala entrega o un desajuste en la marca. Viene avisando Simeone desde hace tiempo de que la clave para seguir en la pelea por los títulos está en el aprovechamiento de lo que parece menor, pero puede resultar definitivo en partidos como el de anoche. Duro, trabado, difícil de desencasquillar, con un equipo como el Granada que tiene tan claro a qué juega como el Atlético. Con un mediocentro resabiado como Iturra, un volante de criterio, como Fran Rico, un regateador, Ibrahimi, que en citas con tanta trascendencia genera nervios en el contrario y un nueve dinámico como El Arabi, de efectos similares. Fue un saque de esquina, al amparo del diabólico golpeo de Sosa y un cabezazo embarullado de Diego Costa lo que le permitió a los rojiblancos mantener la primera plaza, con tres puntos sobre el Madrid, que con la diferencia de goles a su favor cuando ya se pueden descontar jornadas con los dedos de las manos.

ATLÉTICO, 1 - GRANADA, 0

Atlético: Courtois; Juanfran, Miranda, Godín, Insúa; Arda Turán (Diego Ribas, m. 60), Gabi, Tiago, Cebolla Rodríguez (Sosa, m. 55); Villa (Raúl García, m. 70) y Diego Costa. No utilizados: Aranzubia; Alderweireld, Mario y Koke.


Granada: Roberto; Nyom, Coeff (Ighalo, m. 80), Murillo, Angulo (Foulquier, m. 46); Iturra, Fran Rico, Recio; Brahimi, El Arabi y Riki (Buonanotte, m. 73). No utilizados: Karnezis; Mainz, Dani Benítez y Fatau.


Gol: 1-0. M. 63. Diego Costa remata de cabeza un saque de esquina desde la izquierda lanzado por Sosa.


Árbitro: Martínez Munuera. Amonestó a Angulo, Gabi y Brahimi. Unos 45.000 espectadores en el estadio Vicente Calderón.

Intuyó Simeone que esos efectos que Sosa le imprime al balón podían valer tres puntos decisivos. Así fue. Justo a tiempo, cuando las prisas de su equipo por marcar, que ya las tenía, podían desembocar en un punto más de precipitación y de ansiedad. En muchos de los paralelismos que existen entre aquel Estudiantes de la Plata al que Simeone hizo campeón en 2006 en Argentina y este Atlético, Sosa es un nexo de unión palmario. Su destreza en las jugadas a balón parado fue decisiva en aquella conquista y en este Atlético cada vez empieza a cobrar cada vez más peso en los partidos.

En ese molde, también hay otra similitud, el trabajo colectivo más allá de las posiciones. Hubo un ejemplo ilustrativo de ese colaboracionismo que destapa a un conjunto de guerrilleros convencidos. Fue una carrera de Diego Costa, de área a área para cortar una contra de Riki que se asomaba hasta las inmediaciones de Courtois. La jugada radiografió el alma que invade al grupo. El gol, 24 ya, reafirmó una vez más su trascendencia en la ecuación que permite al Atlético aspirar al campeonato. Encaja pocos goles, ya es el cuarto partido consecutivo imbatido, y tiene a un delantero enrachado. La fórmula es tan simple y ancestral como el propio juego. Incuestionable en esa máxima reduccionista de que el fútbol es gol. Como mínimo, al Atlético le da para un 1-0 como sucedió anoche. Suficiente para ganar uno de esos encuentros tan tensos como intensos.

Juanfran fue uno de los cabecillas que se rebeló contra las angustias, atacó y arriesgó

Despegó el Atleti del partido a toda mecha. Con todas sus señas de identidad en permanente aceleración. Presión, intensidad y como, siempre, sin rehuir el choque en las segundas jugadas. Ese punto de aceleración pareció responder al deseo de su entrenador de intentar solucionar los partidos por la vía rápida. Ahora que el calendario se aprieta y la exigencia es máxima, un partido resuelto con desahogo permite un raciocinio del minutaje en los futbolistas que más desgaste acumulan. La propia alineación de Simeone también destilaba esos aires economizadores. Jugó Insúa por la sanción de Filipe Luis. De todos los no habituales, el lateral argentino es el que más dudas genera. Por las prestaciones que ahora mismo parecen imprescindibles del titular y porque en las oportunidades de las que ha gozado, en sus mejores versiones, no ha pasado de aprobado. En esas muestras de confianza, el Cebolla Rodríguez también ha adelantado a Diego. Mantuvo un duelo muy físico con Nyom del que salió perdedor. Desde sus primeras acometidas se vio que no podría romper en velocidad a un lateral con una carrocería imponente en altura, cuerpo y zancada. Fue el primer cambio que hizo Simeone cuando empezó a intuir que la victoria se retrasaba.

El Granada, que sabe tanto a qué juega como los rojiblancos, resultó un rival muy incómodo

Hubo más producción en la banda derecha, donde Juanfran estuvo activo y dañino. Dio un paso adelante en ataque para erigirse como una amenaza y también en un cabecilla para rebelarse contra las angustias. Atacó y arriesgó sin dudar. Un centro suyo lo taconeó Villa y lo sacó Roberto. También tuvo Arda un disparo franco. Y Diego Costa otro cabezazo previo que atajó Roberto, ya ejecutado por Sosa. El segundo saque de esquina ya justificó su llegada. Su golpeo gana partidos.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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