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La bronca de Neymar

El extremo se enzarza en rifirrafes y se pierde en el quiebro y el remate, pero fuerza el penalti

Jordi Quixano
Neymar, ante Colotto y Casilla, cruza en exceso.
Neymar, ante Colotto y Casilla, cruza en exceso.Alberto Estévez (EFE)

Recuperó Neymar la puntería ante el Celta con dos tantos, pero se perdió de nuevo en Cornellà, una tónica ya habitual en el brasileño, que suma partidos sin ser decisivo ni marcando goles, exigencias que se le presuponen por lo que costó —más de 100 millones en diferentes contratos paralelos y sanciones del fisco— y por lo que demuestra con la selección de Brasil, santo y seña de la canarinha, también punto final. Incluso Messi le dejó ayer salir al terreno de juego en última posición, capricho del 10 desde que se lo cedió en su día Ronaldinho. Martino alaba a Neymar a cada comparecencia y el vestuario le arropa, consciente de que el guirigay contractual y la creciente presión del Camp Nou. Pero Ney sigue sin encontrar su fútbol, tampoco el remate, ni siquiera el dribling —solo se marchó en una de las siete veces que encaró—, hasta el punto de que no pudo con su pareja de baile, Javi López. Pero logró, protagonista siempre, un penalti que no debió cobrarse, una victoria que selló Messi.

“¿Por qué no vamos a dar? Sin locuras, pero hay que luchar”, defendió Mascherano

Sentado Iniesta de inicio porque acabó el duelo ante el Celta con molestias y porque ahora toca Champions ante el Atlético, recobró el Barça la figura del extremo, con Pedro a la derecha. Noticia positiva para Neymar, que regresó al costado izquierdo, donde se siente más cómodo a excepción de la punta de ataque, coto reservado de Messi. Pero el 11, que se ofreció siempre, valiente porque exigió el cuero por definición, no se salió casi nunca con la suya, torpe en el quiebro y en la profundidad, siempre en busca del pase corto antes que del largo. Así se entiende que Alba le cediera 19 veces el balón y Messi tan solo tres. Sí que disfrutó, sin embargo, de ocasiones claras de gol. En la primera, timorato, puso la cabeza sin convicción a un centro de Alves, atajado sin apuros por Casilla. Más evidente fue la segunda, en otro centro tenso de Alves que le botó antes del remate. Sin más oposición que su miedo al gol, Neymar cometió un error flagrante porque el cuero voló más de lo previsto, por encima del larguero. Toda una pifia que le pesó sobremanera, hasta el punto de que se enzarzó en distintas peleas, siempre quejoso ante la patada del adversario. Justo lo contrario a lo que le pidió Martino al inicio del curso, cuando ensalzó su habilidad como hecho determinante para recibir tarascadas y reclamó cabeza fría para no entrar en la provocación. “El Espanyol crea fricción en la zona media”, señaló el técnico argentino; “y no veo que Neymar haya involucionado, sino que el partido y el rival se presentaba para que sucediera eso”.

Hizo el molinillo con los brazos Stuani y Neymar le buscó las cosquillas, un rifirrafe que calentó el ambiente y que se resolvió con la tarjeta amarilla para el uruguayo. Después, tras tres regates, sufrió una puntada de Moreno no señalada porque el colegiado dio la ley de la ventaja. Perdió el balón el equipo azulgrana y los papeles Neymar, que recorrió 10 metros encarado con el mexicano. No se detuvo su combustión en la jugada que precedió al intermedio porque también se las vio con Sergio García, al final separados por Piqué. “Eso está bueno”, defendió Mascherano; “cuando nos pegan nos tenemos que levantar. ¿Y nosotros por qué no vamos a dar? Sin cometer locuras, claro, pero hay que luchar”. Piqué, sin embargo, entendió como normales lasbroncas: “Ney ha visto que era un partido intenso. Ha encarado, pedido el balón y lo necesitamos, como a todos”.

“No veo que Ney haya involucionado; el rival y el partido se presentaba para eso”, dijo Martino

Desatinado en el chut, Neymar tampoco supo ponerle el lazo a un pase de Messi, disparo cruzado que le guiñó el ojo al poste por fuera. Por lo que siguió en sus trece, revolucionado y fuera del partido, incluso desquiciado ante Javi López, al que le dio una patada con el balón sin estar en juego, mal ajusticiado por el colegiado que ni siquiera le amonestó. “Javi ha estado muy bien, hay que darle la enhorabuena porque ha logrado parar a Neymar”, señaló Pizzi. “Sí, ha hecho un gran partido y ha cumplido con creces”, intercedió Álex Fernández. “Pero he sido el protagonista desafortunado”, lamentó el propio Javi López.

Resulta que al final le sonrió la fortuna a Neymar, que tras un centro de Alves tocó el esférico con el brazo y Javi López se lo arrebató con la mano. Solo vio la segunda infracción Clos Gómez y decretó un penalti que resolvió Messi. Ney fue el primero en abrazarle. Pero después, tras un último disparo que Casilla escupió, se marchó cabizbajo ante el relevo de Alexis, abroncado por la grada, con algún rifirrafe de más y sin el gol. Y con el penalti que valió el triunfo.

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