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El Barcelona quiso saltarse las normas

La entidad admite que pidió sin éxito a la FIFA que le eximiera de cumplir con el reglamento para traspasos de menores y recibió varias advertencias antes de ser sancionado sin fichar en un año

Josep Maria Bartomeu, durante su comparecenciaFoto: atlas | Vídeo: A. DALMAU

“La Masia no se toca”, proclamó ayer de forma solemne Josep Maria Bartomeu, el presidente del Barcelona, al referirse a la sanción de la FIFA. El club azulgrana no podrá participar en la compra de jugadores durante los próximos dos periodos de fichajes, acusado como está de incumplir el artículo 19 del estatuto de los jugadores, referente a las contrataciones de menores. “Atacan el modelo y nos encontrarán, porque no hemos hecho nada malo y no pensamos renunciar a las esencias”, dijo desafiante Bartomeu.

Tras sus proclamas, el presidente convino que el club intentó, sin éxito evidentemente, que la FIFA le eximiera del cumplimiento de una norma que se había saltado. La fracasada gestión la llevó personalmente el expresidente Sandro Rosell, y ayer Bartomeu lo justificó basándose “en la excelencia de La Masia, que debe ser un modelo a seguir en el mundo”.

El máximo dirigente barcelonista admitió que el citado artículo, que protege el mercadeo de menores, “tiene sentido”, y afirmó que el Barcelona le da su apoyo a la institución internacional que rige el fútbol mundial, pero insistió en que, en su opinión, no tiene sentido aplicárselo a un club “ejemplar” como el Barcelona: “Siempre defendimos, defenderemos y seguiremos defendiendo a los menores. La Masia es un ejemplo mundial, un referente en la excelencia formativa, deportiva y humana, de los menores, porque nuestra filosofía siempre fue la de protegerlos”. Insistió al decir que “La Masia debería ser una referencia mundial”, y agregó: “Estamos absolutamente a favor del control de los fichajes de menores. Llevamos 35 años buscando talento, lo encontramos, cuidamos a los jugadores y los formamos humanamente”. Bartomeu prometió pelear por preservar un modelo que ha permitido al club “dominar el fútbol mundial en la última década”.

La rueda de prensa de ayer estaba convocada para pasar balance antes de la jornada de reflexión previa al referéndum al que los socios han sido convocados el sábado para decidir si entregan un cheque de 600 millones para reconstruir el Camp Nou, crear un espacio barcelonista a su alrededor, y construir un nuevo Palau Blaugrana y otra pista de hielo. Pero la realidad manda y Bartomeu compareció básicamente para dar explicaciones sobre la sanción que se le ha impuesto al club. En el argumentario, el presidente, como hizo durante el día de ayer el aparato del club, se aferró a las licencias recibidas de la Federación Catalana de Fútbol para justificar la legalidad de sus acciones. “Antes de 2009, la ley era diferente. Había un control para menores, pero no existían los tres supuestos. Evidentemente, desde la entrada en vigor del artículo 19 hemos hecho cambios”, reconoció. De tal manera, implícitamente, y en varias respuestas, admitió que el club actuó de manera antirreglamentaria, pero nunca lo dijo con claridad, aunque en el club se reconoce que tras recibir la inhabilitación de seis jugadores de la cantera, en marzo de 2013, no se ha vuelto a fichar con los procedimientos habituales. “No, desde que hace un año y medio nos retiraron las licencias y los niños dejaron de jugar”.

El presidente dijo que el club esperaba una sanción por los expedientes abiertos, un total de 33, y que en realidad lo que más le había sorprendido es “la violencia” de la misma. Reconoció su sorpresa, también, por el hecho de que la FIFA comunicara el castigo a la entidad y a la federación española cuatro meses después de tomar la decisión: “El comité disciplinario de la FIFA emitió la sanción a nuestro club el 22 de noviembre de 2013 y esta sanción nos llegó ayer, cuatro meses más tarde”, reiteró.

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Es en gran parte por esa razón —“nos seguían pidiendo documentación cuando ya estábamos sancionados, pero no lo sabíamos”, apuntó— por la que la junta del Barcelona dice oler a chamusquina. Bartomeu habló abiertamente de la existencia de “una mano negra”, a la que no puso nombre, pese a decir que tiene sospechas de dónde viene y que, según él, persigue al club. Al argumentar la persecución metió en el mismo saco las acusaciones de dopaje, los problemas fiscales de Messi y las irregularidades cometidas en la contratación de Neymar. “Tenemos evidencias que nos llevan a pensar que nos quieren hacer daño. Es todo muy extraño. A alguien no le gusta que estemos donde estamos. Al final todo se sabe, no pararemos hasta saberlo y lo denunciaremos”, avisó.

“No renunciaremos al modelo ni a la esencia, La Masia no se toca”, explica Bartomeu

Pese al panorama que se le plantea al club, pese a (teóricamente y de momento) no poder sustituir a Valdés o Puyol, por ejemplo, que dejarán el equipo el 30 de junio, se mostró convencido de que el Barcelona le dará la vuelta al caso. “No estoy preocupado”, sostuvo amparándose en las consultas legales que ha emprendido el club. “La planificación de la temporada va a seguir igual. No cambiará nada”. El presidente anunció que presentarán recurso de apelación para obtener una medida cautelar que le premita incorporar futbolistas en la ventana de fichajes que se abrirá a partir del 30 de junio y dijo que si la FIFA no retira la sanción, el Barcelona acudirá al TAS. “Al final tendremos que aceptar una sanción”, zanjó, aunque confía en que sea económica.

Tras señalar a Rosell como “el interlocutor” que tuvo el club con la FIFA desde 2010 —“tenía unas relaciones excelentes”, aseguró— explicó que desde febrero el responsable es él mismo y desveló que han estado en contacto con la FIFA mediante “conversaciones, cartas y correos electrónicos”. Algún ejemplo documental aportó ayer el club: varias cartas y correos con la firma de Rosell a Jérôme Valcke, secretario general de FIFA, así como parte de la documentación con la que el club respondió a la solicitud de explicaciones del máximo organismo deportivo, firmados por Jordi Llorca, director de la gestión deportiva del club. Bartomeu, en cualquier caso, reconoció que a las seis de la tarde de ayer aún no había podido hablar con Joseph Blatter, presidente de la FIFA, al estar este de viaje por Costa Rica. Tras asegurar que tiene constancia de que otros clubes contravienen la norma —“en Cataluña le pasa a muchas entidades, hay 15.000 niños que no pueden jugar”— señaló que el fútbol es una herramienta de integración, e insistió en que por muy buena que sea la norma, el Barcelona debería estar exento. “Siempre puede haber excepciones. Hay gente que no actúa bien y contra eso también lucharemos, como lo hemos hecho siempre. Pero los que hacemos bien las cosas deberíamos hablar y mirar caso por caso y niño por niño”.

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