El Madrid, de persecución sin Cristiano
Ante la Real y en una jornada en la que juegan antes Atlético y Barça, Ancelotti reserva al portugués y a Di María para la Champions
“La mejor versión de la Real puede con todo”. La frase es de su entrenador, Jagoba Arrasate, y refleja más un deseo que un anuncio de intenciones. La mejor versión de la Real Sociedad le llevó a destronar al Barcelona en Anoeta (3-1), pero hoy en día la grabación tiene algunos daños.
A la Real se le está haciendo larga la temporada y el Real Madrid (20.00, Canal+ 1) es un equipo largo al que cuesta someter físicamente. La Real, más que su mejor versión necesita su versión original, sin subtítulos, con el tiempo exacto. Quizás no le baste con “salir como motos”, como anuncia su entrenador, sino con el depósito lleno ante un rival que inicia la cuenta atrás sin su mejor piloto, Cristiano Ronaldo, que se quedó descansando en boxes de los dolores que sufre en la rodilla izquierda tras 45 partidos sin desmayo —entre todas las competiciones, nacionales e internacionales, el portugués suma 3.938 minutos esta temporada, por los 3.690 de Diego Costa (Atlético) y los 3.020 de Lionel Messi (Barcelona)—. El equipo de Ancelotti, paseante en la Champions, viaja a rebufo del Atlético de Madrid y el Barcelona —está a tres puntos de los rojiblancos y a dos de los azulgrana— en la Liga. Ambos juegan antes que él, contra Villarreal y Betis respectivamente, lo que excitará su ansiedad: necesita que pierdan en algún momento, pero el Madrid sabe que no puede perder porque sería como salirse del circuito.
Sin embargo, la duda asalta al Madrid. Ancelotti no las tiene todas consigo para la vuelta de los cuartos de final ante el Borussia Dortmund, que disputará el martes en la Liga de Campeones. El 3-0 logrado en la ida no le tranquiliza e insiste en el poderío del fútbol alemán en estos meses gracias a su descanso invernal. El resultado del Bernabéu no le parece suficiente y quiere a sus mejores futbolistas en su mejor versión para Alemania.
Ancelotti asume el riesgo de perder la Liga
El técnico italiano asume el riesgo de fracasar en la Liga, si pierde en Anoeta, para asegurarse el camino europeo. Podría pensarse que teme más a las oleadas del Borussia Dortmund el martes, si opta por la versión clásica del fútbol alemán, que a las de la Real Sociedad, más justo de gasolina que los equipos de la poderosa Bundesliga.
El delantero suma 3.938 minutos, por los 3.690 de Diego Costa y los 3.020 de Messi
La mejor versión de la Real reclama el protagonismo del francés Antoine Griezmann, demasiado secundario en la parte más interesante de la película. Si el Madrid tiene serias opciones de ganar la Liga, la Real incluye entre sus objetivos el de acceder a la cuarta plaza que da opción a jugar la ronda preliminar de la Champions. Por eso necesita a Griezmann, su desequilibrio, su velocidad, su gol, algo que le ha acompañado durante toda la temporada y que ahora parece haberse congelado bajo una ducha fría. A Griezmann le pasa como a Cristiano Ronaldo, que los partidos pesan tanto en la rodilla como en la cabeza.
Sin Cristiano y sin Jesé, el Madrid pierde espíritu revolucionario. La Real ha perdido, sin embargo, equilibrio pragmático tras la salida de Illarramendi, que hoy pisará Anoeta con una camiseta distinta de la de la Real. Ni Granero, lesionado, ni Canales, fichado en invierno, han conseguido la fluidez que se esperaba de su juego. Rubén Pardo, en otro tiempo seguido por el club madridista, tampoco ha logrado el don de la regularidad, y la noria del centro del campo sigue dando vueltas sobre el mismo eje, Markel Bergara, el taponador, pero no el sacacorchos.
Ancelotti afirma haber pactado con Ronaldo un descanso tras el contratiempo vivido frente al Borussia de Dortmund. La alarma roja da paso al color ámbar en el semáforo del delantero portugués. Parada y fonda, lo que otorga un protagonismo mayor a Gareth Bale y abre una puerta al resucitado Álvaro Morata.
A los donostiarras, que necesitan al mejor Griezmann, se les hace larga la temporada
La Real Sociedad sueña con los espacios. El equipo de Arrasate mira siempre desde lejos. A Carlos Vela y a Griezmann les gusta cabalgar solos para encontrarse en el final del camino o encontrar a Agirretxe, el futbolista más aplicado en despejar las veredas a sus compañeros. Al Madrid y a la Real les gusta correr. La mejor versión de ambos dibujaría un partido trepidante, pero el fútbol permite pocas pantallas simultáneas: el protagonismo de uno suele ir en detrimento del otro.
Ancelotti ha asegurado que jugará Isco, titular y goleador ante el Borussia en la Champions, aunque no ha determinado su ubicación en el campo porque maneja varias alternativas, y también que no lo hará de salida Di María, que ha sufrido recientemente una gastroenteritis que le ha dejado más flaco que de costumbre.
Jesé, infección en la rodilla
El Real Madrid anunció ayer que Jesé fue sometido a una artroscopia de revisión en la rodilla derecha por el doctor Ulrich Boenisch en la clínica de Augsburgo donde fue operado recientemente. Al jugador canario se le había detectado un cuadro de inflamación en la rodilla intervenida acompañado de un proceso febril. “Necesita una revisión del cirujano que le operó. Creo que no ha tenido suerte esta temporada”, había dicho su entrenador, Carlo Ancelotti. El canterano del Madrid se lesionó el 18 de marzo en el partido ante el Schalke 04, perteneciente a la vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones. Dos días después, Jesé fue operado “de manera satisfactoria” en Augsburgo para reparar el ligamento cruzado anterior y el menisco lateral de su rodilla derecha, que se rompió en dicho partido iniciando así un periodo de baja, que le podría tener lejos de los terrenos de juego entre seis y siete meses.
La revisión a la que fue sometido ayer se desarrolló con éxito y el jugador permanecerá en el hospital los próximos días bajo la supervisión de los servicios médicos del Madrid.
El equipo de Arrasate solo mira al Madrid, mientras el Madrid tiene un ojo en San Sebastián y otro en Dortmund, una mirada tan amplia que puede acabar difuminando el horizonte. El partido dirá si Ancelotti confunde el cielo con el mar.
