El Madrid se repone al efecto Porzingis

Las batallas de la Euroliga entre semana desgastan el ímpetu del Madrid los días festivos. El líder sufrió para derrotar a un Cajasol valiente que estiró su descarada resistencia hasta los instantes finales gracias, sobre todo, a un gigantón de 18 años con visos de grande. El letón Kristaps Porzingis (20 puntos) achuchó de lo lindo a los de Laso hasta que las personales le sacaron del partido, momento en el que emergió la figura de Felipe Reyes (13 puntos y 12 rebotes) para sostener la imbatibilidad madridista en la Liga tras una mañana enrevesada para los locales.

Con la intención de mantener la intensidad de principio a fin, Aíto apostó por agitar su banquillo sin descanso. Le funcionó la fórmula. A los cinco minutos y medio de partido cambió a cuatro de los integrantes de su quinteto inicial (solo Balvin permaneció en pista) y, a partir de ahí, el técnico arrancó un carrusel de relevos y variantes con las que intentó hacer pensar al rival. Lo consiguió. Unas veces con alineación de bajitos, otras plagada de torres. Unas veces apostando por los virgueros, otras por los bigardos. Unas veces subía el balón Radicevic, otras Bamforth, algunas Franch y muchas Satoransky. El checo, con siete puntos y cinco asistencias en la primera mitad, sostuvo a los suyos en el partido a pesar de su inferioridad en el apartado reboteador. Sin embargo, coincidiendo con la salida a pista de Sergio Rodríguez y Rudy Fernández, el Madrid tomó la iniciativa en el partido (19-11, m. 10). El Chacho piensa antes, más y mejor que nadie sobre un parquet y, al compás del base canario, el líder encontró la fluidez comenzó a hilvanar su habitual juego dinámico.

Los de Laso, que durante el tramo inicial apostaron por la paciencia y la búsqueda del pase extra para zafarse de la defensa rival, comenzaron a esprintar regalándose entre ellos asistencias geniales. Del Chacho a Bourousis, de Rudy a Mirotic, de Draper a Rudy y así sucesivamente. No sería a pesar de todo una mañana tranquila para los blancos.

El segundo cuarto fue cosa de Salah Mejri. El pívot tunecino tomó el testigo de Bourousis y protagonizó un contundente desembarco en el partido. Se lució con 11 puntos, tres mates, dos rebotes en ataque y cuatro faltas recibidas en algo menos de 10 minutos, pero no bastó su bagaje para que el Madrid consolidara el estirón. Puestos a reivindicarse, Guillermo Hernangómez demostró descaro y solvencia ante ‘su’ equipo, al que espera regresar tras hacer la mili en Sevilla. El canterano madridista recogió varias ovaciones de la parroquia del Palacio con varios rebotes de merito y algún arrebato de carácter como un mate ante el propio Mejri.

A pesar del interés y la aplicación de los pupilos de Aíto, el Madrid se le fue haciendo incontenible al cuadro sevillano con el paso de los minutos (51-40, m. 23). Justo hasta que los blancos confundieron la solvencia con la suficiencia. Se presentaba el Cajasol en Madrid con una de las plantillas más jóvenes de Europa junto a la del Partizán de Belgrado. La más novel de la ACB con 22 años de media. Un grupo de imberbes con cuatro jugadores por debajo de los 20 años —Radicevic, Porzingis, Burjanadze y Hernangómez (cedido por el Madrid)— y apenas dos por encima de los 24 —Mata (27) y Urtasun (30), faltaban Landry y Sastre—. Tanta inexperiencia como atrevimiento. Fue la desfachatez de Porzingis la que llevó a su equipo a la ilusión y a los blancos al sofoco momentáneo. El pívot letón, de 2,12m y con aires de Kirilenko, que ya había sido el mejor de los suyos en el partido de la primera vuelta, anotó nueve puntos en el tercer acto y lideró el arreón que permitió al conjunto sevillano reengancharse al partido. Un meritorio parcial de 3-13 en cinco minutos (54-53, m. 28) que sembró la inquietud en las filas madridistas. Coincidiendo con el viaje al banquillo de Porzingis y Satoransky, el Cajasol desperdició un puñado de ataques con los que podía haber completado la meritoria remontada y emborronó su candidatura al sorpresón de la jornada (59-53, m. 30). La afinación de Llull y el goteo de puntos de Mirotic encarrilaron un partido complejo para el Madrid.

Cuando volvió a pista la pareja estrella del Cajasol, los de Aíto volvieron a apretar el marcador (64-62, a 7m 30s para el final). Pero justo ahí llegó la quinta falta de la torre letona que se marchó a la silla entre los aplausos de una afición que vio en él a una joya en ciernes. Sin el prometedor jovenzuelo y, a pesar Franch y Satoransky, perdió brío el Cajasol y el Madrid, con la brega del incansable Felipe Reyes (con nueve puntos decisivos en el tramo final), pudo gestionar su exigua renta hasta alcanzar la victoria número 52 en 54 partidos.