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VALENCIA, 5; BASILEA, 0

Gesta del Valencia, heroico Alcácer

El equipo de Pizzi despliega un torrente de fútbol de ataque y remonta ante el Basilea

Alcácer celebra uno de sus tres goles.
Alcácer celebra uno de sus tres goles.JOSÉ JORDÁN (AFP)

Podía olerse en los alrededores de Mestalla antes del partido. Atraído por el calor de la épica, el valencianismo se congregó en masa en su estadio dadas las circunstancias (el 3-0 de la ida en Suiza). Y nadie podía interpretar ese olor como dos chicos de la casa, Alcácer y Bernat, que llevaron en volandas a sus compañeros hacia una remontada histórica. Desde que el delantero de Torrent convirtió el primer gol pasada la media hasta que la cerró el diminuto lateral izquierdo en el minuto 117 de la prórroga, el Valencia soltó un chorro de fútbol que arrastró al Basilea como si fuera un cono.

Justo cuando cundía la desesperanza, un chispazo de Paco Alcácer cambió completamente el panorama. Pasada la media hora, Mestalla proclamaba su ira contra sus jugadores, de irreprochable conducta, aunque muy desacertados para amenazar la meta de Sommer. El partido caminaba al descanso hacia un 0-0 irritante para la grada cuando João Pereira se encontró con un balón de cara en el carril del ocho. El lateral portugués avanzó y oteó el horizonte. Alcácer le marcó el desmarque a unos 35 metros. El pase, a media altura y en diagonal, fue perfecto. La resolución del delantero centro, también. Alcácer amortiguó con el pecho la pelota y, en carrera, la voleó esquinada en el arco de Sommer. Alcácer solo tiene 20 años, pero juega con la sabiduría de un veterano. Dio otra muestra poco después, al enviar de primeras, enroscadito, un pase al segundo palo para el remate a bocajarro de Vargas. El chileno cabeceó en plancha y todo el estadio cantaba el gol rechazado in extremis por una pierna inesperada. Vargas venía de fallar hasta cuatro goles claros en los dos últimos encuentros, en Valladolid y en Basilea, golpeado por una especie de maldición que disipó un minuto después. De ese córner lanzado por la zurda de Fede, el chileno entró a cabecearlo con un salto y una determinación extraordinarios. El balón viajó hacia la escuadra del segundo palo.

VALENCIA, 5; BASILEA, 0

Valencia: Guaita; João Pereira (Piatti, m. 109), Javi Fuego, Mathieu (Ricardo Costa, m. 80), Bernat; Parejo, Keita; Feghouli, Fede Cartabia (Jonas, 76); Vargas y Alcácer. No utilizados: Jaume, Oriol Romeu, Barragán y Míchel.

Basilea: Sommer; Xhaka, Schär, Sauro, Safari (Embolo, m. 105); Elneny, Serey Die, Díaz, Degen (Aliji, m. 61); Delgado (Sio, m. 52) y Frei. No utilizados: Vailati, Sefaragic, Dünki y Ajeti.

Goles: 1-0. M. 37. Alcácer, a pase de João Pereira. 2-0. M. 42. Vargas, de cabeza. 3-0. M. 70. Alcácer, de un zurdazo a bote pronto. 4-0. M. 112. Alcácer. 5-0. M. 117. Bernat.

Árbitro: Viktor Kassai. Expulsó a Díaz (m. 101) con roja directa y a Sauro (104) por doble amarilla. Amonestó a Safari, Feghouli, Elneny, Schär, Keita, Vargas, Xhaka, Alcácer, Bernat, Guaita .

Unos 38.000 espectadores en Mestalla.

El Basilea, tan ordenado y seguro en la primera media hora, se puso a temblar mientras el Valencia, llevado en volandas por una hinchada extasiada, quería empatar la eliminatoria antes del descanso. Quedó cerca y fue despedido por una grada exaltada que olía la épica por todos los rincones de Mestalla.

“Sí, se puede; sí se puede”, cantaron a coro. Atrás quedaron los reproches a Fede Cartabia debido a un excesivo protagonismo mal entendido: recién llegado a la élite, con muchos errores a la hora de elegir las jugadas, propias de la edad si se quiere, debe corregirlos con la ayuda del entrenador. Lo sufren sus compañeros, sobre todo Bernat, tantas veces doblándole sin recompensa.

La clave en la segunda parte para el Valencia era cómo gestionar la adrenalina, que corría a chorros por las venas valencianistas. El cuadro de Pizzi se sintió cada vez más cerca de la gesta a partir de la potencia física y táctica de Keita, en contraste con un menguante Basilea.

Cuando la presión valencianista se apagaba, Alcácer se encargaba de subirla por su cuenta. En una acción individual reservada a los grandes, al robar en la zona del 10, quebrar varias veces y enviar un tirazo desviado por Sommer a parte posterior del larguero. Estaba en vena el joven delantero valenciano, puesto en pie el estadio de Mestalla para saborear la explosión de este jugadorazo. Agradecido, el chico enganchó a bote pronto un servicio de Vargas que entró con violencia en la portería tras escupir el larguero.

Empatada la eliminatoria, el Valencia debía ser cuidado en evitar un tanto suizo. Con el inconveniente de la lesión de Mathieu, que permaneció en el campo unos minutos de incertidumbre mientras calentaba Ricardo Costa. Estaba cojo el central zurdo francés. Magistralmente dirigido por Parejo, el cuadro de Pizzi seguía atacando con cierto fanatismo, refrescado por la entrada de Jonas en lugar de Cartabia. Alcácer volvió a ganar la espalda a los centrales y tendría el triplete entre los pies, en un mano a mano con Sommer desactivado por el meta suizo en el último suspiro del partido. Fruto del cansancio de un esfuerzo titánico. Y quedaba la prórroga.

Sin la energía de los primeros 90 minutos, el Valencia se encomendó a la velocidad de Bernat, imparable cuando enfila la línea de fondo. Las expulsiones de Marcelo Díaz, por una patada a Jonas (m. 101), y de Sauro (m. 104) alimentaron la esperanza blanquinegra. El portero Sommer frenó por enésima vez el remate de Alcácer antes del final del primer tiempo de la prórroga. Restaba el segundo. 15 minutos contra nueve. Pizzi acertó al dar entrada al pequeño Piatti, para remover el árbol. Abierto a la izquierda, su centro lo cazó al primer palo Alcácer, ahora sí, el hat trick. Tembló Mestalla y no metafóricamente. Rematado el temblor por la última y gloriosa escapada de Bernat. Ahí, dos chicos de la casa para empezar a reconstruir un equipo zarandeado en los últimos años por la ineptitud de sus dirigentes.

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