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“El sacrificio no se puede enseñar”

Olazábal resalta el valor de la ambición y lamenta que en España los jóvenes no tengan hoy “muchas posibilidades”

J. M.
Augusta -
Olazábal, durante el recorrido de la jornada del sábado
Olazábal, durante el recorrido de la jornada del sábadoTANNEN MAURY (EFE)

Olazábal compartió ayer ronda con Vijay Singh. En la pareja había un toque de nostalgia, un recuerdo de otros tiempos. Fue el vasco, vencedor en 1999, quien vistió de verde al fijiano en la ceremonia del año siguiente. Desde aquel traspaso de poderes, el golf español ha picado en los grandes sin llenarse el estómago, incapaz de marcar gol pese a que ha rematado muchas veces al palo. 33 concretamente, el número de ocasiones en que un golfista español ha acabado entre los 10 mejores clasificados de un grande, pero nunca en la foto con el trofeo. Quien más ha aparecido en pantalla ha sido Sergio García, en 18 ocasiones, más que ningún jugador en activo entre los huérfanos de un gran título; nueve Jiménez; cinco más Olazábal desde la chaqueta del 99; y una Gonzalo Fernández-Castaño.

¿Es normal esta sequía de 15 años? “Relativamente normal”, explica Olazábal tras completar otra vuelta de lucha al campo. “La afición al golf está ahí, pero en España los jóvenes no tienen muchas posibilidades para desarrollar sus habilidades. Eso es un hándicap. Muchos se tienen que ir fuera, a Estados Unidos, para jugar y estudiar, y eso para un chaval de 15 años es duro. Y luego es importante también la ambición, no solo el juego, para aspirar a grandes. Hay que tener espíritu de sacrificio, carácter, pasión. Tienes que amar este deporte porque es duro y el camino es largo. Si no quieres este deporte, es difícil. Eso a veces a los jóvenes no se les puede enseñar, tiene que estar en el adn”.

Recuerda Olazábal sus primeros años en el Open Británico, cuando tenía que buscarse la vida para contar con bolas para los entrenamientos, y en la comparación con los tiempos de ahora, de jovenzuelos trajeados con ropa de marca y con lo último en tecnología en la bolsa, ve el vasco un factor diferencial. “Aquello era una aventura, tirarse al vacío, apretar y luchar. Hoy hay más facilidades y los chicos ven otras cosas, lo que mueve el golf. No les falta de nada”, argumenta, entre la añoranza y la decepción. Gonzalo Fernández-Castaño remacha: “Con los dinerales que se reparten, mucha gente se conforma. Quizás no tienen tanta hambre. Ahora con el tiempo nos damos cuenta de lo difícil que fue ganar grandes y de lo que consiguieron Seve y Chema”.

Desde su triunfo del 99, los españoles suman 33 ‘top ten’ en grandes, pero ningún título

Las licencias en España bajan de 300.000 y la cantera emigra. Como hicieron Carlota Ciganda y Azahara Muñoz, por ejemplo. Como ha hecho ahora el hijo mayor de Jiménez, que estudia Finanzas en Miami mientras sueña con emular a papá. Ha visto mundo Olazábal y en el vivero de Estados Unidos ve una fibra mental que marca la diferencia a la hora de forjar campeones. “La mentalidad americana es más competitiva. Aquí es tanto tengo, tanto valgo. No hay amigos”, explica el vasco. Es la meritocracia que tanto ha exhibido Tiger Woods, por mucho que ahora una nueva ola de jugadores llame a derrocar al rey herido. “Tiger y Phil [Mickelson] ya no dominan como antes, el abanico se ha abierto”, dice. Y en ese reparto espera ver a Sergio García acabando con los remates españoles al palo. “Hemos vivido una época dorada, pero ganar grandes es difícil. Yo confío en Sergio. Tiene juego para los grandes, y luego hay un grupo de jugadores que tienen que subir un escalón”.

García es el tercer golfista hoy con más grandes jugados (62) sin probar la victoria, por los 63 de Jiménez y los 64 del inglés Lee Westwood. El Niño ni siquiera pasó el corte en este Masters pese a que parecía llegar con la coraza más dura y preparado para el barro. No fue así y el mejor fue el eterno Jiménez. Olazábal sigue aguardando el relevo.

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Sobre la firma

J. M.
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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