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Arroyo, un líder más allá de la NBA

El base puertorriqueño, tras su largo periplo en Estados Unidos, es el alma del Galatasaray y el principal obstáculo del Barcelona

Robert Álvarez
Carlos Arroyo, en el partido de Euroliga contra el Bayern de Múnich.
Carlos Arroyo, en el partido de Euroliga contra el Bayern de Múnich.Cordon Press

La NBA es la competición por antonomasia para potenciar al estrellato a un profesional del baloncesto, pero en las tierras movedizas de su desalmada competitividad encallan muchas carreras. Carlos Arroyo, base puertorriqueño establecido en Florida, hermano gemelo de Alberto y primo del célebre actor Benicio del Toro, vive en Turquía en el Galatasaray una segunda juventud. A sus 34 años, vuelve a jugar como él quiere, libre de las ataduras que tantas veces coartaron sus características de jugador talentoso, intrépido, descarado, imaginativo, torrencial en su estilo decididamente ofensivo.

Será este antiguo colega del carismático Piculín Ortiz -el primer puertorriqueño drafteado en la NBA, el pívot que jugó en el CAI, el Barcelona y el Unicaja-, el principal obstáculo para el equipo de Xavi Pascual en el playoff de los cuartos de final, al mejor de cinco partidos, que comienza hoy en el Palau Blaugrana (19.00, Canal + Deportes y Esport 3).

Arroyo, tras brillar en la Universidad de Florida Internacional, jugó en Toronto y poco después junto a John Stockton en Utah completó su mejor temporada en la NBA después de que se retirase la estrella de los Jazz, promediando 12.6 puntos y 5 asistencias en la temporada 2003-2004. Aquel mismo verano formó parte de la selección de Puerto Rico que derrotó a Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Atenas.

“Mi padre me enseñó a no tener miedo a fallar”, dice el puertorriqueño

Después jugó en Detroit Pistons, con los que llegó a la final en 2005 y la perdió ante San Antonio Spurs, en Orlando Magic, en Miami Heat, donde se las vio y se las deseó para complementar la preponderancia en el juego de Dwyane Wade, y concluyó su última etapa en la NBA con los Celtics en 2011. Conoció el baloncesto europeo, aunque de manera fugaz tras su breve paso por el Baskonia en 2002, y de forma más intensa en 2008 en el Maccabi. El gran salto lo dio al fichar por el Besiktas en diciembre de 2011 para cubrir la baja de Deron Williams, que regresó a la NBA tras el cierre patronal.

En 2012 ganó la Liga turca con el Besiktas y acto seguido fichó y repitió el éxito con el Galatasaray. La NBA a no es su prioridad. “Prefiero estar en una situación en la que pueda tener la oportunidad de jugar con mayor libertad, como sé hacerlo”, afirma. Arroyo ha desarrollado unas dotes de creatividad y efectividad que le han convertido en el jugador que da ha sumado más asistencias en el Top 16 de la Euroliga, con una media de 6.8 por partido, y en el máximo anotador del Galatasaray en la competición con una media de 13.3 puntos.

El chaval que empezó a jugar cuando tenía cinco años auspiciado por su padre da una enorme importancia a su aprendizaje de niño. “Mi padre me enseñó a creer en mí y a no tener miedo a fallar, a levantarme y a seguir adelante. Ponía a prueba mis limitaciones hasta desarrollarlas. Hoy puedo agradecerle todo su sacrificio y lo exigente que fue conmigo”.

El Galatasaray sumo seis victorias y cuatro derrotas en la primera fase de la Euroliga y siete triunfos y otras tantas derrotas en el Top 16, entre ellas las que sufrió ante el Madrid (89-84 en el Pabellón de la Comunidad y 74-85 en el Abdi Ipecki). En el equipo turco destacan el escolta georgiano Markoishvili, los pívots serbios Erceg y Macvan, los aleros estadounidenses Domercant y Hairston y el ala-pívot inglés Mensah-Bonsu.

Pero el que llevará la voz cantante en la cancha será el puertorriqueño Carlos Arroyo, tanto como fuera de la pista ya que no en vano, interesado por el reggaetón, creó su propio sello discográfico, ‘Arroyo Hit Music’, publicó con un notable éxito dos sencillos, Oculto Secreto en 2009 y Se va conmigo en 2010. Él y el Galatasaray, a partir de hoy y al mejor de cinco partidos, serán el obstáculo que deberá salvar el Barcelona si desea estar el próximo mes en la final four en Milán.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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