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El día que Casillas salvó a Mourinho

El portero regresa al escenario de las acciones que reforzaron en 2011 al exmánager en el Madrid

Diego Torres
Casillas en un entrenamiento en Valdebebas.
Casillas en un entrenamiento en Valdebebas. JAVIER SORIANO (AFP)

Iker Casillas regresa esta noche al escenario en donde salvó a José Mourinho, el 20 de abril de 2011. Se lo dijo el mánager portugués a sus ayudantes cuando acabó aquella temporada, su primer año en el Madrid, y pudo seguir otro curso más justificándose gracias a la Copa —la Copa más importante de la historia, según proclamaron los propagandistas de entonces— que había ganado al Barça en Mestalla.

La Copa de Mestalla fue el único trofeo que logró el Madrid de Mourinho en la temporada 2010-2011 y la directiva se aferró al título para argumentar su decisión de respaldarlo. Silvino Louro, el preparador de porteros, comentó en el viaje de regreso de Valencia que nunca en su vida había visto una sucesión de paradas como las que Casillas hizo esa noche: desvió un tiro de Messi de media distancia en el minuto 74, una vaselina de Pedro en el 75, y un disparo cruzado de Iniesta en el 80.

Mourinho coincidió con Louro. Ese verano, durante la pretemporada, exaltó aquellas acciones en conversaciones con Karanka, Faría y el propio Louro. De no haber sido por las intervenciones del portero, admitió, los habrían despedido. Habrían acabado la temporada en blanco, sin proporcionarle al presidente, Florentino Pérez, los argumentos necesarios para respaldarles.

Louro, el preparador de arqueros, dijo que nunca vio algo como la atajada a Iniesta

Antes de que Mourinho desarrollara una mala relación personal con Casillas, antes de que le señalara como a un traidor y advirtiera a Florentino Pérez que lo mejor que podía hacer era echarle del club, le admiraba. El mánager apreció a Casillas hasta la Supercopa de 2011, cuando el jugador resolvió disculparse ante Xavi y Puyol por las provocaciones y las conductas antideportivas que él como capitán había consentido. Desde entonces, Mourinho procuró sepultar todos los vestigios de su complicidad con el portero. Incluso llegó a decir que quiso fichar a Diego López en 2011. Lo que no confesó es que, hasta la Supercopa, su portero indiscutible fue Casillas.

Si Casillas hubiera llegado tarde a tapar cualquiera de aquellos remates el 20 de abril de 2011, Mourinho no habría permanecido en el club para marginarle y, quizás, hoy el portero no estaría planteándose dejar el Madrid el próximo verano. La pérdida de la titularidad, primero como sustituto de Adán, luego a la sombra de Diego López, sería inexplicable sin la presencia de Mourinho en Chamartín hasta mayo de 2013. La labor de Mourinho para promover un relevo en el arco fue fundamental, de una importancia solo equiparable a la receptividad conque la directiva acogió aquellas teorías. La idea de que el capitán está amortizado y que, al igual que Redondo, Hierro o Raúl en su día, es una mala influencia para el vestuario, sigue vigente en ciertos despachos.

Casillas fue el héroe de última final de Mestalla, pero Mourinho salió más reforzado. Hoy el portero volverá a situarse bajo los mismos palos para medirse al Barcelona en otra final de Copa. Lo hará con 32 años, después de una temporada en la que ha debido alternar el banquillo en la Liga con la acción en la Champions y la Copa. El resultado global es admirable: ocho goles en contra en 15 victorias, dos empates y una derrota. En la Copa está imbatido: por primera vez en la historia del torneo un equipo alcanza la final sin haber encajado un gol.

“No fueron paradas sensacionales”, dice el capitán, “pero ayudaron al equipo”

Cuando ayer le pidieron que evocara la final de 2011, el portero se quitó importancia. “No fueron paradas sensacionales”, dijo, “pero sí en momentos en los que ayudas al equipo para que, entre todos, se consiga el objetivo. Ojalá mañana se repartan las alegrías y el protagonismo entre todos para que salga ganador el Madrid”.

Casillas lo repite como una fórmula: “Entre todos”. Es consciente de que, como capitán, habla en representación de algo que lo trasciende, sus compañeros, el club, o la afición. Ayer dijo que le desagrada llamar la atención. “Sinceramente”, confesó, “no me gusta acaparar portadas y comentarios pero entiendo que cuando estás en el Madrid todos los días eres un punto de opinión y eso tienes que asumirlo. Tampoco me voy a quejar porque peor sería que me tirasen piedras por la calle”.

Casillas detesta las campañas de denuncias contra los árbitros que tanto abanderó Mourinho. En el Madrid hay dirigentes que siguen creyendo en ese programa, pero el portero dejó clara su postura cuando le preguntaron por Mateu Lahoz, el juez de la final. “Es muy buen árbitro”, dijo. “No tengo nada más que opinar de los árbitros. Y mucho menos para mal. Si no, ¡vamos a estar siempre con la misma guerra!”.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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