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balón teutón
Columna
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Schweinsteiger, 100% Bayern

Voz cantante dentro y fuera del terreno de juego, es el termómetro exacto para comprobar cómo se siente el colectivo

Schweinsteiger celebra un gol al Arsenal.
Schweinsteiger celebra un gol al Arsenal.KAI PFAFFENBACH (reuters)

Bastian Schweinsteiger (29 años) da como pocos la imagen del jugador alemán rubio, fuertote, disciplinado, no rápido pero vigoroso, que compensa cierta tosquedad de movimientos con la entrega sin restricciones. Es un hombre de equipo, voz cantante dentro y fuera del terreno de juego, termómetro exacto para comprobar cómo se siente el colectivo. Y es al Bayern Múnich lo que el agua al río.

He visto en fotos de prensa a Javi Martínez, a Dante, a Manuel Neuer, también a Rummenigge o a Guardiola, celebrar el Oktoberfest vestidos con el traje regional de Baviera. Se les nota a la legua el disfraz, la impostura, no así a Schweinsteiger, que nació y se crió allí arriba, en las estribaciones de los Alpes. Un poco más y rueda del lado de Austria.

De niño tuvo que decidirse: o futbolista o esquiador. A los 14 años ya estaba en los juveniles del Bayern Múnich. Así y todo, él cuenta que la práctica del esquí marcó su manera de jugar al fútbol. ¿Cómo dice? ¿Me lo podría repetir? En un entrenamiento se puede ensayar lo que se quiera, con o sin balón. El carácter no se practica. Lo trae o no el jugador de su casa o, por mejor decir, de su infancia.

Y Schweinsteiger, que tiene fama de hombre que se crece en las adversidades, cuenta que de niño, si perdía una carrera sobre la nieve, en lugar de lamentarse se echaba los esquíes al hombro, volvía a subir al monte y lo intentaba de nuevo. Así una y otra vez. Ese es el Schweinsteiger tesonero, bragado, luchador, que todos conocemos.

A comienzos de la temporada actual, los aficionados a las adivinanzas auguraron que sus días en el Bayern estaban contados. Lo juzgaban el tipo de futbolista menos idóneo para el sistema de juego favorecido por Guardiola. Afirmaban que el tiqui-taca es demasiado ballet para un jugador de sus características y que con el fichaje de Thiago Alcántara y la incorporación de Philipp Lahm a la brega en el centro del campo no había ni sitio ni tarea para él. Para colmo se lesionó.

La espalda, la pelvis, los tobillos. En fin, penalidades que lo hicieron visitar el quirófano y lo mantuvieron alejado de los terrenos de juego durante largas semanas. Finalmente se recuperó y ha vuelto con renovadas fuerzas para ayudar al equipo en este tramo crucial de la temporada y participar después, con la selección alemana, en el Mundial de Brasil.

Schweinsteiger despeja un balón ante el Borussia.
Schweinsteiger despeja un balón ante el Borussia.ANDREAS GEBERT (EFE)

Estuvo presente en el partido de ida de la Liga de Campeones contra el Manchester United, donde metió un gol importantísimo y recibió una tarjeta roja, y estrenó el marcador el miércoles pasado en el partido contra el Kaiserslautern que clasificó al Bayern para la final de la Copa.

El Kaiserslautern, actualmente en Segunda División, aunque plantó cara no fue rival serio para el Bayern, de manera que, avanzada la segunda mitad, Guardiola retiró del campo a jugadores indispensables: a Robben, a Alaba y... a Schweinsteiger. Ya hace días que la sombra blanca del Real Madrid se esparce sobre Múnich.

Puede que a Bastian Schweinsteiger le falte algo de aquella chispa de sus veintipocos años. A cambio, ha ganado en veteranía. Se le nota seguro, tranquilo, cuando recibe el balón; tiene una larga experiencia en finales (algunas ganadas, otras no) y dispone de un ojo infalible para interpretar las distintas situaciones que surgen de improviso durante un partido.

Después de Thiago, es el jugador del Bayern con más contacto de balón. Se le atribuye una cuota de pases certeros por encima del 90%. ¿Su especialidad? La disputa del balón en la pelea cercana con el rival. Rompe mucho juego al adversario, tiene disparo y es algo así como un coloso cuando entra al choque o salta a darle de cabeza.

No retira la pierna jamás. Es duro, pero noble. Basti, como lo llaman afectuosamente sus compañeros, tiene una vena alegre. Desempeña el papel congraciante cuando se producen conflictos en el vestuario. También sobre el terreno de juego es el centro psicológico del grupo, el macho alfa por así decir, aun cuando no lleve el brazalete del capitán. Jupp Heynckes acudía con frecuencia a él en busca de respuestas y de su visto bueno. También Guardiola, según he leído, lo convida al diálogo. Motor del equipo, como lo reputa el delantero Thomas Müller, puede que Schweinsteiger no haga cosas bonitas; pero arrastra del Bayern Múnich igual que una locomotora.

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