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La fiesta de los sufridores

Unos 3.000 aficionados ingleses acompañan a su equipo en su visita al Calderón

Centenares de hinchas del Chelsea se dan cita en la Plaza Mayor de Madrid.
Centenares de hinchas del Chelsea se dan cita en la Plaza Mayor de Madrid. Carlos Rosillo (EL PAÍS)

Tim Pooley y sus amigos han viajado desde Londres a Madrid para ver al Chelsea otra vez. Entre Champions y Premier, este inglés ha visto en directo más de 1.500 veces a su equipo. "Todo lo que tenemos nos lo gastamos en fútbol", dice uno de sus colegas. La capital, después del amanecer, se va tiñendo de azul para presenciar las semifinales del torneo europeo entre Chelsea y Atlético.

Como Pooley, unos 3.000 aficionados blues se congregaron ayer en la Plaza Mayor y sus aledaños para ir calentando motores entre cerveza y cerveza. "La última vez que estuvieron aquí vendimos 25 barriles de cerveza, cuando lo normal un martes por la mañana es despachar uno, dos a lo sumo", comentaa el encargado de la cafetería Magerit, Julián Fernández.

La pandilla de Pooley se cruza con un Homer Simpson ataviado con la camiseta de Diego Costa. Ni los muñecos de Sol son ajenos al ambiente eléctrico que durante todo el día ha ido invadiendo la capital. "Creemos que hoy vamos a empatar, pero al final nos llevaremos la eliminatoria. El Atlético está jugando bien, pero nosotros tenemos más experiencia", dice uno de los ingleses. El grupo de amigos rememora entre pintas la última visita de su equipo al Calderón, en 2009. En esa ocasión blues y colchoneros empataron a dos y el Atlético se despidió del torneo.

La última vez que estuvieron aquí vendimos 25 barriles de cerveza, cuando lo normal es despachar uno, dos a lo sumo" Julián Fernández, hostelero

Horas más tarde, cerca del Calderón, hasta los árboles se agitan. Y como ellos, la riada de aficionados que baja la margen derecha del Paseo de las Acacias, rumbo al estadio: algunos llevan la media sonrisa instalada en la cara, otros esfuman en dos caladas sus cigarrillos, otros dan saltitos y amagan remates de cabeza. "Hay que morir en el campo. Lo demás da igual", afirma Javi, ataviado hasta arriba de parafernalia rojiblanca y de la mano de su novia. "Este es el mejor momento de la semana, el paseíllo al Calderón", cuenta apresurado. "Luego ya sufriremos, que es lo que nos toca. Pero así se consiguen las cosas aquí".

La cita ante el Barcelona en cuartos de final hasta ahora fue, quizá, la más esperada por la afición. Pero el Chelsea de Mourinho ya está aquí reclamando la atención colchonera. Y en el equipo del Cholo, el partido a partido impera. "Hoy 3-1. Dos de Costa y uno de Koke", dice Rafa, uno de los encargados del Pryce Café, cercano al epicentro atlético. Todos se fiaban al hispanobrasileño, "un animal", apostilla el encargado. Fuera, cada vez eran más los aficionados que se suman a la marea rojiblanca que se encamina al Calderón. José María, vendedor de bufandas, resume: "Este año parece que salen de debajo de las piedras".

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