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El Madrid pasa la reválida

El grupo de Laso alcanza la Final a Cuatro tras derrotar al Olympiacos en un ejercicio de carácter liderado por Llull, Rudy y Felipe

Faustino Sáez
Felipe Reyes pelea por un balón con Dunston
Felipe Reyes pelea por un balón con Dunstongerard julien (AFP)

El Madrid alcanzó su tercera Final Four en los últimos cuatro años y selló su certificado de afianzamiento en la élite del baloncesto europeo tras derrotar al actual bicampeón continental, Olympiacos, en un ejercicio de autoafirmación de su estilo y en una reválida de carácter. Triunfaron los de Laso exprimiéndose en cuerpo y mente para doblegar la furia competitiva de la correosa tropa de Spanoulis, que ha hecho de su orgullo una oda a la supervivencia camino a la gloria.

Ganó el conjunto madridista el combate físico y el psicológico a fuerza de arrojo y talento hasta exorcizar a su demonio en la Euroliga, el que le privó del título hace un año en Londres. Lo hizo liderado por Sergio Llull, Rudy Fernández y Felipe Reyes (autores entre los tres de 50 puntos de los 83 de su equipo). Imponiendo su hambre rumbo al único título que les falta por conquistar en la era Laso.

Amparado por su entregada afición y espoleado por las dudas sobrevenidas tras una colección de elogios y récords, el Madrid afrontó el choque con la firme voluntad de que 80 minutos en Atenas no emborronaran siete meses de notable trayectoria. Con una puesta en escena más emotiva que académica, los de Laso blindaron su zona con una intensa defensa de ayudas, robaron un puñado de balones y desataron los primeros contraataques. El espíritu reivindicativo de Mirotic y, sobre todo, las piernas y la puntería de Llull, otorgaron una trabajada iniciativa a los blancos (23-12, m. 11). Mientras, incapaces de encontrar el filón de Dunston (cero puntos al descanso, 4 al final), los de Bartzokas se agarraron a su perímetro para intentar contener la embestida rival.

REAL MADRID, 83 - OLYMPIACOS, 69

Real Madrid: Llull (20), Darden (6), Rudy Fernández (15), Mirotic (10) y Bourousis (8) -cinco inicial-; Sergio Rodríguez (8), Reyes (15), Díez (-), Mejri (-), Slaughter (1) y Carroll (-).

Olympiacos: Mantzaris (2), Spanoulis (19), Lojeski (15), Petway (9) y Dunston (4) -cinco inicial-; Papapetrou (3), Printezis (4), Sloukas (3), Collins (3) y Simmons (7).

Parciales: 18-12, 22-22, 19-18, 24-17.

Árbitros: Lamonica (ITA), Rocha (POR) y Vojinovic (SRB). Sin eliminados.

Palacio de Deportes. 12.698 espectadores.

Con acierto discreto pero machacona insistencia, Olympiacos se fue asentando en el partido a base de lanzamientos de tres (27-23, m. 15). Pero entonces desenfundó Sergio Rodríguez tomando el testigo de Llull con dos triples consecutivos y volvió a pista Darden para dar otra vuelta de tuerca a la defensa madridista. Todo ello, unido al desembarco en la pintura de Felipe, facilitó el segundo estirón de los blancos en el marcador (40-27, m. 17). Deseoso de escapar de la asfixia que vivió en Atenas, el Madrid se entregó a la velocidad como argumento de combate y filosofía fundacional asumiendo el riesgo de alternar en ocasiones el vértigo con la precipitación. En los dos partidos de la serie disputados en parquet griego, el Madrid perdió el rebote y con ello el ritmo, el sustento de sus contraataques, el manejo de los tiempos y por momentos hasta el oremus. Para el conjunto de Laso, la eliminatoria comenzó en un velódromo de partidos vibrantes y se trasladó a un laberinto de encuentros claustrofóbicos. Escaparon de él a la carrera rumbo a Milán, rearmándose en la pelea bajo los aros (39-27 para los blancos en el rebote).

Atajaron el primer intento de huida Spanoulis y el editorializante factor arbitral que, al filo del descanso, tomó cuerpo en forma de técnica a Laso por unas protestas del técnico (después se igualó la cuenta con otra técnica sobre el propio Spanoulis). El resultado de la acción fueron cuatro puntos consecutivos del base griego que ajustaron la contabilidad antes del viaje a vestuarios (40-34, m. 20). El coco de Olympiacos, importante en todos los partidos de la eliminatoria sin ser determinante en ninguno, anotó 19 puntos, pero perdió hasta siete balones entre las manos rápidas de la defensa blanca. A pesar de ello, fue el encargado junto a Lojeski de mantener la distancia en márgenes abarcables tras un primer tiempo borroso de su equipo.

En semifinales en Milán espera otra vez el Barcelona, como el año pasado

El Madrid manejaba el compás, pero no acababa de gobernar el partido. A la vuelta de la caseta, Rudy Fernández retomó el papel de jugador franquicia -soberbio en los cinco encuentros de la eliminatoria- y volvió a agitar el pulso para destartalar a su irreductible rival. La hiperactividad del mallorquín, la episódica aportación de Bourousis y los grilletes de Slaughter estiraron de nuevo la cuerda para los locales. Sin embargo, Simmons compensó ligeramente el apagón de Dunston (57 de valoración entre los dos partidos de Atenas, 2 en la cita clave) y Petway encontró un par de bingos en el 6,75 para agarrar a los suyos a la cornisa (59-52, m. 30).

En el territorio de los funambulistas, donde se escribe la leyenda y se labran los currículos, estiraron su clase, su voluntarismo y su carácter Rudy y Felipe. Siete puntos del alero mallorquín en los dos primeros minutos del cuarto decisivo lanzaron al Madrid con un parcial de 11-5 (70-57, m. 35). Los rebotes ofensivos, los puntos en la pintura y el coraje competitivo del capitán madridista remataron el partido y la eliminatoria (76-62, m. 38). Sucumbió Olympiacos, extenuado en la recta final. Volvieron entonces los triples de Llull, el otro héroe de la noche, y la tensión dio paso al júbilo en las gradas. El Madrid selló el billete a Milán con otro rebote en ataque y dos puntos más de Felipe Reyes. Allí les espera el Barça en semifinales como el año pasado. El enésimo clásico de los últimos tiempos.

El CSKA vence al Panathinaikos y jugará contra el Maccabi

El CSKA se impuso (74-44) al Panathinaikos en Moscú en el quinto encuentro de su serie de los cuartos de final de la Euroliga y disputará su semifinal contra el Maccabi en la Final a Cuatro de Milán dentro de tres semanas. El cuadro moscovita dominó el partido desde el comienzo del mismo con parciales de 18-10, 17-11, 19-12 y 20-11. El mejor del encuentro entre el club ruso y el griego fue Sasha Kaun, del CSKA, con 18 puntos, 9 rebotes y 29 de valoración.

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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