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Un portero cuentacuentos

Schwarzer, de 41 años, coautor de libros infantiles de fútbol, vive a la sombra de Cech pese a su larga trayectoria en Inglaterra

J. L.
Mark Schwarzer, en el partido de ida en el Calderón.
Mark Schwarzer, en el partido de ida en el Calderón. luis sevillano

Edward Megs Morrison es un chaval de 15 años que llegó a Sidney desde Inglaterra en 2007. A una nueva escuela, sin sus amigos londinenses. A un país donde al fútbol, su pasión, lo llamaban soccer. Un crío, fanático del Liverpool, capaz de montar un equipo de la nada con tal de jugar a su deporte favorito. A partir de su historia surgirían otras con las que transmitir una serie de valores: respeto, compañerismo... Porque Megs también es un personaje ficticio, el protagonista de los libros que coescribe Mark Schwarzer, el portero del Chelsea, el encargado mañana de que nadie extrañe a Cech y todos olviden que en la meta rival se encuentra Courtois, propiedad de los blues.

Schwarzer, australiano de 41 años y 194 centímetros, se ha visto de rebote bajo los focos de una semifinal de la Liga de Campeones, una competición en la que solo había disputado un encuentro hasta el minuto 18 del pasado martes, cuando Cech cayó lesionado. Apenas había jugado los 90 minutos ante el Basilea en el último partido de la fase de grupos, con la clasificación ya resuelta para el cuadro azul.

La carrera del meta australiano, sin embargo, ronda ya las dos décadas. En Inglaterra data de 1996, cuando aterrizó en el Bradford City procedente del Kaiserslautern, alemán. De ahí, un año después, pasó al Middlesbrough, con el que disputó 332 partidos y, ya en 2008, se convirtió el guardián de la portería del Fulham hasta el pasado verano. Con el club de Londres se convirtió en el primer jugador extranjero en sumar más de 500 partidos en la Premier —en total lleva 506—. También con el Fulham vivió su episodio internacional de más enjundia: la final de la Liga Europa de 2010 en la que salió derrotado por el Atlético. Un partido, aquel de Hamburgo, arbitrado por Nicola Rizzoli, el colegiado que dirigirá también mañana.

La llamada de Mourinho fue determinante para que el meta australiano, que ha renunciado a su selección, con la que ya jugó el Mundial de Sudáfrica, acabe en Stamford Bridge, apenas a 20 minutos andando de su anterior hogar: Craven Cottage. “Antes de hablar con el mánager tenía algunas dudas, pero en cuanto pude hablar con él desaparecieron muy rápido”, aseguró. El técnico portugués quería un portero experimentado, al que no le importase estar bajo la eterna sombra de Cech. Algo que se antojaba imposible en el caso de que Courtois no hubiese seguido cedido en el Atlético. Ya en 2006, durante su primera etapa en el Chelsea, Mourinho fichó a un secundario con perfil similar: el portugués Hilario, por entonces de 30 años. Mañana, ambos guardametas formarán una dupla de 79 años, por los 55 de la portería del Atlético (21 de Courtois; 34 de Aranzubia).

El paupérrimo debut este curso en la Premier, en la derrota ante el Sunderland, alentó el escepticismo sobre su valía. Sin embargo, ha conseguido mantener a cero su meta ante el Atlético y el Liverpool. “Lo sabe todo sobre la portería, sobre el área pequeña”, ensalzó Mourinho. O como dijo Schwarzer al poco de fichar por el Chelsea: “El objetivo es seguir mejorando, no quiero dejar de sentirme mejor. Si dejas de hacerlo, todo se convierte ya en una cuesta abajo”. Una semifinal de Champions bien lo vale.

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Sobre la firma

J. L.
Es subdirector de América. Desde 2015 trabaja en la región, donde ha sido corresponsal en Colombia, cubriendo el proceso de paz; Venezuela y la Región Andina y, posteriormente, en México y Centroamérica. Previamente trabajó en las secciones de Deportes y Cierre del diario.

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