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Paulus Wildeboer, la natación como escuela de vida

El técnico holandés afincado en España tuteló a grandes figuras y también brilló en Dinamarca y Australia

Robert Álvarez
Paulus Wildeboer.
Paulus Wildeboer.CARLES RIBAS

La natación fue su vida y la enseñanza su pasión. Holandés y profesor de instituto, Paulus Wildeboer cambió de país y de trabajo en 1979, cuando el CN Barcelona le ofreció un puesto como entrenador. La Federación Australiana, una de las más reconocidas y exitosas en este deporte, definió el reconocimiento que Wildeboer se ganó a pulso a lo largo de 33 años, cuando, en noviembre de 2012, lo fichó para su centro de alto rendimiento en Queensland y lo presentó como uno de los cinco mejores técnicos del mundo no estadounidenses. Su contrato finalizaba en 2016, pero un cáncer de próstata contra el que luchaba desde hacía tiempo se lo llevó el pasado domingo, a los 60 años.

Metódico y concienzudo, Wildeboer trabajó durante 24 años en el CN Sabadell y compartió su pasión por la natación con su mujer, la también entrenadora Winnie Faber, y la inculcó a sus hijos, Aschwin, finalista olímpico en las Olimpiadas de Pekín en 2008 y medalla de bronce en el Mundial de Roma 2009, y Olaf.

No solo sus hijos, sino todos los nadadores españoles a los que entrenó le llamaban Papá Paulus. Fueron muchos: Frederik Hviid, Lourdes Becerra, Jorge Sánchez, David Ortega, María Pelaez, Merche Peris y, también, Olaf y Aschwin, entre otros. Tras una corta etapa en la Residencia Blume de Madrid, firmó como director técnico de la federación danesa, donde desarrolló desde 2008 hasta 2012 un brillante trabajo y dirigió a Jeanette Ottesen, Rikke Pedersen, Lotte Friis y Mie Nielsen, todas ellas campeonas mundiales.

Trabajó durante 24 años en el CN Sabadell y compartió su pasión por la natación con su mujer, la también entrenadora Winnie Faber

Hizo compatible la tremenda exigencia de la natación de élite con un trato amable con sus nadadores, a los que trató de contagiar su pasión por la competición, pero sobre todo por el trabajo bien hecho. Les inculcó exigencia al límite, disciplina, la necesidad de creer en sus sueños y de mover montañas para alcanzarlos. En España trató de mejorar la preparación, la cultura de trabajo de los nadadores y también las estructuras organizativas. El valor de las victorias, de las medallas y de los récords eran relativos para él. “Ganadores son aquellos que han luchado contra diferentes adversidades y que no se han dejado abatir por los obstáculos que la vida ha puesto en su camino”, reflexionó en una entrevista con el Diari de Sabadell.

El reconocimineto hacia Wildeboer ha sido unánime. Lo resumía Lourdes Becerra, tres veces olímpica: “Nos marcó de una manera especial. Él hizo que creyera en mis posibilidades. Me transmitió la ilusión y la confianza”.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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