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“¡Amarilla a Cesc por tirarse!”

España empieza a trabajar en Curitiba con una charla del árbitro Vergara, en contraste con la tensión que generó Collina en 2012

Los internacionales, en el centro deportivo de Cajú.Foto: atlas | Vídeo: Alejandro Ruesga

De un tiempo a esta parte la tradición dice que en las fases finales de los campeonatos del Mundo y de las Eurocopas empieza con la visita del árbitro. Y así sucedió ayer, cuando el chileno Héctor Vergara —14 partidos mundialistas repartidos entre Japón-Corea 2002, Alemania 2006 y Sudáfrica 2010— se personó en las instalaciones de Club Atlético Paranaense, conocidas popularmente como Cajú, donde España ha instalado su centro de trabajo en el Mundial.

A diferencia de lo que ocurrió con la visita de Pier Luigi Collina a los jugadores en Gnewino (Polonia) antes del inicio de la Eurocopa 2012, cuando la relación entre los jugadores del Barcelona y del Madrid era eléctrica y el italiano subió el voltaje utilizando de ejemplo imágenes de la expulsión de Pepe por una entrada a Alves durante la semifinal de la Champions de aquel año, ayer la reunión discurrió de manera muy diferente. Más relajada.

De entrada, el chileno repartió entre los jugadores tarjetas rojas y amarillas, que los futbolistas debían usar a su criterio en función de las imágenes que les iba poniendo. “¿Es penalti?”, preguntó en una jugada en la que se veía a Cesc Fàbregas durante un partido del Barcelona barrido claramente por un defensa dentro del área que desató las primeras risas: “¡Amarilla a Cesc por simulación!”, se escuchó en la sala, ante las carcajadas generales. Eso dio pie al árbitro para hacer hincapié con lo estrictos que serán con quienes traten de engañar al colegiado de turno durante los partidos.

Los jugadores se instalaron en habitaciones austeras pero funcionales

Igualmente advirtió que no se tolerarán protestas. Igual de estrictos serán con los insultos y la alevosía en las protestas como con los aspavientos exagerados “que enciendan al público”, avisó Vergara. El excolegiado usó a Piqué para tratar de mantener el buen ambiente en la reunión cuando explicó que en un partido los jugadores le rodearon dentro del área: “Piqué, Piqué, me gritaban. Y yo le buscaba a usted, pero no estaba. Luego caí: su apellido coincide con las siglas Penalti Kick [lanzamiento del penalti]!”. Acto seguido, en otra jugada que trataba de valorar la simulación de un jugador le pregunto “¿Es penalti, Piqué?”. A lo que el grupo coreó: “Pi-qué, pi-qué”.

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En general, el ambiente no puede ser mejor en el grupo, nada que ver con el 2012. Tampoco podía haber elegido mejor la federación el lugar de trabajo, como se confirmó por la tarde, tras un día de lluvias, cuando la apareció el balón en la primera toma de contacto con los campos de entrenamiento de la ciudad deportiva del Atlético Paranaense, el que oficialmente llevan por nombre el de Alfredo Gottardi, pero que todos conocen como el centro de Cajú, que hasta la reforma de la Granja Comari, en Teresópolis, sede de la federación brasileña, pasaba por ser, junto a las del CA Cruzeiro, las mejores instalaciones del país. Están situadas a 15 kilómetros del centro de la capital del estado de Paraná, donde ayer murieron tres personas víctimas de los aguaceros torrenciales caídos en los últimos días. El centro donde trabajará España se descubrió como un excelente lugar, al que solo le falta por instalar unas mesas de ping pong y algunas máquinas de vídeo juego, aunque la tendencia de los jugadores para matar el rato cada vez pasa más por las partidas de cartas y de parchís.

Los jugadores, que la noche del domingo se instalaron en las austeras pero funcionales y cómodas habitaciones del centro de formación, comprobaron el buen drenaje de los campos, acostumbrados a copiosas lluvias durante todo el año. No es casual que a Curitiba, gris fría y lluviosa, sea conocida como el Londres brasileño.

El centro de trabajo del barrio de Umbará acogerá el trabajo de la selección al menos durante la primera fase, a excepción de los días previos a los partidos contra Holanda, cuando se trasladarán a Belo Horizonte. Los internacionales de Del Bosque dedicaron también una buena parte de la mañana realizando trámites fotográficos para las acreditaciones. En el cuartel general de Curitiba, La Roja ya se huele a Mundial.

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