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A la final entre sofocos

El Madrid, liderado por Lull y Felipe Reyes, supera en la prórroga a un correoso Unicaja (79-89) y resuelve la eliminatoria (3-1)

Faustino Sáez
Llull intenta un pase ante la oposición de Kuzminskas.
Llull intenta un pase ante la oposición de Kuzminskas.Daniel Pérez (EFE)

El Madrid encontró su pase a la final de la Liga tras superar a Unicaja en la segunda prórroga de la eliminatoria. Como ya ocurriera con el primero, el cuarto partido se resolvió en el tiempo extra, acreditando la igualdad de una serie que ha exprimido al conjunto de Pablo Laso física y psicológicamente. Entre la congoja y la extenuación, los blancos se ganaron su derecho a defender el título gracias al vigor competitivo de Llull y Felipe Reyes (44 puntos de los 89 de su equipo, 22 por barba), que sirvió para doblegar a un rival intrépido y corajudo que estiró su resistencia con orgullo. En otro choque vehemente y abigarrado, marcado por la acumulación de faltas y resuelto en el alambre, el líder de la temporada regular impuso su heráldica y su colmillo ante la adversidad de una rotación mermada, que obligó a los dos técnicos a una alambicada gestión de recursos humanos.

En la idea de afinar apuestas y romper inercias, Plaza y Laso decidieron alterar sus quintetos iniciales. El primero se guardó a Vázquez y apostó por la brega de Stimac para los minutos de tanteo; el segundo recurrió al músculo de Slaughter para apretar las tuercas en defensa y dejó a Mirotic en el banquillo. Sin embargo, la innovación madridista apenas se sostuvo durante 30 segundos. Ese fue el tiempo que tardó Slaughter en anotar la primera canasta del partido y torcerse el tobillo izquierdo de camino a su aro. Un esguince lo suficientemente serio como para que el estadounidense no volviera a la pista. El contratiempo se unía a la lesión de Draper y los problemas de Mejri que ya venían condicionando la rotación del conjunto blanco.

UNICAJA, 79; REAL MADRID, 89

Unicaja: Granger (4), Toolson (17), Suárez (12), Caner-Medley (13), Stimac (7) –equipo inicial-; Sabonis (0), Urtasun (0), Calloway (3), Vázquez (8), Kuzminskas (9) y Hettsheimer (6).

Real Madrid: Llull (22), Rudy Fernández (9), Darden (0), Slaughter (2), Bourousis (8) –equipo inicial- Felipe Reyes (22), Mirotic (2), Sergio Rodríguez (9), Carroll (11) y Mejri (4).

Parciales: 17-24, 18-13, 20-19, 18-17 y, en la prórroga, 6-16.

Árbitros: González, Pérez y Calatrava.

Martín Carpena de Málaga. Unos 8.000 espectadores. El Real Madrid se clasifica para la final de la Liga Endesa.

A pesar de todo, el Madrid se mostró, desde el salto inicial, más intenso y aplicado en defensa que en los tres primeros partidos de la serie. Con Llull y Rudy como estiletes, cogieron el mando del partido (4-9, m. 4) y Plaza se vio obligado a recurrir a Vázquez. Al tiempo, afinó Toolson desde el perímetro y equilibró el choque. Pero cuando el pívot gallego apenas acumulaba dos minutos y medio en pista, Bourousis le sacó la segunda falta personal y el acontecimiento estremeció la pizarra local. Lo aprovecharon los visitantes para coger carrerilla con un parcial de 0-11 cimentado en la hiperactividad de Rudy (12-22, m. 9). El alero mallorquín firmó cinco puntos, seis rebotes defensivos, dos asistencias y una recuperación en un primer cuarto apoteósico que encontró continuidad con la aparición episódica de Carroll y la solidez bajo los aros de Felipe y Bourousis.

Un contraataque culminado por el capitán madridista otorgó la máxima renta a su equipo (21-32, m. 13). Sin embargo, como ya les ocurriera en el tercer partido, los blancos volvieron a apagarse ante el aro rival cuando parecían coger vuelo. Estuvieron seis minutos sin anotar y perdieron la carrerilla ante los grilletes verdes. Unicaja endureció la defensa y atajó la escapada, pero Vázquez se apuntó la tercera falta en su expediente en el minuto 16. En mitad de la tensión ambiental por las decisiones arbitrales, Plaza se llevó una técnica y Llull reapareció para lucir puntería (11 puntos y 3 de 3 en triples al descanso). Fue Caner-Medley el que dio entonces un paso adelante para estirar la resistencia local ajustando el pulso antes del paso por la caseta (35-37, m. 20).

El Madrid, que cerró la temporada regular con 72,9 puntos en contra de media y solo había encajado más de 85 en tres de las 34 jornadas, sufrió el asedio de Unicaja en los tres encuentros anteriores de la serie en los que recibió una media de 86,6. Decidido a retomar su libro de estilo de defensa, rebote y contraataque, Laso hormigonó su dique de contención en el cuarto capítulo, pero a la vuelta del vestuario se le abrieron varias vías de agua. A los 25 minutos Darden cometió su cuarta falta y un minuto después Bourousis hizo lo mismo. El contador de personales en los primeros 30 minutos señalaba un 13-20 y, entre viaje y viaje a la línea de tiros libres, Unicaja volvió a situarse por encima (53-52, m. 29).

Suárez y Kuzminskas eran el sustento para los locales en ese tramo, Felipe y Llull alargaban su faena para el Madrid. Los blancos estaban justos de recursos, pero Unicaja era menos que otros días. Ni Calloway ni Granger encontraban el paso y Vázquez tampoco enfocaba en sus idas y venidas del banquillo. Lo aprovechó el conjunto de Laso, que con los réditos de la zona y algunas carreras tomó impulso en la recta de meta (62-70, m. 35). Un triple de Sergio Rodríguez, inédito hasta ese instante, devolvió la lozanía al Madrid, pero no se rindió Unicaja. “Ya están pensando en la final”, soltó Plaza en mitad de un tiempo muerto a falta de tres minutos (66-73) y sus jugadores abrazaron su estrategia motivacional con un parcial de 7-0 que empató el partido. Con 23 segundos por delante, el Madrid no encontró el descabello. Rudy Fernández falló el triple de la sentencia y el partido se fue a la prórroga. Allí volvió Llull para elevarse entre los cascotes y sellar el pase del Madrid a la final.

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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