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AL SEGUNDO PALO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Holanda no va a su escuela

Prefiero un loco atrevido que llena el fútbol de vida que la inteligencia aplicada al cálculo, el control y la especulación

Jorge Valdano
Robben, en el entrenamiento de este martes.
Robben, en el entrenamiento de este martes.RICARDO MORAES (REUTERS)

Holanda llega a octavos con puntaje perfecto, decidiendo todos los partidos por dos o más goles de diferencia y dejando la sensación, a pesar de su juventud, de equipo adulto atrás, batallador en el medio y muy rápido y talentoso arriba. Tengo como selecciones clásicas a todas aquellas que alguna vez ganaron un Campeonato del Mundo, pero habría que incluir a Holanda y no por haber jugado tres finales, sino porque es más importante crear una escuela que ha influido para bien al fútbol, que ser campeón del mundo. Son más de cuarenta años los que lleva Holanda usando la pelota para revolucionar el juego. Nadie discute que en términos de estilo, el último Mundial encontró en la final a dos equipos a la holandesa, la misma Holanda y España. Y tampoco quedaron dudas de que España fue más holandesa que Holanda. Cuatro años después, España murió en su ley y Holanda se mantiene viva dándole la espalda a su propia escuela. Sé que el debate no lo gana el que muere. Al menos en estos días, cuando la sensación de fracaso con la que España abandona el Mundial todavía lacera. Yo, sin embargo, veo más futuro en la convicción de España que en esta traición a la esencia que protagoniza Holanda con tanto éxito.

Voy a decir que todos los estilos son válidos para que se me reconozca la amplitud de mis ideas. Pero no me gusta que un resultado me diga cómo tengo que pensar

Cruyff ya levantó la voz con la autoridad del profeta que es y seguramente se le criticará por opinar contra el resultado. Pero hay que recordar que si el buen fútbol no ha sucumbido a la fuerza del pragmatismo, es porque fanáticos como Cruyff se han mantenido firmes en sus ideas y en su momento demostraron que el atrevimiento y la belleza son eficaces. Extraña que Van Gaal haya caído en la tentación y seguro que tiene razones para ello: una defensa joven que hay que proteger, una bala llamada Robben que invita a contragolpear, una rica experiencia que le llevó a la conclusión de que especular es inteligente. De hecho, así definió su victoria ante Chile: “Ganó el equipo más inteligente”.

No me imagino tanta inteligencia en Menotti, Cruyff o Guardiola, tipos que no negocian jamás sus ideas. Y que influyen en los Mundiales a veces sin necesidad de intervenir. La España campeona del mundo tenía cosas (nada menos que hasta siete jugadores) del Barça de Pep. Y Alemania, para mí y hasta hoy el equipo más atractivo de este Mundial, juega con 7 jugadores del Bayern de Guardiola, entre ellos Lahm, lateral reconvertido en mediocentro con gran éxito. Invento de Pep que Löw aprovecha en Alemania.

Voy a decir que todos los estilos son válidos para que se me reconozca la amplitud de mis ideas. Pero no me gusta que un resultado me diga cómo tengo que pensar. Prefiero un loco atrevido que llena el fútbol de vida, que la inteligencia aplicada al cálculo, el control y la especulación. Esa maravilla llamada fútbol nunca debería convertirse en un ámbito aburrido que en mitad de un partido nos hace recordar que existe la muerte. ¿O no jugamos para olvidar la realidad?

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