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El Chesterton del fútbol

Di Stéfano fue una enciclopedia de frases geniales que tenían como virtud resumir el juego en pocas palabras y muchos actos

Alfredo Di Stefano fue ingenioso en el campo y en la vida. Ambas cualidades no siempre van juntas. En su caso no se entendía lo uno sin lo otro. Por eso, si Chesterton era el autor preferido de los amantes de las citas (produjo más citas célebres que obras notables), Di Stéfano fue una referencia a la hora de resumir la esencia del fútbol y el futbolista. Su vida se puede resumir en muchas pocas palabras. Tan pocas que sólo necesitó dos palabras para explicar su relación con el balón: "Gracias, vieja", porque el balón ha sido siempre la pelota.

Sobre el juego: "La pelota no se mueve sola. Todo lo que hacemos con los pies, lo hemos de hacer antes con la cabeza".

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Sobre el gol: "Meter goles es como hacer el amor. Todo el mundo sabe cómo se hace, pero ninguno lo hace como yo". "Los goles no se merecen, se consiguen".

Sobre el equipo: "Ningún jugador es tan bueno como todos juntos".

Sobre sus marcadores: (A Uriarte, del Athletic): "Si vas a marcar al hombre, seguíme y aprendé".

Sobre el espíritu defensivo: "Yo no defendía, insultaba".

Sobre Puskas: "Puskas manejaba la bola con la pierna izquierda mejor que con la mano".

Sobre su retirada: sus hijas le dijeron cuando jugaba en el Espanyol: "Papá, con 40 años, calvo y con pantalones cortos no quedas bien".

Sobre el portero: "No le pido que ataje las que van dentro, me vale con que no meta las que vayan fuera".

Sobre el fútbol: "El balón está hecho de cuero, el cuero viene de la vaca, la vaca come pasto, así que hay que echar el balón al pasto".

Sobre el resultado: "Un 0-0 es como un domingo sin sol". "El futbol es inconcebible sin el placer del hacer gol que se emparenta con el placer de hacer el amor".

Di Stéfano era un compendio de genialidades sencillas, lo más cercano a una enciclopedia de la ocurrencia y a un diccionario del fútbol al mismo tiempo. Como todo productor máximo de frases ingeniosas, quizás alguna se le atribuyó presuponiendo que sólo podía ser de Di Stéfano. Eran frases. Reflexiones, pensamientos que reducían el futbol al estado puro, el que se refiere a la conjunción del futbolista con la pelota, arte supremo de del fútbol, a veces, cada vez más, sometido a los ingenios tácticos del espacio y demás artimañas estratégicas.

Sólo necesitó dos palabras para explicar su relación con el balón: "Gracias, vieja", porque el balón ha sido siempre la pelota

El genio y la figura perduraron. A José Ángel de la Casa, comentarista de las retrasmisiones, Di Stéfano le ponía a menudo en apuros. Tras unas explicaciones exhaustivas del comentarista en torno a una jugada, De la Casa daba paso a Don Alfredo que solía responder: "Sí". Un buen día, en Zorrilla, un futbolista del Valladolid malgastó un disparo elevándolo por encima del larguero: "¿Se le fue alto, verdad, Don Alfredo?" A lo que la saeta rubia respondió: "Sí, derribó un avión". Y eso que el aeropuerto de Villanubla aún no estaba ni concebido.

Di Stéfano tenía más respuestas que preguntas, quizás porque el origen le marcó el camino y el camino le dio esa agudeza que Gilbert Keith Chesterton, el hombrón británico, convirtió en celebridades más populares que sus pocas celebradas novelas o biogafías. Pero, quizás, Chesterton pensó en el fútbol o más concretamente en Di Stéfano cuando dijo que "la aventura puede ser loca, pero el aventurero deberá ser cuerdo".

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