Futbolista a cualquier hora
No escribió nada, pero lo deja todo escrito en un amplio decálogo del buen jugador del Madrid. Sus goles, su carácter y estilo marcaron al resto. Siempre Di Stéfano.
Los balones tenían gajos. Uno de ellos ya nos pertenece. Di Stéfano se lo ha llevado consigo. Es eternamente suyo. La edad y las enfermedades no tienen colores, ni siquiera les gusta el fútbol, porque de lo contrario no harían estas cosas. Pero nada podrá apartarnos de saber que la mayor leyenda viva —nunca dejará de estar entre nosotros—, el delineante del Madrid actual y el de todos los tiempos, vivirá eternamente en el estadio Santiago Bernabéu. Sus goles, su carácter y estilo marcaron al resto. No escribió nada, pero lo deja todo escrito en un amplio decálogo del buen jugador del Madrid.
Precursor de La Quinta del Buitre junto con Amancio, fue capaz de reconocer un futbolista hasta vestido de espía, de valorar su aptitud para jugar entre los grandes con solo cruzar su mirada contigo y aseguro que aguantarle ese gesto era síntoma de valentía. Ver el fútbol a través de sus ojos y de sus ideas fue un privilegio para mí. Compartí con Di Stéfano meses de enseñanzas personales y deportivas, con historias y anécdotas de amplio repertorio. Se sentía futbolista a cualquier hora y en cualquier lugar. Eterno futbolista reconocido. Su aroma de triunfador está impregnado en los vestuarios del club, por muchas remodelaciones y modernidades que viva.
A quien esto escribe, le olvidó en el Castilla hasta la temporada siguiente, pero me quedo con su frase hacía mí: “… Llegaste el último pero te quiero como si hubieras sido el primero…”.
Siento tu despedida, pero ahora estarás en todas las partes. Siempre Di Stéfano.