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“Hoje tem jogo”

Ya nadie trabaja. Hoy, en todo el país no se habla de otra cosa. Hoy hay partido

Antonio Jiménez Barca
Un hincha de Brasil exhibe la bandera de su país.
Un hincha de Brasil exhibe la bandera de su país.Nelson Antoine (AP)

Hoy el restaurante de la esquina cierra. Tiene un cartel en el que prevé a sus clientes que los días de partido no se trabaja. En el metro, por la mañana, los vagones van llenos de personas con ropas amarillas: jóvenes con el uniforme oficial de la selección y el número de Neymar a la espalda que trabajan en una oficina o en una tienda, pero también señoras de 40 o 50 años que se colocan una camiseta cualquiera amarilla cubierta de una rebeca verde, los colores de hoy. También los empleados de los supermercados, las cajeras, los camareros, los que atienden el micrófono de los McDonad's o los redactores de un periódico. Los padres y los hijos. Las madres y los hijos. Los señores mayores y los niños, sobre todo los niños. Hoy por la mañana hay un tipo en un bar de una esquina de São Paulo tomando un café con un gorro verde en la cabeza, ridículo y orgulloso.

Hoy, a las cuatro de la tarde (hora local), una hora antes de que empiece el Brasil-Alemania, ya es fiesta. Ya nadie trabaja. Los alcaldes de las grandes ciudades tienen que tener cuidado porque es el momento temido de estos días (semi) laborables en el que hay riesgo de que se colapsen las avenidas de atascos repentinos y descomunales. Hoy las radios, las televisiones, los periódicos y los conductores de autobuses no hablan de otra cosa, machaconamente, insistentemente: Hoje tem jogo”. Hoy hay partido.

El apoyo de la gente a la selección y la pasión por el Mundial de fútbol va más allá de las tácticas, de los jugadores o del juego mismo

Algo comparable sólo existe en Navidad en España. Así, es como si se festejara una Nochebuena tras otra, cada tres días, cada vez con mayor intensidad, según Brasil se va clasificando y escalando hasta la final de Maracaná del domingo. Las protestas han remitido completamente. Hasta el Financial Times elogiaba hace dos días la seguridad y otros aspectos organizativos que antes de que comenzara a rodar la pelota se cuestionaban mucho.

Pero a los brasileños estas cosas, que les han venido atormentando en las últimas semanas, hoy no les preocupan demasiado: Porque hoy hay partido. Hoje tem jogo. Tampoco el laberinto de combinaciones que el entrenador Scolari tendrá que componer para sustituir a Neymar, el que viaja a la espalda de miles de camisetas por todas las calles de Brasil pero que hoy no jugará porque tiene una vértebra a la virulé; tampoco el hecho de que Brasil no juegue bien, según los especialistas, o no juegue tan bien como se supone que tiene que jugar Brasil. Eso hoy no importa porque el apoyo de la gente a la selección y la pasión por el Mundial de fútbol va más allá de las tácticas, de los jugadores o del juego mismo.

Alguien dijo una vez que la víspera es mejor que la fiesta. Mañana, dentro de un rato, cuando todo haya acabado, será el cielo o el infierno, sin paradas intermedias.

Pero hoy todavía es hoy: Hoje tem jogo.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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