_
_
_
_
_
TOUR DE FRANCIA 2014 | DESDE MI SILLÓN
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Fines distintos

Pocas veces es tan plástica la sensación de estar presenciando dos carreras diferentes al mismo tiempo, como la de este sábado entre la éxitosa escapada de Kadri y la lucha para la general

Niki Terpstra y Sylvain Chavanel, al ataque este sábado.
Niki Terpstra y Sylvain Chavanel, al ataque este sábado.EFE

Pocas veces es tan plástica la sensación de estar presenciando dos carreras diferentes al mismo tiempo. Faltaban 50 kilómetros para la meta de Gérardmer La Mauselaine, situada en un duro muro de menos de dos kilómetros que da acceso a la estación de esquí situada por encima de la ciudad de Los Vosgos, cuando los cinco escapados circulaban con 11 minutos de ventaja en mitad de una intensa tormenta veraniega. Presumiblemente, la victoria de etapa se fraguaba entre ellos, por detrás había otra carrera. 11 minutos detrás, o lo que es lo mismo, a algo menos de una decena de kilómetros, circulaba el pelotón comandado por el Astaná del líder bajo un sol entre nubes. En la toma del helicóptero se observaba a lo lejos una cortina de niebla tras la que evidentemente circulaba la escapada, y hacia ella se dirigía el pelotón integrado por todo el resto: los que se están jugando la general, los que trabajan para estos, y los supervivientes que no habían querido o podido formar parte de la fuga del día. Esta era la otra carrera; la misma que, en función de las circunstancias, podía interferir con la primera hasta el punto de anularla. Pero ya parecía demasiado tarde, como así fue.

Nadie estaba dispuesto a regalar nada. El ganador del día, el francés Blel Kadri, lo tenía claro con Chavanel

El hostigador, demiurgo, y alma máter de la primera escapada victoriosa de este Tour ha sido Chavanel, un corredor de esos que si no existiese, habría que inventarlo. Ha atacado en el km 23, le han cogido, ha perseverado y ha sido alcanzado por Terpstra, y tras unos kilómetros en dúo han esperado al grupo de tres que se había formado en su persecución. Este grupo de cinco ha recorrido 51 kilómetros en la primera hora de carrera, lo que indica que era un día en el que formar parte de la fuga estaba caro. Nadie estaba dispuesto a regalar nada. El ganador del día, el francés Blel Kadri, tenía claro cómo actuar en los kilómetros finales: “Durante la etapa desconfiaba de Chavanel y de Terpstra porque sabía que iban a atacar. Así que respondí enseguida cuando atacó Chavanel”.

Kadri, un habitual de las fugas en las etapas de media montaña que ha resistido con pundonor el acoso del pelotón. El dato de que en la ascensión al Col de la Croix des Moinants (7.6 km y catalogado de segunda categoría) un pelotón comandado ya por el Tinkoff Saxo sólo conseguía ascender 44 segundos más rápido que él, indicaba que el bordelés del AG2R tenía un día especialmente inspirado.

Más información
No hay lugar para la resaca
¡Fuego!
El afilador
El lanzamiento del cohete Kittel
Reivindicación ‘tricolore’

Y por detrás, metidos ya en la lluvia y con la victoria de Kadri prácticamente asegurada, la lucha por la general se desataba en el muro. Tras el inmenso trabajo de Rogers, Roche acelera para Contador. Intxausti continúa el impulso en labores para Valverde. Peraud lo intenta, a lo que responde Van Garderen. Faltando un kilómetro, Contador ataca y Nibali responde con rapidez, con Valverde queriendo seguirles pero cediendo metros poco a poco. A 800 metros sobrepasan a uno de los valientes del día, Chavanel, que ya había visto kilómetros antes cómo se le escapaba la victoria y que se tiene que consolar con el único premio de asistir de espectador de excepción a la batalla entre los dos más fuertes de este Tour, Nibali y Contador (el orden de los factores no altera el resultado del producto).

Y poco después asistimos a una imagen que puede convertirse en premonitoria de lo que está por ver en este Tour. 400 metros a la meta: Contador y Nibali se vigilan en paralelo con Porte siguiéndoles en la distancia, pero sin ceder del todo. Por cierto, Contador reconoció que en esos metros finales creía que estaba en juego la victoria de etapa, así que levantó el pie ligeramente de cara a guardar algo para el sprint final. Y que no fue hasta que vio el marcador (también contador) de la línea de meta cuando cayó en la cuenta de su error. Curioso.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_