_
_
_
_
_

“Es el resultado de 10 años de esfuerzo”

Löw evoca a Klinsmann para explicar la evolución germana y Sabella lamenta la falta de puntería

Rio de Janeiro -
Löw se abraza con Schweinsteiger tras ganar.
Löw se abraza con Schweinsteiger tras ganar. SRDJAN SUKI (EFE)

Las palabras de Joachim Löw antes de la final dieron en clavo. “Tendréis que dar más que nunca porque queréis ganar algo que no habéis logrado nunca”, les dijo. Y el gol de Götze le dio la razón, campeones del mundo. Entonces, como exige cualquier festejo, a Löw lo abrazó hasta el apuntador, siempre envuelto en piropos y sonrisas. Las palabras de los jugadores hacia su persona, además, destilaban veneración, quizá porque con el tiempo les hizo cambiar su juego hasta dar con el éxito definitivo. Primero les convenció de que el fútbol de España y Guardiola era el referente, pero también fue capaz de sazonar la idea con las virtudes de Dortmund de Kloop, del vértigo en la contra, para persuadirles de que les haría mejores y les llevaría donde no llegaron en la pasada Eurocopa y Mundial, apeados en las semifinales. “Esta Copa es el resultado de 10 años de esfuerzo que empezó con el plan de Klinsmann”, resolvió el entrenador con modestia y respeto para el que fuera su jefe en la selección, del mismo modo que en el momento del alzamiento del trofeo se quedó en segunda línea, como si los únicos protagonistas fueran los futbolistas.

“Somos el primer equipo europeo en ganar en Sudamérica”, recordó el alemán

Esa idea, la del poder de los jugadores, la compartía Sabella. Con la mirada perdida en el infinito de Maracaná, ofreciendo su hombro a los jugadores pero sin recibir palmada alguna en la espalda, al entrenador argentino se le fotografió con los ojos empañados sin derramar lágrima alguna, sin nada que decir tras perder una final en la que su equipo dispuso de ocasiones pero chutó con los pies torcidos, nunca a portería. Sabella era, en cualquier caso, un reflejo de lo que fue su torneo porque prefirió escuchar al grupo antes que hacer lo que le pedía el cuerpo, entregado al plantel y sobre todo a Messi como se evidenció en las semifinales cuando el 10 le reclamó que quitara a Higuaín para poner a su amigo Agüero. Se levantó el rumor también anoche cuando sustituyó a Lavezzi, que había destrozado a Höwedes en la primera parte con sus carreras por el flanco derecho. “Es verdad que Pocho estaba haciendo un gran partido, pero queríamos cambiar la forma de jugar y ser más ofensivos para no ir al alargue”, resolvió Sabella sin dar otra explicación futbolística. Y de eso, de fútbol y pizarra, le sobra a Löw, intervencionista como pocos y al fin triunfador.

“Con el paso de los años pudimos ampliar el rendimiento y progresamos como en las jugadas de estrategia, donde nunca fuimos tan buenos y ahora ya nos hacen definir partidos”, resolvió Löw, feliz a más no poder y con la sonrisa en la cara, dando sorbos al botellín de agua sin parar; “aunque no habíamos dado este gran paso. Pero este equipo, este grupo con Lahm, Podolski, Klose y los demás, que siempre han estado con nosotros, se merece la victoria”. Suma así Alemania su cuarto entorchado para alcanzar a Italia, sólo por detrás de Brasil (5). “Mostramos el mejor desempeño durante los siete partidos. Esta alegría seguirá siempre porque dieron todo y porque somos el primer equipo europeo en ganar en Sudamérica”.

“Hace tiempo que Leo está en el Olimpo de los más grandes”, dijo el técnico argentino

Más sobrio estaba Sabella, que digirió el varapalo con entereza, por más que encontrara una excusa inicial —“jugamos dos tiempos suplementarios y ellos sólo uno; eso se nota”, explicó— y después descifrara la derrota de la forma más simple posible: “Nos faltó la eficacia y la definición de ellos, porque Alemania tuvo el dominio territorial, pero la jugada más clara la tuvimos nosotros”. Reacio a hablar sobre su futuro, se dedicó sin embargo a piropear a su plantel: “Dejaron todo en la cancha y más allá del dolor de la derrota de la final se pueden mirar al espejo y decirse que dieron todo por Argentina”. Aunque la ironía de un periodista (“¿Decime qué se siente?”, le preguntó un brasileño en referencia a la canción argentina que inundó las calles del país desde el día de apertura) descorchó la sonrisa de Sabella, que, sin embargo, respondió sin acritud: “Los jugadores están muy amargados porque tenían una gran ilusión por ganar. Y yo estoy triste como los jugadores, con el dolor de perder una final, pero satisfecho porque lo dieron todo. Es un grupo extraordinario y maravilloso. Se vio en la cancha lo que había fuera”.

Sabella no se marchó, sin embargo, sin piropear a su luz, a su jugador franquicia, a un Messi que fue escogido el mejor del torneo ante la crítica generalizada porque había nombres como James, Müller, Robben y Neuer, incluso Neymar, Kroos y Mascherano, que parecían tomarle la delantera en el ránking. “Lionel lo merecía porque jugó un gran Mundial, fue un factor fundamental para llegáramos hasta aquí. Lo tiene muy merecido”, expresó. Y añadió: “El Mundial es un torneo demandante, pero en lo físico está en el Olimpo y desde hace mucho tiempo que está en el Olimpo de los más grandes”. Aunque le falta, por muy poco, un Mundial.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_