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Al golf se juega con amor

McIlroy es el líder tras una jornada en que Sergio García muestra su mejor cara

Juan Morenilla
Rory McIlroy, durante la primera jornada del Open
Rory McIlroy, durante la primera jornada del Opencathal mcnaughton (REUTERS)

La anterior vez que el Open Británico visitó Royal Liverpool, en 2006, Sergio García dio el cante en el último partido del domingo, el que jugaba con Tiger Woods, cuando apareció vestido de amarillo. El Niño estaba a un golpe del Tigre, pero aquel traje causó la rechifla del tradicional público británico. Tras las cuerdas le compararon con una banana y con el líder del Tour, y hasta Tiger deslizó que le había recordado a Piolín. Mal fario o no, Sergio García hizo dos bogeys en los tres primeros hoyos, se desnortó y acabó quinto. Tiger ganó su tercer Open.

Sergio García tiene hoy 34 años y de su armario deportivo parece desterrado el amarillo. Este jueves salió de un serio negro a la primera jornada, y aquellos bogeys se convirtieron en birdies. Uno en el primer hoyo, después de mandar la bola a la bandera con un hierro nueve, repitió en el tres, y en el cinco un gran putt hizo bingo en el último giro. Este otro Sergio García sacó lustre de unas condiciones casi inmejorables en Hoylake, con sol y apenas viento, de las que cobraron ventaja quienes compitieron a primera hora, gente como García, McIlroy y Tiger. El castellonense apenas escribió un borrón. Tomó 12 calles de 14, y la primera que erró fue en el hoyo 10, cuando sacó el driver y cayó a la izquierda. El bogey fue una prueba de madurez.

El norirlandés anuló su boda y quería ver la presentación de Van Gaal en el United

El hombre de amarillo dejó paso al hombre de negro y García salió a flote al instante. En el 11, junto a la manta de arena que se extiende hasta la playa, se sacó de la manga un chip maravilloso para recuperar la renta perdida y acabar el día entre la nobleza con 68 golpes, cuatro bajo par, a dos del líder, Rory McIlroy.

Otro color, otra actitud para El Niño, arropado por su novia, su agente, sus padres y sus dos hermanos, feliz junto a su amigo el exfutbolista Gerard López, seguido también por Dwight Yorke, aquel ariete del Manchester United, y orgulloso de enseñar a su sobrino de dos años cómo jugar al golf. El público británico necesita bien poco para darle su calor a un golfista al que cada año espera entre los mejores, y al que regalan tantos aplausos como vítores de “Go, Sergio!” y hasta un “¡Hala Madrid!” que cae de una grada.

Un sonriente Sergio García.
Un sonriente Sergio García.Stuart Franklin (Getty)

“Esta buena vuelta me motiva, me mantiene feliz, ha sido un día perfecto para disfrutar”, dice García, firme en el green, aunque no aprovechara los pares cinco (dos pares, un birdie y un bogey), temeroso de ser muy agresivo. García está encantado cada vez que pisa el Open. En las islas ha coleccionado siete clasificaciones entre los 10 primeros de sus 18 top ten en los grandes. “Aquí disfruto y la gente me anima. Estoy bien en lo sentimental, y se nota en el trabajo. Cuando estás bien, te tomas las cosas de otro modo. Es ley de vida, no una ley del deporte”.

Estoy bien en lo sentimental y eso se nota. Aquí disfruto”, explica El Niño

También McIlroy parece haber hecho las paces con la vida, quién sabe si con otro ánimo después de su ruptura con la tenista Caroline Wozniacki cuando tenían planes de boda. McIlroy, de 25 años, se sentía casi un veterano en su partido con Jordan Spieth, de 20, y Matsuyama, 22. En las manos del norirlandés está un vuelco generacional en un torneo que en los tres últimos cursos ha coronado a Darren Clarke y Ernie Els, de 42 años, y a Phil Mickelson, de 43.

Mucho más tierno en su DNI,McIlroy tiene la piel curtida. Ha ganado dos grandes (US Open y PGA) y sabe lo que es liderar el Open y el Masters. Precisamente de estas dos ocasiones salió golpeado tras dos jornadas catastróficas: en Saint Andrews 2010 pasó de los 63 golpes del jueves a los 80 del viernes, y en Augusta 2011 se le escapó la chaqueta en la ronda final. Este jueves tenía previsto jugar al fútbol por la tarde en el jardín trasero de su casa, cenar con sus padres y escuchar qué tenía que decir Van Gaal en su presentación como entrenador del Manchester United. “Sin jugar la Champions, creo que este año podremos ganar la Liga”, aseguraba. El pequeño jugador agradeció también el ánimo de la gente de Liverpool —“me han dado un gran apoyo, ¡a pesar de que soy hincha del United!; no hay nada como el ambiente del Open, la gente está entusiasmada y saben mucho de golf, es un placer jugar frente a ellos”—, y rumiaba lo que le gritó otro espectador: “¡Córtate el pelo, Rory!”.

Clasificación: 1. R. McIlroy (Irl.N.), 66 golpes, seis bajo par. 2. M. Manassero (Ita), 67. 3. B. Koepka (EEUU), E. Molinari (Ita), F. Molinari (Ita), J. Furyk (EEUU), S. García, A. Scott (Aus), S. Lowry (Irl), 68. 9. T. Woods (EEUU), 69. 19. R. Cabrera-Bello, 70. 84. G. Fernández-Castaño, 74. 105. P. Larrazábal y M. Á. Jimenez, 75.

Clasificaciones completas.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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