_
_
_
_
_

“Moriría por este equipo”

Roser Tarragó, la máxima goleadora del campeonato de Europa de waterpolo con 16 dianas, vela armas ante el partido de semis ante Hungría

Roser Tarrago frente a la australiana Isabelle Bishop.
Roser Tarrago frente a la australiana Isabelle Bishop. FABRICE COFFRINI (AFP)

Roser Tarragó, (Mataró, 1993) es la jugadora más joven de la selección española de waterpolo femenino, y a las puertas de las semifinales del Europeo de Budapest que este jueves enfrenta al equipo de Miki Oca contra Hungría (16.30, Teledeporte), lleva 16 goles marcados, que la convierten en la mayor realizadora del campeonato. Tras más de veinte días compartiendo habitación con Marta Bach, su amiga de la infancia, y con Lorena Miranda, que la tienen frita viendo “Turbo, el caracol del Jardín” (un película de dibujos a la que se han enganchado durante la disputa del Europeo) no ha perdido la sonrisa. Medalla de Plata en los Juegos de Londres 2012 y campeona del mundo en Barcelona 2013, se tirará a la piscina dispuesta a eliminar por tercera vez a la selección de Hungría, camino a la tercera en final consecutiva. Ru sueña con una Cataluña independiente mientras golea para España.

Pregunta. ¿Le sorprende ser la máxima goleadora del torneo a estas alturas?

Respuesta: Sí, no entraba en mis planes. Contra Rusia llegó un momento del partido en el que nadie chutaba y empecé a tirar yo. Me entraba todo. Y me dije, vale, pues tiro yo. Nunca fue mi gran especialidad meter goles, pero igual que juego de cinco puedo jugar de cuatro y de dos, no es un problema. Yo lo que quiero es que el equipo gane y si ayudo metiendo goles, perfecto. Como si no meto ni uno. Me parece una cosa casual, pero puestos a elegir, si no meto ni uno más y ganamos una medalla, ¿dónde tengo que firmar?

P. ¿Recuerda el primer gol que marcó para España?

R. ¿En un campeonato importante? ¡Claro! ¡Me hizo mucha ilusión! Fue en Croacia, en el Europeo del 2010, contra Croacia, era la más pequeña y Jenny se había puesto mala. Me dejaron sola, supongo porque Miki sospechaba que me dejarían tirar. Tiré y fue gol en la primera jugada. Metí cuatro goles. La pequeñita, sabes. ¡Me sentí tan feliz de aportar algo!

P. Sigue siendo la más pequeña del equipo, ¿Cómo lo lleva?

R. Bien, porque este equipo si algo tiene dentro y fuera de la piscina es que la edad no importa, todas somos iguales, en todo. Antes puede que fuera diferente, no lo sé, pero ahora no.

P. ¿Nunca le hicieron una novatada?

R. No, nunca.

P. ¿Es cierto que ha ganado peso tras trabajar en Estados Unidos?

R. Sí, primero fue por la comida y después, por el trabajo en el gimnasio, afortunadamente. Pero sí, he ganado peso y lo noto para bien. Es que allí la pretemporada dura, ¡cuatro meses! ¡Es brutal! ¡No había nadado en mi vida tanto como en Estados Unidos! No te lo vas a creer pero te juro que nadábamos más que Missy Franklin [cuatro oros olímpicos, récord mundial de 200 espalda]. Pero he aprendido una barbaridad: he ganado confianza, me cambiaron la manera de fintar en el remate y la mentalidad. He crecido mucho como waterpolista.

P. ¿Piensa volver a Berkeley?

R. Sí. Es duro, muy duro al principio, sobre todo porque no dominas la lengua y no te enteras de nada, pero creo que fue bueno para mí, no solo deportivamente, y creo que lo seguirá siendo. Así que voy a seguir al menos un año allí. Añoro muchas cosas de casa en especial de la comida: las verduras, el pescado, los embutidos de la tierra, ¡El pa amb tomaquet! Bueno, es que no saben ni de aceite ni de pan, es tremendo. Eso sí, salsas para las hamburguesas, todas.

P. Hombre, ya que saca el tema, ¿cómo tiene lo de su problema de identidad nacional?

R. Yo no tengo ningún problema…

P. Bueno, lo tuvo. Fue acosada por tener de avatar en su Twitter una estelada después de ganar el Mundial de Barcelona con España.

R. Sí, las cosas son así, ¿qué quieres que te diga? Mira, no fue agradable recibir según que insultos, pero la gente que suponía que estaría a mi lado cuando pasó aquello, estuvo. Me sentí muy protegida por la Federación y por mis compañeras, por ellas las primeras, sobre todo por las que no piensan como yo y eso es fantástico. Sabía que si las necesitaba estarían y cuando las necesité, estuvieron. Y me demostraron lo que ya sabía, que somos un equipo, que somos un deporte. Yo nunca dije, ni he dicho, nada, nunca, absolutamente nada, en contra de España, porque no tengo nada que decir, porque yo juego a waterpolo, porque no quiero que me mezclen con política. La gente que me insultaba no sabe que yo por este equipo mataría, que me dejaría la vida. Bueno, de hecho, eso es lo que hago cada vez que me pongo el gorro. Afortunadamente, sé dónde estoy y lo que defiendo. Y en esto no tengo mucho más que decir: estoy muy orgullosa de jugar a waterpolo en este equipo. Para mí, es un placer. Y punto.

P. ¿Un placer? ¿Hasta qué punto jugar a waterpolo es un placer?

R. En cada jugada, en cada partido, gane o pierda, es un placer jugar a waterpolo. Incluso cuando salgo de la piscina, he perdido y he jugado mal pienso, “¡cómo me gusta!”. De verdad. La adrenalina que te da, lo que te emociona, lo que te llena individual pero también lo mucho que te genera a nivel de grupo, lo que compartes… Es que solo eso te da ganas de seguir haciéndolo. Es un gusto incluso cuando no salen bien las cosas, te lo juro. Si encima ganas, no veas.

P. ¿Y si está a puntito de ser la mejor goleadora del Europeo?

R. Cambio todos los goles por ganarle a Hungría. Firmo no marcar ni uno más si ganamos el Europeo. Como si no juego un minuto más. Me da igual. Mi alegría es la del equipo. No sería nada si Marta, Ona, Anni o Miki no fueran felices. ¿De qué me sirve un gol más? ¡De nada!

P. Hablando de Miki. ¿Qué les da? ¿Es él quien consigue que no se lo crean?

R. Seguramente, nos ayuda mucho, a todo, a mantenernos arriba por tercer año consecutivo con la cabeza fría para saber qué es tan difícil ganar como fácil quedar séptimas, porque la igualdad es tremenda. Lo sabemos, pero él siempre lo recuerda, siempre nos avisa de que debemos ser conscientes de lo que somos y de lo difícil que es estar donde estamos. Mira, llegamos aquí convencidas de que podíamos quedar primeras de grupo, de que éramos capaces pero también de que podíamos quedar las últimas de grupo porque ganar es tan difícil que si no lo mereces no lo consigues. Por eso sabemos que lo que hacemos tiene mérito, que estar donde estamos no es fácil.

P. ¿Qué le dice que de Londres a Budapest, pasando por Barcelona, solo haya habido un cambio?

R. Hay quien dice que Miki es supersticioso, pero no lo creo. Es cierto que hay gente que seguramente merece estar en este Europeo, pero te paras a pensar y, ¿a quién dejarías fuera? La verdad es que es un equipo muy joven, no ha tocado muchas piezas y está saliendo bien, será por algo. Somos un equipo muy cuajado pero sin Miki no seriemos lo mismo, es evidente porque él ha hecho a este equipo, ha conseguido que cada una de nosotras encontremos nuestro lugar para tirar adelante, como si modificara nuestra forma dentro de un puzle en cada campeonato. A mí me ha cambiado la manera de vivir el juego en cada partido.

P. Usted fue anxaneta de una colla castellera. ¿Qué le queda de su paso por Els Capgrossos de Mataró?

R. Todo. Mi corazón siempre será de esa colla castellera, porque los valores que me inculcaron me acompañan en la vida y en la piscina. En esa colla crecí y con lo que ellos me enseñaron, voy haciendo camino.

P. ¿Se ha de ser más valiente para coronar un castillo de ocho pisos o para pelear con una italiana en una pileta?

R. Es diferente, de castellera era bastante inconsciente y bastaba con no mirar abajo, no media los metros. De lo que se trata es de encontrar el balance que te da el cambio. El waterpolo no es profesional, pero tengo una beca que me permite estudiar en Estados Unidos; los castells te dan algo que no se puede explicar, te enseñan a compartir y a luchar. Es algo espiritual, algo que Marta [Marta Bach] y yo llevamos dentro. Es el paso a paso, el esfuerzo en el camino el trabajo duro y constante con el que llegamos al waterpolo.

P. Se juegan la final contra Hungría, por tercera vez consecutiva. Esta vez, como anfitriona. ¿Cómo se afronta eso?

R. Es una motivación extra. Pero la verdad, que se preparen. Ellas saldrán a morder pero nosotras también porque queremos jugar la tercera final consecutiva y sabemos que no ha sido fácil llegar a este punto como para dejarlo escapar.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_