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“Lograré pocos podios”

Fernando Alonso es el único piloto que ha puntuado en todas las carreras que se llevan disputadas esta temporada

O. PUIGDEMONT
Alonso, segundo en Hungría, rocía de champán a Ricciardo, ganador.
Alonso, segundo en Hungría, rocía de champán a Ricciardo, ganador.REUTERS

Es por días como el de ayer que en Ferrari andan como locos detrás de Fernando Alonso para que renueve su contrato, que expira a finales de 2016. Subido en un “coche de mierda”, según la definición que hace poco dio el legendario Niki Lauda, el asturiano se sacó del sombrero otro de esos domingos para enmarcar, una actuación que valida la tesis de la mayoría de sus rivales, que coinciden en señalarle como la referencia de la parrilla aunque su palmarés no sea tan rimbombante como el de otros.

Si Daniel Ricciardo pasea su refulgente sonrisa allá donde va, Alonso sacó los dientes en Hungaroring, uno de sus circuitos fetiche, escenario en el que logró su primera victoria en la F-1 (2003) y donde, probablemente, hizo la mejor carrera de su vida (2006). En aquella ocasión arrancó el 15º y en la primera vuelta, bajo una cortina de agua de mil demonios, se zampó a nueve coches antes de asumir la batuta en el 18º giro y de que una tuerca mal puesta en una de las ruedas de su Renault saliera rodando y le dejara tirado y sin poder creérselo. Dadas las circunstancias actuales, poco menos valor que aquello tiene la segunda posición de este domingo, un resultado que excede de largo el potencial de su coche en condiciones normales.

El director técnico de la escudería admite que les falta potencia y que el consumo es muy alto

“Es difícil pensar en podios este año con las limitaciones que nos encontramos. Necesitamos una carrera un poco loca, algo que mueva el orden natural. Nos hemos arriesgado y hemos aprovechado las oportunidades que se nos han presentado”, resumió Alonso nada más bajarse del F14T, un bólido que, en boca de James Allison, director técnico de la Scuderia, presenta carencias en varios aspectos fundamentales: “nos falta potencia, carga aerodinámica y el consumo es demasiado alto”.

En Maranello están haciendo virguerías para tratar de convencer al español de que no tiene mejor opción que seguir vestido de rojo. Él, que lleva en esto mucho tiempo, ha presenciado infinidad de presentaciones de proyectos teóricamente ganadores que con el paso de los meses lo son cada vez menos. Mientras piensa qué hacer con su futuro, ahora se irá de vacaciones con un botín sorprendente y sudado en la misma medida.

El baile del Gran Premio de Hungría motivado por las irrupciones del coche de seguridad le situó liderando un desfile de tiburones con los colmillos afilados como espadas, conduciendo monoplazas más rápidos calzados con gomas más frescas. Y allí aguantó hasta que pudo, colocando el coche aquí y apoyándose allí para tapar cualquier rendija por la que las fieras pudieran colarse. Y pudo con todas menos una.

“A falta de 10 vueltas dudamos si parar y asegurar el podio o seguir hasta el final y pelear por la victoria. Decidimos bien, nos quedamos fuera, me defendí como pude y aquí está la segunda posición que en estos momentos sabe igual que una victoria”, añadió el bicampeón de 2005 y 2006 en su análisis de la carrera en Hungaroring. “Es uno de los pocos podios que vamos a lograr este año, por eso toca disfrutarlo antes de irnos de vacaciones”, resolvió Alonso, que volvió a superar a su compañero de escudería (Raikkonen terminó el sexto) y que es el único que hasta ahora ha puntuado en todas las paradas del calendario.

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