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El Barça insinúa más que juega

El equipo azulgrana recobra señas de identidad perdidas pero, falto de juego en campo ajeno, igualan con el Niza

Jordi Quixano
Xavi logra el empate desde el punto de penalti.
Xavi logra el empate desde el punto de penalti.ERIC GAILLARD (REUTERS)

Se insinuó el Barcelona, un coqueteo sin maldad porque anda el equipo en la gasolinera, cogiendo ritmo y forma, destemplado todavía. Pero las ideas las tiene claras y parece que solo el tiempo le dará las alas que exige Luis Enrique, sobre todo porque aunque de forma infructuosa, el equipo azulgrana planteó un duelo con la presión avanzada —seña de identidad que se perdió al mismo tiempo que se marchó Guardiola— y con rupturas continuas desde la segunda línea. También explicó que las jugadas de estrategia tienen futuro, como en ese disparo por sorpresa de Alba que el portero desbarató. Ocurrió, sin embargo, que el equipo prensó de forma descompensada al rival en su salida y tampoco acertó a desplegarse en campo ajeno, lento en la circulación y en el juego posicional, siempre ocupando la demarcación unas décimas tarde, error de piernas y no de fútbol. El Niza francés de la Ligue 1, en cualquier caso, penalizó la falta de precisión y toque, también un penalti absurdo de Piqué, y empató el duelo.

NIZA, 1 – BARCELONA, 1

Niza: Hassen (Cardinale, m. 62); Puel (Palun, m. 77), Genevois, Bodmer, Amavi; Eysseric (Albert, m. 59), Mendy, Hult (Benhrama, m. 77); Pied (Honorat, m. 59), Darío Cvitanich (Maupay, m. 59) y Bautheac (Bosetti, m. 77).

Barcelona: Ter Stegen; Montoya (Patric, m. 39), Piqué (Bartra, m. 46), Mathieu (Ié, m. 61), Jordi Alba (Grimaldo, m. 61); Sergi Roberto (Xavi, m. 46), Busquets (Samper, m. 46), Iniesta (Rakitic, m. 46); Adama (Halilovic, m. 46), Rafinha (Munir, m. 46) (Sandro, m. 76) y Pedro (Deulofeu, m. 46).

Árbitro: Ruddy Buquet (Francia). Amonestó a Pied, Amavi, Iniesta y Bosetti.

Goles: 1-0. M. 21. Cvitanich, de penalti. 1-1. M. 68. Xavi, de penalti.

Allianz Riviera. Unos 25.000 espectadores.

Machacados los jugadores en dobles sesiones, pareció que la pretemporada de Luis Enrique le pasó factura a un grupo que hasta ahora se fiaba a su pie y no a sus piernas. Pretende el técnico un cóctel de ambas virtudes para recuperar la finura y el aguijón, pero para eso está la pretemporada, pues la combustión no se alcanza en un pispás. Ni siquiera con una defensa de garantías como planteó de inicio Luis Enrique, trastocada poco tiempo después porque una embestida de Pied descolocó la rodilla de Montoya, aunque nada grave según explicó el parte médico.

Sirvió el duelo, sin embargo, para examinar a los nuevos, para aclarar que Ter Stegen no se adorna —no le hace falta por su buena colocación— y le sobra juego de pies, del mismo modo que Mathieu está cómodo en la fase defensiva y en la gresca con balón en juego, pero que le faltan ideas y práctica en la salida del balón. Sorprendió, sin embargo, que Rafinha jugara de nueve puro, fuera de lugar porque siempre entendió el fútbol de cara a la portería rival y no de espaldas. Tampoco le ayudaron demasiado Pedro y Adama, generosos en el esfuerzo pero faltos de balón y del quiebro definitivo, también del remate, hasta el punto que solo Pedro logró un larguero derivado de un centro envenado por una pierna rival. Por lo que el Niza, que tampoco se expresó con el balón pero que sí le debió ser de lo más útil a Luis Enrique porque propuso un envite en apenas 30 metros, castigó la esterilidad azulgrana. Aprovechó la ingenuidad de Piqué, que sacó a pasear los brazos en el área, suficiente para que Cvitanich, todo picaresca, se venciera sobre la lona y lograra un penalti que él mismo materializó, por más que Ter Stegen rozara con las uñas el esférico.

Mejoró el Barcelona en el segundo acto, sobre todo porque Xavi reclamó el esférico para dotar de verticalidad al juego. Congenió con Rakitic, que no acabó de encontrar su sitio en el césped, y se alió con las diagonales de Halolivic y sobre todo de Munir, que hizo todo bien menos la definición. Tampoco supo enlazar un fallo garrafal de la zaga adversa, una mala cesión que acabó por estampar en el pecho de Hassen. Pero Munir no se resistió a su infortunio y provocó un penalti tras revolverse en el área, una pena máxima que el ya capitán Xavi —olvidado el flirteó con Nueva York y Catar— envió a la red. No pierde su condición de jefe en el césped y en el vestuario, aunque los córners los ejecutó Rakitic. Y en una de esas, tras un auténtico pin-ball en el área, el cuero le cayó a Sandro, que se perfiló para chutar con la zurda y el esférico, caprichoso, besó al palo.

Le faltó juego y también gol al Barça, entre otras cosas porque siguen de vacaciones Messi y Neymar, en la sala de espera Luis Suárez. Pero el equipo, aunque lento y sin demasiado toque, parece tener la receta perdida.

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