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Djokovic busca a Djokovic

Tras ganar Wimbledon y casarse, el serbio, a punto de ser padre, cae con Robredo, que asegura un semifinalista español al citarse con Ferrer.

Juan José Mateo
Novak Djokovic, en su partido contra Tommy Robredo.
Novak Djokovic, en su partido contra Tommy Robredo. Mark Zerof (USA Today Sports)

Por segundo Masters 1.000 consecutivo, Novak Djokovic perdió en octavos de final. Su derrota de Cincinnati, ante Tommy Robredo (7-6 y 7-5), como la de Toronto, ante Jo-Wilfried Tsonga, retrató a un campeón lleno de dudas justo antes de que arranque el Abierto de EEUU (desde el 25 de agosto). El número uno mundial, que podía haber cimentado su liderazgo ante la ausencia de Rafael Nadal por lesión (el español anunciará este fin de semana si acude a Nueva York), estuvo siempre muy lejos de su mejor versión. Coronado en Wimbledon entre grandes penalidades, porque debió combatir a la leyenda de Roger Federer y sus propias tormentas interiores (dudas, dudas y más dudas), Nole pasó el verano celebrando su boda y preparando la llegada de su primer hijo. De vuelta a la competición, no se encuentra, y eso que juega en su territorio de caza preferido, el cemento

“He estado mal”, reconoció el campeón de siete grandes, que cometió 30 errores no forzados ante Robredo. “Hay muchas, muchas, muchas cosas que no funcionan como deben desde que hemos vuelto a pisar la pista dura. Es evidente que no estoy siquiera cerca del nivel que debo tener. No me siento bien en la pista. Tengo que seguir trabajando para mejorar”, añadió. “Después de la boda, entrené mucho, más de lo normal. Esperaba más de mí”, se defendió.

Tras las palabras, los datos. Djokovic, de 27 años, no perdía con Robredo desde 2005, cuando era un crio. Del mismo modo, no se inclinaba ante Tsonga desde 2010. Dos señales de que algo no marcha. En Nueva York, el serbio intentará aprovechar la larga distancia de los cinco sets de los grandes para reencontrarse con su juego en el torneo del Grand Slam en el que alcanzó su primera final de la categoría (2007)

Antes, en Cincinnati siguen compitiendo algunos de los mejores tenistas del mundo, ya en cuartos: Roger Federer ganó 6-4, 4-6 y 6-3 a Monfils; Stan Wawrinka, 3-6, 6-0 y 6-1 a Cilic; y Andy Murray remontó 6-7, 6-4 y 7-6 a Isner, que tuvo dos bolas de partido. La victoria de Robredo, que es la segunda de su carrera contra un número uno mundial, tras la cosechada frente a Lleyton Hewitt en 2003 (“Cuando termine mi carrera, me siente en casa y hable con mis amigos, recordaré días como este”, dijo), se unió a la de David Ferrer, que doblegó 7-5 y 6-0 al ruso Mikhail Youzhny. Su cruce de cuartos asegura que habrá un semifinalista español por segundo Masters 1.000 consecutivo (Feliciano López llegó a esa ronda en Canadá). Mientras Nadal decide sobre su viaje a Nueva York, donde defiende el título, La Armada sigue viva.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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