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“Conmigo van a tener paciencia”

Sergio González (L'Hospitalet, 37 años) debuta hoy como entrenador del Espanyol ante el Almería (23.00 horas).

Sergio González, en la ciudad deportiva Dani Jarque.
Sergio González, en la ciudad deportiva Dani Jarque. Albert García

Sergio González (L'Hospitalet, 37 años) es uno de los primeros en llegar a la ciudad deportiva Dani Jarque en su Porsche Carrera. Finalizado el entrenamiento del Espanyol se hace esperar para la entrevista, pero, a cambio, no pone ninguna condición. Cercano y divertido, se relaja rápido, y en su discurso campechano y franco deja mensajes. Su vida cambió en 2014. “Ahora me cuesta mucho desconectar. Siempre hay algún detalle o una llamada que me mantiene con la cabeza en el fútbol”, cuenta. De segundo entrenador en el Espanyol B, pasó a coger las riendas de un filial atemorizado por descender a Segunda B. Lo salvó. Y una vez que Javier Aguirre liberó el banquillo blanquiazul, la secretaría deportiva le ofreció su puesto a pesar de su poca experiencia. Hoy su equipo debuta en Almería (23.00 horas).

Pregunta. ¿Qué pensó cuando le dijeron que iba a ser el entrenador del Espanyol?

Respuesta. Cuando finalizó la temporada pasada mi idea era consolidarme en el filial. Tuve una reunión con Óscar Perarnau [director deportivo] y me comentó que estaban muy contentos con mi trabajo y que mi nombre estaba entre los candidatos para dirigir el primer equipo. Eso para mí ya era una gran satisfacción personal. Pasaron cuatro o cinco días y mi nombre escaló posiciones. Entonces empecé a ser consiente; no lo quería pensar mucho porque la decepción podía ser fuerte, pero lo veía más tangible. La siguiente noticia fue que debía ir a hablar con el presidente.

P. ¿Les pidió que se atrevieran a apostar por usted?

R. Les dije que me veía capaz para el desafío. Lo que cambia entre ser entrenador en el fútbol base o en el primer equipo es la repercusión. Los conocimientos, no. En Primera debería ser más fácil porque los jugadores son mucho mejores y los conocimientos tácticos ya los tienen en la mochila. Óscar ya me conocía y me veía preparado, pero también es verdad que en el entorno se puede generar alguna duda.

P. Hasta el presidente tenía las suyas.

R. Yo lo puedo llegar a entender. Al fin y al cabo soy novato y los presidentes buscan un entrenador con mucho nombre para que, entre comillas, si no sale del todo bien puedan tener ese colchón de que ellos hicieron una elección importante. Pero Collet siempre me ha demostrado toda su confianza. Quizás fueron los tiempos los que le parecieron un poco rápidos.

P. Ahora que está en el banquillo, ¿cuántas veces tiene ganas de entrar al campo?

R. Cuando estás en el campo puedes hacer algo mal, pero piensas en la siguiente jugada. En cambio, desde fuera ves lo que hay que hacer y dices: ¿Por qué no lo hace, si lo hemos trabajo? Son situaciones en las que te sientes impotente y en las que te gustaría salir para mostrar qué es lo que hay que hacer.

P. ¿Participa en los rondos?

R. Me encanta la cercanía con el jugador, pero pienso que el entrenador no debe entrar mucho en los rondos. Entiendo que el cuerpo técnico y los jugadores somos un grupo conjunto de trabajo, pero el gestor de ese grupo soy yo. Al final eres un poco el jefe.

P. Antes de hacerse cargo del primer equipo usted tenía buena relación con algunos jugadores, ¿esa situación continúa?

R. No, no puede seguir igual, aunque no se corta radicalmente porque somos personas. Hablé con Colotto, Stuani, Caicedo, Sergio García y Abraham (de quien soy amigo y con quien fui a cenar algunas veces) y les dije que estaba encantado de ser su amigo, pero que el contacto ahora iba a cambiar. Por más que sea amigo de ellos, si veo que uno no está bien de forma u otro compañero está mejor, mi decisión va a ser la que tiene que ser.

P. ¿Les ha pedido a los jugadores que crean en usted?

R. Les expliqué que éramos un cuerpo técnico joven pero que estábamos preparados. La confianza se gana con los hechos, por mucho que les pidas: Decir 'confiad en mí' no va a hacer que los jugadores me tengan confianza.

P. Dicen en el vestuario que sus discursos no son muy largos.

R. Lo más difícil como entrenador son las charlas grupales. Me impone la situación de dirigirme a un grupo de 25 personas. Era algo a lo que no estaba acostumbrado. Pero cuando era jugador las charlas largas no sumaban. A partir de los 10 ó 15 minutos el grupo se dispersa. Algunos entrenadores hacen alguna broma o ponen algún vídeo para volver a recuperar la atención. Me gusta dar las cinco o seis consignas claras pero que el discurso no sea muy extenso.

P. ¿Ahora ve más fútbol?

R. Siempre he sido de ver mucho fútbol. Lo que pasa es que antes lo veía como aficionado y ahora estoy pendiente de como juegan: si salen con defensa de tres, si hay alguna estrategia a balón parado. Pienso que hasta de una pachanga en la calle de cinco contra cinco puedes sacar algún detalle, alguna picardía. En el fútbol está todo programado, pero siempre hay algo innato y esas cosas son las que ves en la calle.

P. ¿Y cuál es el fútbol que le gusta?

R. Lo ideal, es coger lo mejor de cada entrenador. Y en este caso hay unos referentes muy claros: Ancelotti, su serenidad es básica para llevar al grupo; Simeone, por la agresividad y el ritmo que pone en cada entrenamiento; y, claro, Guardiola, por la forma de jugar y lo que ha inventado. Lo ideal es coger una pincelada de cada técnico y hacer el estilo de Sergio.

P. Salida desde atrás, más posesión del balón, ¿no se está complicando mucho?

R. Tiempo para cambiar y hacer un fútbol más sencillo siempre tenemos. En la pretemporada lo ideal es trabajar en todo el abanico de posibilidades: sacar el balón jugado desde atrás, movimientos para conservar la posesión... Pero ahora viene la realidad y esa realidad es el Almería. No significa que en cada partido tengamos que jugar con las 15 posibilidades que hemos trabajado. Sino que hay que conocerlas bien y a partir de ahí se utilizan las que se necesitan en cada partido. Buscamos dar mucha información, quizás demasiada, y por eso al equipo le está costando un pelín más de lo que habíamos pensado.

P. ¿El fútbol del equipo no acaba de funcionar?

R. La pretemporada fue irregular, pero un poco por todo. Con todo respeto a los rivales, no eran muy atractivos y quizás no nos dieron ese plus de motivación. Contra el Génova dimos un paso adelante a nivel físico y se vio más ritmo sin llegar al nivel que pretendemos. Pienso que la gente va a tener un poco más de paciencia conmigo, no me lo quiero tomar como algo que me relaje, pero sí que pienso que el aficionado me va a dar ese plus que quizás a otro entrenador con más nombre no le darían. El fútbol es presente y si contra el Almería hacemos un buen partido todo lo que pasó en la pretemporada se habrá olvidado.

P. ¿Qué responsabilidad tienen en el proyecto Casilla y los dos delanteros, Sergio García y Caicedo?

R. Dentro del grupo hay jugadores más relevantes. Felipe [CAICEDO] vino con vitola de ser un referente, aunque también lo pueden ser Stuani, Víctor Sánchez o David López. Y Sergio, [GARCÍA] está claro, tiene que ser decisivo en este grupo. Si los compañeros ven que tiene ganas de hacer cosas, va a arrastrar a todos con él. El líder tiene la función de dar ese paso adelante y estoy convencido de que Sergio lo va a hacer.

P. ¿El objetivo es la salvación?

R. No me gusta marcarme objetivos. Cada equipo por presupuesto sabe dónde va a estar, pero nuestro objetivo es pelear cada partido. El primer objetivo es la salvación, eso está claro. Pero no es el único. Ojalá lo podamos conseguir rápido y a partir de ahí nos plantearemos otros.

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