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De campeón a novato

Vettel, intratable los cuatro últimos cursos, intenta adaptar su estilo al nuevo reglamento.

Oriol Puigdemont
Sebastian Vettel camina por el trazado de Spa-Francorchamps.
Sebastian Vettel camina por el trazado de Spa-Francorchamps. LAURENT DUBRULE (REUTERS)

El margen de más de 40 puntos que separa a Sebastian Vettel y a Daniel Ricciardo en la estadística general es suficientemente importante como para merecer un análisis que huya del reduccionismo, esa lectura simplista que explicaría los cuatro títulos consecutivos del alemán exclusivamente en base a la superioridad de su monoplaza. Que los Red Bull de 2010 a 2013 eran prototipos tremendamente competitivos es algo incuestionable de la misma forma que nadie puede pensar ahora que el hecho de que Ricciardo le esté pintando la cara al alemán quiera decir que se ha olvidado de conducir. Para encontrar sentido al frenazo que ha dado Vettel, actualmente el sexto en la clasificación (el australiano es el tercero) a 114 puntos de Nico Rosberg, uno tiene que hacerse una composición global de la situación y tener en cuenta la revolución reglamentaria que entró en escena esta temporada. Por la misma razón que el chico de Heppenheim era el rey de la anterior generación de monoplazas, la nueva le ha convertido en una de sus víctimas.

“Para entender lo que le pasa a Sebastian hay que abordar el asunto de forma global. Son varios factores”, se arranca Christian Horner, el director de Red Bull, que en ningún caso se plantea la posibilidad de que el haber sido padre le pueda haber afectado de alguna manera. “Para empezar”, desgrana el ejecutivo británico, “ha tenido muchos problemas de fiabilidad. Después debemos fijarnos en cómo marcó la diferencia en estos últimos años. Lo hacía a partir de su gran sensibilidad, de jugar con el gas y el freno, de bailar sobre los dos pedales. Con la nueva tecnología (motores turbo combinados con otros eléctricos), la entrega de potencia y la frenada (el efecto de los discos convencionales interactúa ahora con un sistema eléctrico), todo es mucho más brusco, de forma que el coche se descompensa mucho y eso termina por maltratar los neumáticos”.

“Con la nueva tecnología, todo es más brusco”, explican en Red Bull

A nivel técnico, la argumentación de Horner es impecable. Sin embargo, la cosa no termina ahí. El invento más determinante de los últimos tiempos fue el difusor soplado, una idea del pasado que Red Bull recuperó y llevó al extremo, y que aportaba un plus de carga aerodinámica. Su desarrollo siempre giró alrededor de Vettel, que terminó convertido en un maestro en su manejo. La prohibición de este mecanismo con vistas a este curso penalizó especialmente a la escudería energética y sobre todo a su punta de lanza, que ha visto cómo un recién llegado que hasta entonces ni siquiera sabía lo que era subirse al podio le ha superado una y otra vez. Con sus triunfos en Canadá y Budapest, Ricciardo es el único que ha podido romper la dictadura de Mercedes. El piloto de Perth acumula cinco podios por solo dos de su vecino, mientras que el balance entre ellos está igualado a seis en las cronometradas. En la última, disputada ayer en Spa, Vettel superó a su compañero (quinto) y esta tarde arrancará el tercero (14:00 horas, Antena 3, Movistar TV y TV3) y justo por delante de Fernando Alonso, por más que ambos quedaran a más dos segundos de Nico Rosberg, pole.

“McLaren le ofrece una cantidad obscena de dinero para marcharse, pero es mucho riesgo”

Así las cosas, el campeón del mundo más joven de la historia atraviesa uno de los momentos más delicados de su trayectoria en la F-1 desde su debut (2007). Una inestabilidad que incluso podría llevarle a plantearse cosas que hasta hace poco parecían propias de una película de ciencia ficción. Por ejemplo, dejar Red Bull, con quien tiene contrato hasta finales de 2015. “Sabemos que McLaren le ha ofrecido a Seb una cantidad obscena de dinero para tentarle. Pero creemos que en estos momentos, con la entrada en escena de los propulsores Honda, ir allí entraña demasiados riesgos”, aseguran desde la cúpula de la tropa de Milton Keynes cuando se pregunta por una hipotética salida de su buque insignia. En este punto es importante destacar que Adrian Newey, el creador de los aparatos que le han llevado al estrellato, ha decidido dar un paso atrás en su cargo de director técnico para dedicarse a su verdadera pasión, los catamaranes.

Vettel tiene razones para quedarse donde está aunque también las puede encontrar para dar un volantazo, cambiar de aires y explorar horizontes más allá de las fronteras del equipo con el que ha corrido prácticamente toda su vida. Él no ha escondido nunca que la idea de firmar por alguno de los constructores más emblemáticos del campeonato le seduce, falta saber si el momento de hacerlo se acerca.

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