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‘Papá’ Djokovic y el ‘abuelo’ Federer, atracciones en Nueva York sin Nadal

Se presume un duelo entre el serbio, número uno del mundo y el suizo, actual número tres

Novak Djokovic en una rueda de prensa.
Novak Djokovic en una rueda de prensa. JULIAN FINNEY (AFP)

Con Rafael Nadal, vigente campeón, fuera de escena por su lesión de muñeca, los animados foros del Open de Estados Unidos analizan en las horas previas si el serbio Novak Djokovic, número uno mundial, ha superado ya la resaca de su reciente boda y próxima paternidad, y si el suizo Roger Federer, número tres, ha recobrado, como parece, la ilusión por inscribir su 18 Grand Slam con 33 años en las piernas y bajo la batuta de su nuevo entrenador, el elegante Stefan Edberg.

Lo demás se resume en las peculiaridades de un torneo único –el ruido de la grada, sus partidos nocturnos…-- y un delicioso ejercicio de nostalgia: se cumplen 30 años de la gran final de 1984 entre las estadounidenses Chris Evert y Martina Navratilova, lo que ha agitado un agradable debate sobre las diferencias entre el circuito femenino de entonces y el de ahora, en el que salvo la estadounidense Serena Williams (cinco títulos en Nueva York), y tal vez la rusa Maria Sharapova, nadie parece con hambre como para ocupar la cima de forma estable. ¿Coronará Flushing Meadows una nueva reina, con permisos de Serena?

Las lágrimas de Martina

Como aperitivo del Open de Estados Unidos, las extenistas Chris Evert, de 59 años, y Martina Navratilova, de 57, conversaron esta semana en las páginas de The New York Times con el escritor y periodista James Kaplan para celebrar el 30 aniversario de la fantástica final que ambas jugaron en 1984. El partido llegó en un momento delicado en la relación entre ambas, después de haber sido íntimas amigas e incluso pareja de dobles (ganaron Wimbledon y Roland Garros).

Entre 1973 y 1980, Evert y Navratilova, que suman 36 títulos del Gran Slam, se enfrentaron en 80 ocasiones sin el más mínimo problema. De hecho, entrenaban juntas. Sin embargo, todo cambió en los 80. En el caso de Navratilova, por culpa de su compañera de entonces, Nancy Lieberman, que hizo todo lo posible para que ambas jugadoras se odiaran. En el de Evert, por la influencia de su entrenador, Dennis Ralston, que quería que su protegida tratara con dureza a su colega. Fue la siguiente novia de Martina, Judy Nelson, la que restableció la relación.

La final de 1984 la ganó Navratilova en tres sets (4-6, 6-4 y 6-4). Pese a ser estadounidense desde tres años antes, el público no aceptó bien ver perder a Evert, la novia de América. Los abucheos durante el partido y al finalizar dolieron muchísimo a la tenista de origen checo, que no pudo evitar las lágrimas. “Fue el momento más triste que he vivido tras ganar un Grand Slam. Yo era una persona. No había hecho nada malo. Durante el partido tuve la sensación que querían más verme a mi perder que a Chris ganar. No lo entendía, me parecía muy injusto. Me sentí completamente rechazada”, recordó Navratilova.

Del diálogo con Kaplan resaltan las diferencias con el circuito femenino actual, en el que las tenistas van rodeadas de un equipo de asistentes, el contacto entre ellas es mínimo y, salvo Serena Williams y sus vaivenes o Maria Sharapova y sus lesiones, ninguna parece querer ser la reina absoluta. “Tengo la sensación de que no tienen el hambre suficiente. Yo no veo a las Radwanskas y Azarenkas diciendo: “Este es mi año”. Tal vez todo el mundo tiene hambre. Pero yo no veo a nadie”, comentó Evert. “Hoy en día las jugadoras sólo piensa en golpear. En nuestros días la estrategia era mucho más importante”, añadió. “Creo que otro error es pensar que el juego es más atlético ahora. En nuestra época tuvimos grandes atletas. Si pudieras tener a la mejor Martina y a Steffi Graf en la actualidad, serían número uno. Creo que mental y emocionalmente éramos más duras”, sentenció.

Nadal hizo lo posible por estar en Nueva York, una cita por la que siente un especial cariño. Ha ganado en dos ocasiones sobre el caliente cemento de Queens, la última el año pasado, y ha llegado a la final en sus tres anteriores participaciones. Además, disfruta con el ambiente. “Es un momento muy duro, porque es un torneo que adoro y del que tengo magníficos recuerdos, de los fans, de los partidos por la noche, de tantas cosas…”, explicó el mallorquín en Facebook cuando anunció su baja por una lesión en la muñeca derecha. Nadal no ha jugado un partido desde su derrota en la cuarta ronda de Wimbledon, poco después de ganar su noveno Roland Garros.

Djokovic, de 27 años, ganó el anterior título grande del año, Wimbledon, pero ha estado muy inseguro sobre pista dura, una superficie que parece hecha para él. La ausencia de Nadal puede allanarle el camino en un momento titubeante en su juego, ya que sólo ha ganado dos partidos en dos torneos importantes sobre superficie dura este verano. Él mismo admitió, tras su derrota con el español Tommy Robredo en Cincinnati, que no había practicado lo suficiente tras su reciente boda. “Estoy muy lejos de mi mejor nivel. Tendré que mejorar para el Open USA”, dijo entonces.

El sábado, en su comparecencia antes los medios en Nueva York, quiso dar la sensación de un Djokovic menos exigido. Su boda cuatro días después de ganar Wimbledon y su futura paternidad tienen la culpa, dijo. “La vida cambia, las prioridades cambian. Ahora lo importante es mi familia, mi esposa y mi futuro hijo. El tenis ya no es lo primero. Pero no pasa nada. Esa algo que estoy experimentando por primera vez, ¿no?”.

Metido en su papel de futuro papá, el serbio explicó que está todo el día preguntando a la gente del circuito que tiene hijos cómo lo llevan, cómo les ha afectado en su juego, en su mentalidad, en su vida entera... Todo muy tierno. Entre sus consejeros está el propio Federer, quien en mayo tuvo otros dos gemelos con su esposa Mirka. El suizo viaja a todos los torneos con su familia. “Estoy seguro de que voy disfrutar muchísimo de la paternidad, de la que sacaré mucha energía positiva para llevarla a la pista”, explicó Djokovic.

Pero tras el tierno padre sigue el tenista insaciable. “Me siento mejor y mejor a medida que pasan los días. Quiero alcanzar el máximo nivel aquí. Me siento en plenitud. Quiero aprovechar este momento”, señaló. Las condiciones son las suyas: suelo duro y ambiente caliente. De sus siete títulos de Grand Slam, cuatro los ha ganado sobre el cemento de Australia. Y, además, tiene alguna cuenta pendiente: ha sido finalista los últimos cuatro años en Nueva York, pero sólo ganó en 2011).

Frente a él, la ilusión del veterano. Federer, de 33 segundo cabeza de serie, fue frustrado finalista este año en Wimbledon, pero llega muy animado tras su reciente victoria, la sexta, en Cincinnati sobre el español David Ferrer. El corazón de muchos neoyorquinos quiere un reencuentro con el suizo, aunque la cabeza apueste por el serbio. Con la ausencia de Nadal, Federer tiene una gran oportunidad para recuperar su sitio en la ciudad de los rascacielos. Ganó cinco títulos seguidos entre 2004 y 2008, pero desde 2009 no ha vuelto a pisar una final. Muchas más oportunidades no le quedan.

En la rueda de prensa del sábado estuvo optimista, casi tanto como los periodistas. Le preguntaron cómo piensa adaptarse al cambio de los partidos nocturnos de las primeras rondas a las matinales de cuartos y semifinales. “Así que ya estamos hablando de las semifinales... Perfecto. Qué diferencia con el pasado año”, bromeó, y con razón. El año pasado la cuestión no era lo bien que llegaba a Nueva York, sino si iba a ser capaz de remontar el vuelo en el ocaso de su carrera: había caído en segunda ronda en Wimbledon y era séptimo cabeza de serie.

Ahora lo importante es la familia, mi esposa y mi futuro hijo Novak Djokovic

“El año pasado intentaba convencerme de que tenía una oportunidad, pero no la tuve”, recordó. El 17 veces campeón de torneos del Grand Slam perdió en cuarta ronda con Tommy Robredo (22 del ranking de la ATP). Ahora, las cosas parecen más encauzadas: el suizo fue finalista en Wimbledon –cinco sets contra Djokovic--, luchó por el título en Toronto y ganó en Cincinnati. Federer, cabeza de serie número dos gracias a la baja de Nadal, no verá a Djokovic hasta la final, lo que siempre es un alivio. Tiene ante sí una buena oportunidad de conseguir su 18 grande.

En la mejoría de Federer hay otro elemento a tener en cuenta. Tiene nuevo entrenador, el sueco Stefan Edberg, ganador de seis títulos del Grand Slam. Su juego es ahora más agresivo, más inteligente: busca intercambios más cortos, algo fundamental para optimizar fuerzas en un hombre de su edad. En la final de Wimbledon, por ejemplo, subió a la red en 67 ocasiones. “He vuelto a recordar cómo se ganan torneos, todo ha vuelto a ser sencillo”, explicó el suizo.

Detrás de los dos grandes favoritos, queda un grupo de aspirantes siempre a tener en cuenta. David Ferrer, cuarto cabeza de serie, es la mejor baza del tenis español. A su combatividad se añade un cuadro aceptable, por la parte baja del mismo, la de Federer. Debuta con el bosnio Damir Dzumhur, 120 del mundo, con el que no debería tener problemas.

El británico Andy Murray y el suizo Stan Wawrinka, tercer cabeza de serie, completan la terna de nombres importantes. A Murray cuesta descartarle de entrada, pero llega en el noveno puesto del ranking después de su operación de espalda y más de un año sin ganar un torneo. De momento, a ambos les han preguntado, sobre todo, acerca de si se debería permitir al público hacer más ruido en los torneos de tenis, como sucede en otros deportes, un debate que reaparece año tras año cuando las pelota comienzan a botar en Flushing Meadows.

Sobre el cuadro femenino, la estadounidense Serena Williams acapara los focos. Y la pregunta, una vez más, es si Serena Williams será capaz de derrotar a Serena Williams. El año pasado ganó su quinto título en Nueva York, y llega tras haber ganado 12 de sus 13 últimos partidos, pero su rendimiento en los torneos del Grand Slam de este año ha sido decepcionante: no ha pasado de cuarta ronda en ninguna de ellos.

La primera jornada, el lunes, comienza con un cartel interesante. Andy Murray, Stan Wawrinka, Venus Williams and Sloane Stephens son algunos de los nombres más atractivos en acción. Por la noche, Djokovic y Sharapova estarán en la pista central, la Arthur Ashe.

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