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El campeón se clava en la salida

El Atlético, con problemas en ataque para llegar a Mandzukic, es maniatado por un Rayo que domina el partido desde el pase: 0-0

Ladislao J. Moñino
Aquino pelea el balón con Mandzukic.
Aquino pelea el balón con Mandzukic.Julián Rojas

Irreconocible, protagonista de un segundo tiempo en el que fue superado por la osadía del Rayo, el Atlético se quedó clavado en los tacos en el pistoletazo inicial de la Liga. Ganó el Madrid, ganó el Barça y el campeón se quedó atascado, maniatado por un rival que gobernó el partido desde el momento en el que aseguró los pases y generó superioridades numéricas para triangular. Desaparecieron los rojiblancos cuando el Rayo generó circuitos de balón que desbordaron a Gabi y a Mario y le aparecieron al equipo de Simeone los problemas que podían intuirse y que no habían florecido en la Supercopa. Empató, pero tiene que dar con una manera asidua y natural de estirarse a la contra cuando está replegado y de generar juego para que Mandzukic intimide en el área.

RAYO, 0; ATLÉTICO, 0

Rayo Vallecano: Cristian Álvarez; Quini, Zé Castro, Abdoulaye Ba, Tito; Baena, Trashorras; Aquino, Bueno, Kakuta; y Jonathan Pereira (Manucho, m. 54). No utilizados: Embarda, Cobeño, Nacho, Morcillo, Pozuelo y Licá.

Atlético: Moyà; Juanfran, Miranda, Godín, Ansaldi; Griezmann (Cristian Rodríguez, m. 83), Gabi, Mario Suárez, Koke; Mandzukic (Héctor, m. 74) y Raúl Jiménez (Saúl, m. 61). No utilizados: Gámez, Tiago, Oblak y José Giménez.

Árbitro: Carlos Clos Gómez. Amonestó a Baena, Abdoulaye Ba, Mario Suárez y Juanfran.

Unos 14.000 espectadores en el estadio de Vallecas.

El fútbol suele ser eléctrico en Vallecas. De fácil y sencilla ida y vuelta por esas dimensiones que difuminan las transiciones defensa-ataque. Un despeje o un robo en el medio del campo puede convertirse en una ocasión clara. Puede valer un toque fino o un simple pase largo a la espalda de las defensas. Por momentos, desde la cabina de prensa desde la que siguió el partido, a Simeone los amontonamientos de jugadores y los rebotes le debieron de producir la sensación de ver una partida de pinball. Sin Raúl García, sancionado, y sin Arda lesionado, el técnico rojiblanco dibujó un equipo ambicioso. Optó por jugar con Griezmann a la derecha y con el mexicano Raúl Jiménez junto a Mandzukic. Un once con mucha velocidad, al que se sumó Ansaldi a última hora por molestias del brasileño Siqueira.

Enfrente, el atrevido Rayo de Paco Jémez, reinventándose de nuevo desde la eterna rebeldía de su libreto. No cambia Paco, que invita a jugar a su equipo y al contrario. Le da igual el intercambio de golpes, aunque en ese nuevo diseño plagado de novedades su equipo baje la guardia en la entrega del balón cuando quiere salir desde atrás. Nada que no tuviera que corregir ya el curso pasado. Esos pases horizontales le siguen costando mandobles. Mandzukic pudo propinarle uno tras un pase generoso de Raúl Jiménez, benefactor de un regalo de Abdouluye en la frontal del área. Vio venir el mexicano al corpulento ariete croata por su derecha y le cedió el balón. A la carrera, este remató raso y al palo más cercano de Cristian Álvarez. Antes, se había arrastrado para conectar un centro pasado de Ansaldi que estrelló en el lateral de la red. Había roto el lateral argentino a un pase vertical de Koke, que fue el que mejor interpretó cómo jugar en un tapete tan reducido. Suyo fue también otro pase con periscopio en un desmarque de ruptura de Griezmann que este controló mal y le impidió jugarse el mano a mano con el meta rayista. El crecimiento de este Atlético va a depender mucho del habilidoso francés.

En ese vaivén de área a área, el Rayo respondía con el criterio de Trashorras, las filigranas en velocidad de Kakuta y los desmarques al espacio del menudo Jonathan Pereira. Casi siempre murió el despliegue ofensivo local en las botas de Miranda y Godín. El muro que forman sigue firme, capaz de corregir y tapar cada agujero que se generaba cuando el centro del campo es rebasado. Para un equipo construido desde atrás hacia adelante, con la solidez defensiva como pilar, esta pareja es vital.

El conjunto de Paco Jémez se reinventa desde la eterna rebeldía de su libreto

No cambió demasiado el paisaje en el segundo tiempo. Si acaso se vio al Rayo con más control del balón en el inicio. El Atlético tuvo dificultades para engarzar juego. Necesita encontrar vías para llegar hasta Mandzukic y fracasó durante gran parte del encuentro. Por las características de la nueva referencia ofensiva necesita abrir el campo y generar más centros desde las bandas. Quini y Tito blindaron bien los costados. Les dio igual que Koke y Griezmann se intercambiaran las bandas y siempre que pudieron se desplegaron en ataque, sobre todo en el segundo tiempo, en el que también emergió el mexicano Aquino.

Había sido Jémez el primero en mover ficha. Metió a Manucho, un tallo, por Pereira. El cambio contenía tanta diferencia de estaturas como de propuesta. Con el larguirucho delantero, el Rayo empezó a ganar a balones largos y a desplegarse por fuera. Aquino puso una rosca y Manucho interpretó un remate de giro de cuello perfecto que obligó a Moyà a hacer la parada de la noche con rectificado incluido. Crecidos, sin esas concesiones de equipo juvenil, los futbolistas de Paco metieron al campeón en su área. A Simeone no le dio resultado la entrada de Saúl por Raúl Jiménez en términos de control del balón y de los espacios. Su segundo movimiento de piezas fue cambiar a Mandzukic por Héctor. La variante era contraria a la iniciada por el Rayo. Quería El Cholo rapidez de movimientos en el área a costa de perder poder en el juego aéreo. Tampoco le funcionó.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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