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CHAMPIONS LEAGUE | ATHLETIC
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La revolución permanente del Athletic

La figura menuda de Ernesto Valverde ha adquirido un tamaño gigantesco desde que regresó al Athletic sustituyendo a Marcelo Bielsa.

Ernesto Valverde, en un entrenamiento.
Ernesto Valverde, en un entrenamiento. LUIS TEJIDO (EFE)

Dicen los árbitros que se habla mucho de ellos cuando los importantes son los que juegan; dicen los entrenadores que se les da demasiada importancia cuando los importantes son los futbolistas; dicen los futbolístas que el público, cuando es fiel, marca al menos un gol; y dice el público que los partidos se ganan entre todos. La comunión del público con el equipo, en el caso del Athletic, es mucho más que religiosa. Y eso se nota desde hace más de un siglo. Pero la figura menuda de Ernesto Valverde ha adquirido un tamaño gigantesco desde que regresó al Athletic sustituyendo a Marcelo Bielsa. Solo él podía curar una herida que sangraba demasiado. Bielsistas y no bielsistas enterraron las armas y siguieron a Valverde. Y lo que es más importante: los futbolistas le siguieron y le siguen con una fe indestructible.

Pero no hay milagro. Valverde ha hecho de la calma su manera de proceder, pero no hay que confundirlo con quietud, porque el Txingurri es inquieto por naturaleza. Y ha hecho del silencio, su medio ambiente, aunque habla todo lo que hay que hablar,... pero con los futbolistas. Y del trabajo, su manera de vivir. Virtudes todas ellas que no son únicas. Muchos entrenadores las cultivan con mayor o menor fortuna. ¿Que ha hecho Valverde para reconvertir al Athletic en un equipo admirado y temido? Primero, respetar y afianzar las señas de identidad del club y del equipo, de su equipo, asumir los problemas como algo cotidiano en cualquier trabajo y no llorar por ellos, sino solucionarlos, afianzar la fortaleza del grupo, su solidaridad en el campo, y transmitir que el equipo que maneja es siempre el mejor posible.

Valverde ha hecho de la calma su manera de proceder, pero no hay que confundirlo con quietud

Pero, deportivamente, Valverde se ha convertido en un entrenador de referencia por su habilidad para leer los partidos, para interpretar la realidad sin que el equipo pierda ni la compostura ni los principios. Eso le hace al Athletic ser un equipo difícil de hincarle el diente. Lo comprobó el Nápoles como tantos otros lo comprobaron antes. A su sombra, siguen creciendo tipos como Gurpegui o Aduriz que en vez de cumplir años, parece que solo cumplen meses. Pero entre ambos, surge la figura imponente de Iturraspe, un medio centro que aún no ha tocado techo, incluso lo ve lejano aún, y ya es valorado como uno de los mejores medios centros de Europa.

De la mano de Bielsa, el Athletic encontró el espíritu de la Revolución. Al final no tomó la Bastilla, pero fue admirable. Con Valverde ha encontrado el buen gobierno, también con tintes revolucionarios como la alternativa de Unai López, un joven de 18 años, que dará que hablar, en un partido de la trascendencia del disputado contra el Nápoles. Los nombres nunca han embelesado a Valverde ni le han nublado la visión. El Athletic ha sufrido la salida de sus figuras más renombradas en los últimos años (Llorente, Javi Martínez, Herrrera) y San Mamés no los ha echado en falta, aún reconociendo sus virtudes. No lo hizo Bielsa y mucho menos Valverde. El Athletic sabe que regenerarse es una obligación cotidiana y el Athletic y el fotógrafo que lleva dentro Ernesto Valverde sabe que en el fútbol no hay fotos fijas.

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