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Francia se entrega al funambulismo

La campeona de Europa salva su partido ante Serbia con un tiro libre en el último segundo tras ir a remolque todo el partido

Faustino Sáez
Jackson pasa el balón ante Bogdanovic.
Jackson pasa el balón ante Bogdanovic.Jorge Zapata (EFE)

La novela francesa ante Serbia tuvo una presentación inesperada, un nudo abigarrado, un final trepidante y un protagonista inopinado. La campeona de Europa sorteó la que parecía iba a ser su segunda derrota en el Mundial gracias al volantazo que Edwin Jackson le dio a la dirección de su equipo en el tercer cuarto, cuando el conjunto de Djordjevic manejaba los biorritmos del partido. Un tiro libre de Lauvergne a falta de un segundo selló el triunfo de los azules en el arte del funámbulo tras una tarde trompicada. Los serbios, que resbalaron en la cornisa, se quejaron amargamente de la línea editorial del arbitraje en los instantes finales del partido, incluida la falta que resolvió el choque y una anterior no señalada sobre Bogdanovic.

Todos los planes de Francia se trastocaron en apenas dos minutos. El tiempo que tardó Boris Diaw en cometer dos faltas personales y emprender viaje al banquillo. Sin embargo, cuando se quedó sin su líder en la pista, el conjunto de Collet aprendió a jugar en equipo, comenzó a diversificar el juego y mejoró su implicación defensiva. Lauvergne en la pintura y Batum en el perímetro agitaron el ataque de los azules y comenzaron a inquietar a Serbia. Entre ambos anotaron 16 de los 20 puntos de los galos en los primeros 10 minutos y atajaron el impulso serbio.

Hasta ese instante, a los de Djordjevic les había bastado con el acierto de Bogdanovic para llevar la iniciativa, pero, al final del primer acto, un triple de Batum devolvió la igualdad al partido (21-20, m. 10). Retomó entonces Collet en plan inicial y recuperó a Diaw en su quinteto. Pero volvió a darle un pésimo resultado. El regreso a la pista del pívot de los Spurs espesó las ideas de los suyos y activó a los serbios. No era su día y, cuando apenas había roto a sudar, cometió la tercera falta. El camino quedó despejado para Raduljica que se comió la zona francesa.

La torre serbia, de 26 años y 2,13m, comenzó a campar a sus anchas y a multiplicar sus números. Llegó al descanso con 11 puntos y 4 rebotes en 12 minutos de juego y, sobre todo, con la condición ganada a pulso de dominador de la pintura. El pívot de Milwaukee Bucks, que fue contratado por los Clippers este verano y cortado poco después, se encuentra sin equipo y se está tomando cada partido como una entrevista de trabajo para los ojeadores que quieran ver su catálogo de recursos. Ante Egipto consiguió 13 puntos y 6 rebotes en tan sólo 12 minutos de juego; ante Francia mejoró sus prestaciones: 21 puntos y 7 rebotes. Se había propuesto convertirse en la sensación de Serbia en el Mundial, pero un pequeño jugador francés desmontó la obra de la tanqueta serbia.

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Los de Djordjevic dominaban con comodidad aupados a las espaldas de Raduljica (42-34, m. 20), hasta que Collet encontró el interruptor en la enésima vuelta de tuerca a su rotación. Edwin Jackson, base de 24 años y 1,88m del Villeurbanne, se convirtió en el inesperado revulsivo de Francia a fuerza de puntería y lucidez. Sus nueve puntos y su vertiginosa dirección en el tercer cuarto rescataron a Francia del atolladero. A su brío respondió Diot y con sus pases reaparecieron Batum y Lauvergne. Fue el pívot del Partizán, el mejor francés en la estadística con 19 puntos y 6 rebotes, el encargado de mantener el pulso para anotar el tiro de gracia.

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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