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El desacuerdo salva a Froome

Contador, Valverde y Purito, enzarzados en la batalla por el liderato, no negocian la eliminación del ciclista británico, que flaqueó en los Lagos de Covadonga

Contador, por delante de Valverde y Purito en la ascensión a los Lagos de Covadonga.
Contador, por delante de Valverde y Purito en la ascensión a los Lagos de Covadonga.Javier Lizon (EFE)

Los Lagos han perdido músculo. O agua, según se mire a ojo de ciclista. Desde que las montañas se miden en segundos, y no en kilómetros, hasta los colosos adelgazan. A Los Lagos de Covadonga, un mítico, un clásico de 12 kilómetros, con su huesera y todo, con su pasado a cuestas y su futuro imperfecto, se les acabó el gas a partir del año 2000. Hasta entonces habían ganado Lejarreta, Dietzen, Perico Delgado (dos veces) y Oliverio Rincón, Lucho Herrera (dos veces), Millar, Pino, Jalabert o Tonkov. Desde entonces, esa cima, a la que Hinault comparó en 1983 con el Alpe D’Huez, ha perdido pedigrí. Véase lo que pasó después: Zintchenko, Mercado, Eladio Jiménez, Efimkin, Barredo y Antonio Piedra. El punto seguido lo puso ayer un polaco de nombre impronunciable para un español (Przemyslaw) y apellido ligero (Niemiec), que aprovechó la moral de una fuga prematura para irse en pos del infinito.

Clasificaciones

ETAPA

1. Przemyslaw Niemiec (Pol/Lampre) en 4h 11m 09s

2. Alejandro Valverde (Movistar) a 5s

3. Joaquim Rodriguez (Katusha) a 5s

4. Alberto Contador (Tinkoff - Saxo) a 10s

5. Fabio Aru (Italy / Astana) a 17s

GENERAL

1. Alberto Contador (Tinkoff - Saxo) en 58h 31m 35s

2. Alejandro Valverde (Movistar) a 31s

3. Chris Froome (R. U./Sky) a1m 20s

4. Joaquim Rodriguez (Katusha) a 1m 20s

5. Fabio Aru (Ita/Astana) a 2m 22s

Los Lagos, así solos, así tomados de uno en uno, se dejan querer. Son melosos. Si por el medio no le incluyes algunos ogros que te abran el apetito (o te lo quiten para siempre), saben a postre ligero. Duro, sí, pero en el ciclismo los castigos duelen más cuando son largos, más que puntualmente tortuosos. Son como golpes bajos que te minan la moral.

Pero los elegidos para la gloria llegaron sin castigar a los míticos lagos. Con unos escapados por delante y muchos damnificados por detrás. Sobre todo desde que el Movistar se puso en cabeza y comenzó a rascar al pelotón. Y el rosario tenía cuentas como para toda la Semana Santa, como para varias semanas de pasión. Y de pronto, el visitante inesperado, el que el sábado llamó a la puerta cuando nadie le esperaba, el inglés que vino a cenar cuando no había platos, este domingo, cuando sí se le esperaba, incluso se temía su glotonería, pues no llegó. Flaqueó una y otra vez, tantas como ataques le propusieron primero el Movistar y luego Contador. Fuera por el pinganillo o el rabillo del ojo (lo natural suele ser más efectivo), pero Contador miraba hacia atrás y a lo lejos veía al desgarbado Froome, incluso no lo veía, y volvía a arrear.

Allá por La Huesera, otro apodo mítico, Contador se encorvó y se alzó sobre la bicicleta para derrotar al inglés. Le seguían Valverde y Purito Rodríguez, pero no como escuderos, sino como revolucionarios que ansiaban su mismo reino y derrocar al mismo rey. Y nunca tres revolucionarios se han puesto de acuerdo en cómo hacer la revolución. Así que Contador se quedó con las ganas de descolgar a su enemigo más temido, porque los otros dos revolucionarios le dijeron que atacase él, que fuera él quien sacase la espada. Y Valverde y Purito se conformaron con escarbar cinco segundos al gran jefe (o sea Alberto), a los que añadieron las bonificaciones en metas. Y Froome... Froome es una incógnita. Lo mismo es el chico sonriente que llega tarde y te gasta una broma (como en La Camperona), que se duerme en un lago y espera pasar desapercibido en el recreo. Pero como los reyes del debate no se entendían salió ileso.

El inglés es una incógnita: lo mismo asusta, como el sábado, que duerme

En Covadonga todos perdieron y ganaron algo. Contador, ganó unos segundos (siete exactamente, los que había perdido el sábado) respecto a su rival más temido, Froome perdió solo siete segundos respecto a su rival más calculador (o sea Contador). Es decir, que salvó la inversión, sin pérdidas ni beneficios, que es como ganar. Y Valverde y Purito ganaron tiempo sobre ambos, o sea que se fueron a comer perdices. Desde que las montañas se miden en segundos (no en kilómetros, desniveles y altitudes), en el ciclismo se puede ser feliz con unos segundos en la mochila. Es así. También los teleféricos vencieron a las montañas.

Así que Niemiec encontró un argumento para buscar equipo para el próximo año. Contador un motivo para ser feliz, después de alguna discordia anterior. Froome halló la manera de minimizar los daños, Purito y Valverde se sintieron cómodos pero rutinarios, aunque acabaron por delante del líder (y eso cuenta). Y el resto fue desgranando el rosario con la letanía del camino. Está claro que ninguno de los favoritos había leído el himno que el poeta salmantino Pedro Garfias le dedicó a Asturias y recordaba que “dos veces, dos has tenido ocasión para jugarte, la vida en una partida, y las dos te la jugaste”. Tiempos pasados. En el ciclismo también.

Contador: “Cada cual tiene su táctica”

E. R., Lagos de Covadonga

“De haber estado yo solo, hoy [por este domingo] se le podía haber metido una diferencia importante a Froome, pero las circunstancias eran otras. Hablé con Valverde para descolgar a Chris, pero cada cual tiene su táctica y yo tenía que preocuparme tanto de Froome como de los dos que me acompañaban”. Las palabras de Contador resumían el minuto decisivo, ese en el que los tres ciclistas españoles se ven con Froome sufriendo como un príncipe doliente, y se les plantea la tesitura de si acampar sus objetivos finales para cumplir el objetivo inmediato de eliminar a un enemigo común.

El problema es que ni a Valverde ni a Purito les interesa demasiado apartar a Froome de la lucha. Sin embargo, es a él a quien más teme Contador. Lo repitió este domingo, tras el final de la etapa en los Lagos de Covadonga: “Cuando ha estado bien, es el máximo rival con el que me he encontrado”.

Por eso quería quitarse del medio ese tábano. Pero no le valía un manotazo, sino que necesitaba varios. Y el tábano, a sus otros rivales tampoco les viene tan mal. Le obligan a Contador a multiplicar su trabajo (y su equipo es débil), lo que abre su abanico de posibilidades. El problema es que Froome, en esta Vuelta, lo mismo muere que mata y no sabe a quién mata.

Contador, no obstante, es feliz. Sus razones tiene: “Estoy más cerca del triunfo final y hoy [por este domingo] ha pasado un día más, luego queda un día menos”, resumió tras enseñar los dientes de esfuerzo en esfuerzo en las cuestas. Para el líder de la carrera, quedan dos claves: la etapa del lunes en La Farrapona (Somiedo), después de otros cuatro puertos previos, y la penúltima en Ancares (Lugo, llegada en alto). Lo de en medio serán transiciones.

Purito Rodríguez, con su habitual naturalidad, recordaba que ya anunció que “esta Vuelta va a ser más de desgaste que de ataque”, y añadió que “se nota un cansancio en el pelotón”. Sobre Froome, aseguró que muestra una actitud irregular, “pero está claro que si arranca es que está sobrado”.

Al final, Contador, el líder, seguía pensando en Froome: “Sabía que en cada ataque flaqueaba y era un buen momento para haberle apartado de la lucha”. Pero ahí sigue el británico en la Vuelta a España de 2014: cuando llega sin que le inviten y cuando se va sin despedirse.

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