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El ‘accidente’ Laporta

Empieza la acción de responsabilidad social contra el expresidente del Barça y 16 directivos

Ramon Besa
Joan Laporta saluda a Sandro Rosell en la toma de posesión como presidente del segundo, en 2010.
Joan Laporta saluda a Sandro Rosell en la toma de posesión como presidente del segundo, en 2010. Vicens Giménez

Josep Lluís Núñez presidió el Barcelona desde 1978, cuando fue elegido por sufragio universal en las primeras elecciones democráticas del club, hasta que dimitió en el año 2000. Ningún candidato pudo derrotarle durante 22 años, ni siquiera los promovidos por el nacionalismo catalán representado por Convergència, cuyas aspiraciones a ocupar el palco del Camp Nou se vieron truncadas cuando Núñez consiguió fichar a Johan Cruyff en 1988 después de s resolver sus pleitos con Hacienda.

La contratación de Cruyff sofocó el Motín del Hesperia (1988), momento en que los jugadores pidieron la dimisión del presidente, y Núñez pudo blindar su mandato hasta la aparición de Elefant Blau, un grupo de barcelonistas que empezaron a marcar y a denunciar a una directiva que manejaba el club y el calendario electoral a su antojo y había despedido de malas maneras a Cruyff (1996). Así se vertebró una oposición liderada por Joan Laporta que presentó una moción de censura contra Núñez en 1998.

Laporta alcanzaría el poder cinco años después y se convertiría en el primer presidente en acabar su mandato (2003-2010) desde 1978. Un récord sorprendente si se tiene en cuenta el desgaste al que se vio sometido por sus errores, como los negocios con Uzbekistán y sus cuitas con los vicepresidentes Sandro Rosell y Ferran Soriano, y por el acoso al que fue sometido, visualizado por los contenciosos presentados por Joan March, Vicenç Pla y Oriol Giralt.

No hubo pacto posible entre demandantes y demandados por diferencias internas

Los poderes fácticos le pasaron factura y le sometieron a un constante hostigamiento que culminó con la moción de censura de 2008. Aunque nunca pudo ser probado, existen fundadas sospechas de que detrás del acoso al cruyffista Laporta se encontraban personajes vinculados a Núñez, el llamado nuñismo sociológico, que se tomó revancha de los tiempos de Elefant Blau. El abogado Laporta no ha conseguido salir todavía del entramado judicial al que le metieron desde su éxito en 2003.

La junta de Laporta entró en el Camp Nou el 22 de junio de 2003 y no el 30, fecha en que finalizaba el ejercicio económico, ocho días que equivalían a un año de mandato según el juez que obligó a convocar elecciones en 2006 y no en 2007 como pretendía la directiva, una semana en que se tomaron decisiones como la valoración y remodelación de la plantilla que fue firmada por el entonces vicepresidente Rosell.

Los ocho días que contaron como un año son la llave de los conflictos azulgrana

A partir de la resolución por la que aquellos ocho días de junio equivalían a doce meses, se denunció después a la directiva por continuar en el cargo en 2006 sin haber avalado el 15% del presupuesto correspondiente a la temporada en curso 2006-2007, por las pérdidas registradas al comienzo del mandato de Laporta, cuando se contó un déficit de 63,8 millones de euros. Una cantidad que se consideró responsabilidad de la junta por las operaciones realizadas en semana en cuestión.

La nueva junta había contado unas pérdidas de 71,3 millones y un déficit de 164 de los últimos ocho días de la presidencia de Joan Gaspart después que se desvalorizara la plantilla de entonces en un documento rubricado por Rosell, vicepresidente deportivo desde 2003 hasta que dimitió en 2005. Rosell reapareció en 2010 y no se puso de acuerdo en el cierre del ejercicio económico: Laporta, el saliente, presentó un beneficio de 11,1 millones y el entrante reveló unas pérdidas de 79,6 millones después de examinar una auditoria con siete salvedades. La diferencia entre los superávits y los déficits desde 2003 arrojaba un saldo negativo de 48,7 millones.

La dimisión de Rosell y el coste del fichaje de Neymar condicionan a la actual directiva

Amparada en la ley del deporte de 1990, la directiva presentó las nuevas cuentas reformuladas a la asamblea de 16 de octubre de 2010 y los socios acordaron a petición del consejo por solo 29 votos de diferencia —la mitad de la junta, con Rosell a la cabeza, se pronunció en blanco— cursar una acción de responsabilidad contra Laporta y 16 directivos por valor de 47,6 millones. No sólo hay discrepancias en la interpretación de las cuentas sino que se discute por qué sólo tienen que responder los directivos que acababan el mandato (17) y no cuantos estuvieron en el club desde 2003 hasta 2010 (32), entre los que figuran precisamente cuatro de los directivos actuales y demandantes (Josep Maria Bartomeu, Jordi Monés, Javier Faus y Jordi Moix) después de la dimisión de Rosell.

El expresidente tiene una fe ciega en que ganará un caso lleno de interrogantes

El juicio por la acción de responsabilidad que empieza hoy es la prueba más evidente del conflicto que vive el barcelonismo, expresado alrededor de la figura de Laporta, un personaje arrogante y despilfarrador, consumido por el éxito, a juicio de sus detractores; un William Wallace, en cambio, para sus seguidores, que le idolatran por haber desafiado y ganado el poder y por montar el equipo más exitoso de la historia con Guardiola y Messi.

“Que ganara Laporta fue al fin y al cabo un accidente en un club y un país como el nuestro”, sostiene Albert Vicens, vicepresidente institucional con Laporta. “El triunfo fue un error del sistema”, añade, “y siempre fuimos considerados una directiva okupa”. Evarist Murtra, quien también formó parte de la junta de Laporta, le considera el presidente de la “renaixença deportiva y económica del club que por culpa de su personalidad egocéntrica no pudo dar continuidad a su obra con la gente que le acompañó durante su mandato y que, por otra parte, en los últimos dos años puso en peligro la economía del club”.

Al igual que muchos directivos, Murta considera que es “un error y una injusticia” que algunos de los miembros de las juntas de Laporta se vean ahora sometidos a una acción de responsabilidad. No hubo acuerdo entre las dos partes, demandados y demandantes, ni siquiera con la mediación de la Generalitat. Ha sido el propio Laporta quien se ha opuesto a cualquier acuerdo con los directivos del consejo de Josep Maria Bartomeu, recelosos algunos de que detrás de la querella de Jordi Casas contra Rosell por el fichaje de Neymar podría estar alguien vinculado a la anterior junta, una prueba más del cainitismo del Barça, més que un club también al ejercer el control social.

Laporta al fin y al cabo tiene una fe ciega en que ganará el caso por la misma regla de tres que conquistó contra pronóstico el palco del Camp Nou en 2003. Aquel líder de Elefant Blau sacó entonces al club de la miseria deportiva y económica en que lo había dejado Gaspart, el sucesor de Núñez, y lo convirtió en el mejor del mundo. Ahora es el propio Laporta el que se tiene que salvar a sí mismo y a 16 directivos en el juzgado número 39 de Primera Instancia de Barcelona mientras todavía se sigue sin saber por qué dimitió Rosell. Ningún club sufre el desgaste institucional del Barcelona.

Las demás causas

Jordi Casas presentó el 5 de diciembre de 2013 una querella contra Sandro Rosell por supuesto delito de apropiación indebida por el fichaje de Neymar Jr. La solicitud fue aceptada por la Audiencia Nacional. El próximo paso previsto es la declaración de Neymar padre ante el juez Pablo Ruz.

El Barcelona presentará un recurso al TAS por la sanción de la FIFA que le impide fichar durante el año 2015 por incumplir el artículo 19 del Reglamento y Estatuto de Transferencia de Jugadores menores de edad.

La empresa MCM presentó en octubre pasado una demanda civil contra el Barcelona por incumplimiento de contrato por la explotación comercial de las fachadas de la nueva Masia. El contrato fue suscrito por la directiva de Laporta.

El club azulgrana está a expensas de la resolución del caso de espionaje en el que está imputado Xavier Martorell, el exjefe de seguridad de la entidad, durante la etapa en que el director general del club era Joan Oliver, contratado por Laporta.

Messi está imputado por fraude fiscal por sus ingresos en concepto de derechos de imagen entre 2007 y 2009. El jugador debe responder por haber defraudado 4,1 millones de euros a Hacienda.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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