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Respira el Madrid y se alivia Casillas

Los de Ancelotti golean al Basilea y el capitán gana el escrutinio con una gran parada

José Sámano
Bale toca el balón en la acción del segundo gol blanco.
Bale toca el balón en la acción del segundo gol blanco.alejandro ruesga

Si había un partido inesperado en el fútbol mundial es el que se ha desatado en las gradas del Bernabéu, muy por encima del analgésico encuentro que disputó el Madrid con el chato Basilea. Resulta delirante, inexplicable, que a los cuatro meses de sumar la décima Copa de Europa el Madrid sufra un desgarro focalizado en su capitán, en un jugador bandera que llegó al club como benjamín hace 24 años y lleva 15 en el primer equipo. Su palmarés supone un botín del que muy pocos pueden presumir, pero hay un sector decidido a borrar un legado museístico, el de Iker Casillas, sacrificado por no se sabe muy bien qué cuentas pendientes. O quizá también víctima de una institución en la que prima lo fugaz, lo súbito. Cada verano sublima al que llega por la pasarela de turno y los fastos nublan los mejores anales.

REAL MADRID, 5-BASILEA, 1

Real Madrid: Casillas; Nacho, Pepe, Ramos (Varane, m. 66), Marcelo; Modric (Illarramendi, m. 73), Kroos, James; Bale, Benzema (Chicharito, m. 82), Cristiano. No utilizados: Keylor Navas; Coentrao, Arbeloa, Isco.

Basilea: Vaclík; Schar, Samuel (Kakitani, m. 64), Suchy; Xhaka, Elneny, Frei (Delgado, m. 83), Safari; González, Streller (Embolo, m. 73), Zuffi. No utilizados: Vailati; Aliji, Gashi, Callá.

Goles: 1-0. M. 14. Suchy, en propia puerta. 2-0. M. 30. Bale. 3-0. M. 31. Cristiano. 4-0. M. 36. James. 4-1. M. 38. González. 5-1. M. 79. Benzema.

Árbitro: Damir Skomina (Eslovenia). Amonestó a Elneny, Samuel, Pepe y Xhaka..

Santiago Bernabéu. Unos 60.000 espectadores.

Durante una hora, no hubo respiro para Casillas, silbado al primer segundo, aunque la bronca poco a poco se sofocó algo con los aplausos. El encomio definitivo llegó hacia el minuto 66. Una pifia de Varane dejó al paraguayo Derlis González a solas con Iker, de frente, a escasos palmos de sus narices. El marcador estaba 4-1, pero ahí estaba la jugada del partido. Así de convulsas están las cosas en el Madrid, que en el primer partido europeo para revalidar el título y con una goleada a favor aún tiene a su principal icono pendiente de un examen categórico.

Un sobresaliente más para su hoja de servicios: Casillas, en su 141 partido europeo, resucitó al mejor Casillas y evitó lo que era un gol o gol. Con él no debería ser noticia, pese a sus titubeos de los últimos tiempos, pero en estos días de amnesia fue portada obligada. Su cara, rígida, con los ojos cerrados y la mandíbula a punto de estallar delataban lo crucial del momento. En el campo, no hubo debate. El Madrid encontró el sosiego en Europa, su torneo fetiche. Con los truenos de la Liga bien recientes, el equipo no necesitó jugar ni bien ni mal para abrumar al Basilea, conjunto que llegaba con la etiqueta de haber asaltado al Chelsea en su estadio hace apenas un curso y haber eliminado al Manchester United en 2011.

En Chamartín fue el auténtico Basilea, cuyo andamio defensivo es cosa del argentino Samuel, un exmadridista aún activo a sus 36 años. El equipo helvético arrancó con cierta soltura, hasta que agasajó al Madrid con el primer gol antes del cuarto de hora. Nacho, relevo de Arbeloa en el lateral derecho, un futbolista eficaz y sólido en sus pocas apariciones, combinó con James, que le devolvió la pelota con un tacón afilado. Una preciosidad que permitió a Nacho irrumpir en el área. El centro lo desvió Suchy a su red.

Es delirante que el club sufra un desgarro focalizado en el portero

Ancelotti partió sin alterar otros puestos que los laterales, el ya mencionado de Nacho y el de Marcelo por Coentrão, titular en el derbi del pasado sábado. Ante el rival suizo convenían dos futbolistas que ventilaran el ataque por los costados. El resto de las líneas se mantuvo fijo. Como ocurriera ante el Atlético, en el primer acto Cristiano y Bale intercambiaron las orillas, mutaron las posiciones con las que la pasada temporada contribuyeron a los 41 goles del Madrid en la Champions.

El tiempo demostró que para jugadores de este nivel no hay muchos engorros. Por la izquierda llegó Bale como un tiro para sellar el segundo tanto tras una magnífica asistencia de Modric con el empeine exterior de la pierna derecha. Y por la derecha abrió el turbo el galés, de nuevo servido por Modric, para muy poco después hacer de mensajero para Cristiano, que firmó el tercero y ya es el segundo máximo goleador en competiciones europeas, solo por detrás de Raúl. Sin demora, el cuarto fue obra de James, que otra vez dejó sus mejores huellas como lo que es, un escolta de delanteros, no un volante para todo. Cerca del área, el colombiano da vida a un equipo al que le cuesta encontrar espacios cuando no puede acelerar con Bale o CR. Como interior le falta hueso, recorrido y forro para defender.

Es una institución en la que prima lo fugaz; cada verano sublima al que llega

Con James al frente y un episódico tanto de González, el Madrid se ahorró un segundo tramo y Ancelotti dio aire a Varane, Illarramendi y Chicharito. El equipo, antes y después de los cambios, se volvió aún más discontinuo y tuvo algún sobresalto del Basilea, aunque hacía mucho que no había otro partido que el de Casillas.

El capitán ganó el suyo. Faltaba la sentencia a Benzema, otro en el disparadero. También tuvo tiempo de redimirse con el quinto gol. Quizá de forma pasajera, pero un alivio para ambos. Especialmente para Casillas, por lo que significa y por la descomunal crisis que puede abrir en la institución, en el vestuario y en la grada. Ahí tiene el Madrid un verdadero partidazo.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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