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Duda agua la fiesta del Espanyol

El medio del Málaga empata con una falta sobre la bocina y estropea la celebración blanquiazul

Jordi Quixano
Álvaro González cabecea ante Camacho.
Álvaro González cabecea ante Camacho.Alejandro García (EFE)

El balón no entiende de méritos ni medallas sino que se entrega al que mejor le acaricia. Como a Sergio García, el Quijote del Espanyol porque en muchas ocasiones juega solo. Como a Lucas Vázquez, que evidenció ser un extremo completo, veloz y con quiebro, todavía un poco verde y con un regate de más. Como a Stuani, que siempre pone la cabeza a tiempo, como en ese gol sobre la bocina que pareció definitivo y no lo fue. Y como a Duda, el mejor anoche a balón parado —y eso que tres goles llegaron así—, que acomoda el pie sobre el esférico en sus lanzamientos para dirigirlos donde quiere. Y eso hizo. Chut, balón sobre la barrera y gol que bien valió el empate en el minuto 92. Todo un aguafiestas; todo un martillazo para el Espanyol, que sigue sin un triunfo que llevarse al buche, por más que anoche pudiera al fin con sus miedos y jugara valiente, en campo ajeno y con ambición.

ESPANYOL, 2 - MÁLAGA, 2

Espanyol: Casilla; Javi López, Colotto, Álvaro, Víctor Álvarez; Lucas Vázquez, Cañas, Víctor Sánchez, Montañés (Stuani, m. 46); Caicedo (Salva Selvilla, m. 61) y Sergio García (Raúl Rodríguez, m. 90). No utilizados: Pau; Fuentes, Álex Fernández y Bertrand.

Málaga: Kameni; Rosales, Sergio Sánchez, Weligton, Antunes; Camacho, Darder; Horta (Castillejo, m. 81), Luis Alberto (Duda, m. 67), Juanmi; y Santa Cruz (Amrabat, m. 46). No utilizados: Ochoa; Torres, Angeleri y Recio.

Goles: 1-0. M. 16. Caicedo. 1-1. M. 53. Camacho. 2-1. M. 88. Stuani. 2-2. M. 93. Duda.

Árbitro: Iglesias Villanueva. Amonestó a Javi López, Sergio Sánchez, Camacho, Darder, Duda, Stuani y Salva Sevilla.

Power8 Stadium. 16.275 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por la muerte del padre de Fuentes.

Pero el Espanyol tiene una idea con demasiados agujeros. Bien porque le falta pie, bien porque el entrenador no da con la tecla, bien porque la hoja de ruta es equivocada. Al menos en parte porque Sergio González exige toque, salida limpia desde atrás, ritmo en la circulación... protagonismo. Pero no le salió ni en pretemporada ni ahora, cuando los resultados ajustician y el tiempo apremia. Aunque sí hay una parte del plan que le funciona de maravilla: la presión adelantada con todo el equipo volcado en los momentos de acoso, siempre con la intención de cerrar el campo, de estrecharlo y achatarlo como mandan los cánones, con varios segundos de arrebato tras la pérdida, con los dos jugadores más cercanos al balón en la busca frenética de recuperarlo y con marcajes individuales del resto.

Y el Málaga, agradecido visitante que o no se estudió al rival o lo hizo rematadamente mal, le facilitó la tarea; se empeñó en tocarla desde atrás, pero jugó al ralentí y con imprecisión en el primer pase, desconexiones que le extendieron la factura inicial. Camacho y Darder bajaban a recibir, pero, sin poder girarse, devolvían de primeras y a la remanguillé. Jauja para Sergio García que, indetectable con y sin balón, también es estupendo en sisar balones. En una de esas, se midió él solo contra seis y casi se sale airoso, después de descontar a tres y tirar uno a la lona con su juego de cintura. Sacó un córner, los colores al rival y una nueva ovación de su gente.

Ocurre que la llegada de Caicedo al equipo ha retrasado una migaja la posición de Sergio, todo un chicle en la zona de trescuartos porque se estira a los lados sin rubor, porque mastica el balón cuando baja a componer o explota en el área, su casa al fin y al cabo. Como demostró en ese remate que sólo el larguero se atrevió a escupir tras el centro de Víctor Álvarez. Aunque la jugada quedó invalidada por discutible fuera de juego; no así con la sensación de que el Daniel el Travieso del Espanyol la iba a liar. Y así sucedió. Fue en una contra interrumpida porque replegó bien el Málaga, cuando Sergio recogió el cuero en la banda. Un recorte, una pared con Lucas Vázquez y un pase filtrado entre líneas para Caicedo, que rebasó al adorado Kameni —le aplaudió el Power8 Stadium en recompensa a sus siete años de blanquiazul— para marcar su primer gol.

Sergio García es el ‘Quijote del Espanyol’ porque en muchas ocasiones juega solo

Digerido el desplome, removió el equipo Javi García al quitar al inerme Santa Cruz para dar carrete a Amrabat, que se cobró la banda para darle el medio a Juanmi. Sirvió la argucia para estirar las líneas y para ampliar la movilidad a todos los atacantes. Todo un martirio para Colotto, más lento que de costumbre porque hasta Santa Cruz le retrató en una carrera. Y los mordiscos al campo, el avance tipo rugby le sirvieron al Málaga para lanzar un único córner. Luis Alberto lo ejecutó y Camacho, que sonrojó la defensa zonal del Espanyol porque Caicedo atacó al balón y Colotto no, remató a gol.

Replicó en otro córner el Espanyol con un remate al larguero que luego Rosales desbarató con el antebrazo. No se decretó penalti y el duelo se embelleció, abierto e intenso, todo un correcalles. Lo probó Sergio García y respondió Duda de falta, lo intentó Víctor Álvarez en una jugada ensaya de córner y contestó Juanmi... Pero el Espanyol, al fin insaciable, afanoso, acabó por quedarse la pelota con Lucas Vázquez como capitán de las contras. Pero Kameni paró a Stuani, de nuevo a Sergio y a Víctor Sánchez. Hasta que Stuani se rebeló con un testarazo tras una falta lateral lanzada por el propio Lucas. Era el minuto 89, tiempo para el disfrute de una afición sin alegrías de más en las últimas épocas. Era la reivindicación del entrenador y de un grupo que no acababa de desatascarse. Y era, también, demasiado pronto para la fiesta porque Duda no falló su lanzamiento. También a pelota parada. Empate y disgusto continuado.

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