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Barberá sufre quemaduras de segundo grado tras un percance con su moto

La Ducati del piloto español se incendia durante los entrenamientos libres del GP de Aragón

La moto de Barberá arde en el suelo
La moto de Barberá arde en el sueloMEDIASET

Héctor Barberá, piloto español del equipo Avintia, dio el susto en los primeros entrenamientos libres de MotoGP este viernes. Se estrenaba con su nueva Ducati en el gran premio de Aragón cuando esta empezó a arder. “He notado mucho calor”, describe el piloto, ya recuperado del espanto. El valenciano acababa de volver a la pista cuando, en plena curva, un fallo provocó el incendio de la moto. Envuelto en llamas, el corredor se salió de la pista y saltó de su moto. Pudo quitarse rápidamente el mono de cuero, que ardía por una serie de uniones elásticas que hay en las zonas de flexión (brazos y piernas); aunque no pudo evitar que el fuego le provocara quemaduras de segundo grado en la cara anterior del brazo izquierdo. El equipo atribuyó el accidente a un “fallo mecánico” sin dar demasiadas explicaciones.

“El mono había cogido muchísima temperatura, me quemaba todo; por suerte me lo he sacado como he podido, porque mira que cuesta quitárselo uno solo... Si hubiera estado ardiendo más, me hubiera quemado entero, porque han tardado mucho en traer el extintor”, recuerda el piloto, que incluso ríe después de comprobar en una repetición de la televisión que dio una voltereta para liberarse del fuego. Tras el tratamiento, con crioterapia y cura oclusiva, los doctores tuvieron que administrarle calmantes porque el dolor le resultaba insoportable. Y se los volverán a dar para que pueda dormir y volver a competir mañana.

El mono había cogido muchísima temperatura; me quemaba todo” Héctor Barberá, piloto de MotoGP

Barberá rodaba por primera vez con la Desmosedici que va a utilizar hasta el final de la temporada, la única que usará la centralita única con electrónica Magnetti Marelli que suministra Dorna –organizador del campeonato–, esto es, una de esas motos que poblarán la parrilla cuando el reglamento se revolucione por completo en 2016 en busca de una mayor competitividad. El corredor volvió a la pista para el segundo entrenamiento de la jornada. Apenas quedaban 13 minutos para el final, pero después del trabajo exprés hecho en tiempo récord por el equipo –“Hasta nueve mecánicos se pusieron a montar al moto”, explicaba–, quiso probar la máquina para dar un empujón al trabajo de puesta a punto de cara al sábado. “Era importante salir, he comprobado que el cambio no iba bien, por ejemplo. Habían hecho todo el cableado nuevo, era vital dar algunas vueltas y ver que todo estaba en su sitio”, dijo.

No ha empezado bien un fin de semana en el que Barberá había puesto mucho empeño: “Hacía tiempo que no tenía tantas de llegar al circuito, de entrar en el box, de ver la moto, de subirme a ella... Había perdido eso porque había llegado a un punto muy complicado con la otra moto”, decía a su llegada a Alcañiz el jueves. Y lo comprobó en las pocas vueltas que dio este viernes: “Las sensaciones son muy buenas. He notado nada más salir que era yo el que pilotaba la moto, que puedo frenar al límite, acelerar donde toca. Estoy muy a gusto con ella y sé que puedo rodar rápido”. En su equipo le animan: “Lo que mal empieza, bien acaba”.

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