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Una toca fondo y el otro toca el cielo

El Athletic no dispara ni una vez entre los tres palos ante un Eibar curtido

Muniain pelea por el balón con Errasti durante el partido.
Muniain pelea por el balón con Errasti durante el partido.EFE

Hay partidos que si te puedes ir a mear sin miedo, es que no son partidos. Y los 50.000 seguidores del Athletic y los 2.000 del Eibar que había en San Mamés pudieron atender sus vejigas sin demasiada ansiedad, convencidos de que en el tránsito de la grada al urinario no se iban a perder nada o muy poca cosa: un "¡uyyy!", un "¡vaya vaya!", un "¡era al otro, era al otro", y esas cosas que se dicen cuando todo ha pasado o, mejor dicho, cuando nada ha pasado. Y eso, claro, hablaba bien del Eibar, que era el presunto David, y mal del Athletic, que se presumía un Goliath en su magnífico palacio. Un palacio de puertas abiertas por las que entró y salió el Eibar con sus francotiradores, un tanto desafinados, es cierto, Saúl, dos veces, Arruabarrena, otra, pero sin descuidar jamás su retaguardia, como los ejércitos protegen por igual a sus huestes que a sus provisiones.

ATHLETIC, 0-EIBAR, 0

Athletic: Iraizoz; Iraola (De Marcos, m. 72), Gurpegui, Laporte, Balenziaga; Susaeta (Beñat, m. 75), Iturraspe, Mikel Rico, Muniain Viguera (Ibai Gómez, m. 59) y Aduriz. No utilizados: Herrerin; San José, Etxeita y Guillermo.

Eibar: Irureta; Bóveda, Albentosa, Raúl Navas, Lillo; Capa, Errasti, Dani García, Saúl (Abraham, m. 77); Piovaccari (Ángel, m. 61) y Arruabarrena (Javi Lara, m. 80). No utilizados: Jaime; Ekiza, Nieto y Boateng.

Árbitro: Velasco Carballo. Amonestó a Gurpegui, Bóveda, Errasti, Arruabarrena, Iraola, Capa, Raúl Navas, Balenziaga, Mikel Rico, Muniain y Ángel.

Unos 52.000 espectadores en San Mamés.

El Athletic ha recuperado las fuerzas perdidas en la Champions, pero no se recuperan igual las fuerzas que las ideas. No es que ande sobrado de músculo, es que anda falto de pensamiento. Valverde rizó el rizo en la búsqueda de paliar la marcha de Herrera y optó por un delantero dentro en funciones de medio centro. Consiguió lo más habitual en estos casos: que Viguera no jugase ni como delantero ni como medio punta. Muniain ocupó su demarcación después con más salero, pero idéntico resultado, Beñat más tarde. La pasarela sigue y sigue pero los trajes parecen uniformes. Y el Eibar, dando pasitos hacia atrás, al socaire del ímprobo trabajo de Errasti y Dani García y la lucha hercúlea de sus centrales para ahogar el mínimo bombardeo rojiblanco. El dato fue patético para el Athletic: ni un tiro entre los tres palos, en San Mamés, durante todo el partido. Un récord con escasos antecedentes en la catedral.

No hay ligazón en el Athletic, un mundo de versos sueltos, faltos de métrica y de rima. Hay las fuerzas justas, y no hay producción en el área, el año pasado una seña de identidad que permitía primeras, segundas y terceras jugadas. El Eibar, que jugaba con siete de los que eliminaron hace dos años al Athletic de la Copa cuando militaban en Segunda B, ha sumado a su talante, oficio en el campo, ha ampliado su solidaridad y ha añadido triquiñuelas que, curiosamente, son propias del fútbol de élite.

Y entre la impotencia rojiblanca y la confianza ayer celeste, se fue un partido en el que no había problema para ir a mear, gris como una tarde de noviembre, con el Athletic tocando fondo y el Eibar arañando el cielo. De hecho, el equipo de Garitano ya dobla en puntos al de Valverde. ¿Anécdota o síntoma?

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