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BALONCESTO | MUNDIAL FEMENINO DE TURQUÍA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Ni mejores que nadie ni peores que ninguno

Nuestra esencia es la humildad y el trabajo. El espíritu de 'moscas cojoneras'. Incansables. Sin salirnos del paso a paso

ELISA AGUILAR
Elisa Aguilar (a la derecha) levanta junto a Amaya Valdemoro el trofeo del Europeo de Francia, el año pasado.
Elisa Aguilar (a la derecha) levanta junto a Amaya Valdemoro el trofeo del Europeo de Francia, el año pasado.DENIS CHARLET (AFP)

Las abuelas estamos aquí con vosotras porque este será siempre nuestro equipo. Ahora me toca mantener desde la grada el espíritu de aquellas arengas que se hicieron famosas en el pasado Europeo. Esas charlas se convirtieron en una costumbre y llegó un momento en el que todo el mundo las esperaba y yo las quería. En aquel campeonato me las preparé todas a conciencia, una para cada rival, y la última fue en la cena final con el oro colgado al cuello. Ojalá podamos mantener la histórica secuencia de medallas de la selección.

Ahora estamos ante un Mundial atípico por el hecho de disputarse en tan sólo nueve días con un formato de competición comprimido que no se corresponde con un torneo de este prestigio. Estados Unidos está, como siempre, dos o tres escalones por encima del resto, y luego hay un pelotón de equipos con Francia, Australia, Turquía, República Checa y España que serán, en teoría, los que peleen por las medallas. Venimos de ser campeonas de Europa y, desde 2001, hemos ganado cuatro bronces, una plata y el oro del verano pasado y sólo hemos faltado una vez al podio de los Europeos. Esa es la mejor muestra de que se está trabajando bien y de que se ha creado un equipo que está por encima de los nombres. Eso es lo que nos ha hecho grandes.

Históricamente, en los Mundiales siempre nos han faltado centímetros y físico. Siempre nos tocaba competir en clara inferioridad contra rivales que eran rocas, pero en 2010 dimos un paso de gigante para acercarnos a esos equipos que parecían inalcanzables y ganar incluso a alguno de ellos. En aquel Mundial de la República Checa nos encumbró el pundonor, la competitividad y el talento de Amaya, que nos rescató en un final inverosímil ante Francia en cuartos cuando teníamos el partido perdido. Derribar aquella barrera por primera vez y vernos en la lucha por las medallas fue el salto más grande de nuestro baloncesto. Un punto de inflexión en un recorrido memorable.

Se ha creado un equipo que está por encima de los nombres. Eso nos ha hecho grandes

Aunque de partida seamos ahora en Turquía uno de los equipos a batir, tenemos muy bien aprendida la lección de 2011. Muchas de las jugadoras de esta generación vivieron aquella eliminación en la primera fase del Europeo de Polonia que nos dejó fuera de los Juegos de Londres y las que no estaban allí conocen perfectamente la historia. Teníamos uno de los mejores equipos de la historia de la selección y fallamos. Pero supimos gestionar aquel fracaso y encauzarlo hacia el éxito. Con una estructura sólida que nos respalda y con un curro de muchos años.

Todas saben que nuestra esencia es la humildad y el trabajo. El espíritu de moscas cojoneras. Incansables. El espíritu de no perder nunca el respeto al rival ni salirse del camino del paso a paso. Sin creerse mejor que nadie, ni sentirse peor que ninguno. Pensar siempre que mañana puede ser un gran día.

Elisa Aguilar es la cuarta jugadora española con más internacionalidades (222) y fue la capitana del equipo que conquistó el bronce en el Mundial de 2010 y el oro en el pasado Europeo.

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